Emma, la arqueóloga

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El temporal Emma ha dejado al descubierto en la playa de Cortadura restos del acueducto romano de Gades, el más grande de la región y el quinto de todo el Imperio. Esta construcción medía 82 kilómetros, y se considera una de las obras civiles más importantes de la antigua Hispania. Traía agua desde los manantiales del Tempul, en San José del Valle, hasta las Puertas de Tierra. También ha destapado gran parte del camino del arrecife, utilizado entre los siglos XVI y XVIII, que fue destruido por el maremoto que asoló la ciudad en 1755. Según nos cuenta Moisés Camacho, historiador y presidente de la Asociación para la Difusión e Investigación del Patrimonio Cultural de la provincia de Cádiz (Adip), se trata de vestigios que se conocía que existían pero que, hasta ahora, no habían emergido. "No es una calzada romana, sino un camino utilizado entre los siglos XVI y XVIII que fue reconstruido con materiales romanos y sigue el mismo trazo".

Javier Rivera, también historiador de la asociación y experto en arqueología romana, ha acudido para evaluar los hallazgos, ya que actualmente se encuentra investigando tanto el maremoto como el camino del arrecife. "Los descubrimientos evidencian que no es una calzada romana, ya que un atanor del propio acueducto está incrustado en lo que sería el muro del camino. Lo que significa que esa pieza se utilizó para su construcción en 1731. Seguramente también se aprovecharía parte de la calzada romana, pero como los sillares de la calzada han sido extraidos de la playa a lo largo de varios siglos, no se puede realizar un estudio de la piedra, porque son todas iguales", argumenta.

Los restos se divisaron el pasado sábado, "más de lo que suele verse habitualmente". Adip compartió unas fotografías de la zona y el asunto se hizo viral a través de las redes sociales, provocando la visita a Cortadura de muchas personas en la mañana del domingo. "Nos llamaron para avisarnos de que había gente escarbando porque estaban apareciendo restos del acueducto. Así que nos presenciamos allí para evitar que se dañaran las piezas y llamamos a la policía, al Ayuntamiento y a la Junta para que se hicieran cargo", comenta Camacho. "Cuando lo anunciamos no supimos que fuera a tener la repercusión que ha alcanzado, a nivel incluso nacional".

Hasta el lugar se desplazaron tanto el teniente de alcalde, Martín Vila, como el arqueólogo municipal. La zona está siendo vigilada desde ayer y procederán a realizar un estudio de las piezas halladas. El gobierno local tiene intención de trasladar esta semana a Costas un requerimiento preciso sobre zonas donde intervenir tras el temporal, que en la ciudad ha dejado destrozos en murallas y playas, e incluirá también la solicitud de protección de estos restos arqueológicos. El Ayuntamiento va a iniciar un proceso de estudio de estos hallazgos para su posterior catalogación. Desde Adip han explicado que posiblemente "taparán lo es que el camino y se llevarán las piezas del acueducto que estén sueltas al museo para evitar su expolio". En los años 50 ya aparecieron algunos de estos atanares en la playa y actualmente están en la plaza Asdrubal, Torregorda y el Museo. "Lo que no sabemos si estas son las mismas piezas que aparecieron entonces, que fueron tapadas y ahora han vuelto a salir, o si se trata de piezas nuevas", concluye Camacho.

Un poco de historia

El acueducto de Gades destaca por el ingenio puesto en práctica para construirlo y sortear los accidentes geográficos que se interponen entre Tempul y Gades, que en el siglo I era una isla. En cuanto a ingeniería y a la sofisticación de técnicas el acueducto es sorprendente. En los 82 kilómetros de trazado de la obra de canalización hidráulica, están representadas todas las técnicas conocidas en el siglo primero para canalizar agua. El acueducto se construyó de forma que se mantuviera una pendiente desde el punto de origen del agua hasta su terminal que garantizara que el agua llegaría por sí misma con presión suficiente para abastecer a Gades. La conducción de agua se realizó empleando los métodos y recursos técnicos conocidos en aquellas fechas. Una vez captada el agua fue canalizada mediante minas excavadas en la roca. Para ello, en el primer trecho del acueducto se dispusieron pozos que tuvieron la función de apoyar a los trabajos de minado, ayudando a las tareas de limpieza, inspección y aireación de la mina. Una vez superado el tramo más montañoso, el acueducto se convirtió en galería subterránea pero más cercana a la superficie. Un ejemplo serían las de El Mimbral. En algunos tramos la canalización empleó pequeños canales tipo atarjea.

El acueducto empleó dos técnicas distintas para salvar ríos y caños: las arquerías y los sifones. Se conservan restos del gran sifón del Valle de los Arquillos entre Torrecera y Paterna. Y para salvar una bajada abrupta del terreno, se usaron pozos de resalto, que daban fuerza al agua para que, llegada a la Torre de El Marquesado, llegara con presión suficiente hasta su recta final: el puente de Suazo en San Fernando y Puerta Tierra en Cádiz, donde el agua llegaba a siete depósitos (cisternas) desde los que se distribuía a las casas de la Gades romana, una de las más pujantes de la Bética.

Según los resultados del proyecto Aqua Ducta no se sabe con certeza a qué fecha pertenece su construcción, pero el conjunto de técnicas utilizadas no coexisten hasta la primea mitad del siglo I d.C.. Para levantar un acueducto de esa magnitud, hacían falta muchos recursos e influencia política, por ello se ha defendido que detrás de su construcción se hallaba la rica y poderosa familia de los Balbos gaditanos. Tampoco puede descartarse el patrocinio de la obra por parte de algún emperador de la familia Julio-Claudia e incluso del Templo de Hércules Gaditano, en cualquier caso mediante la intercesión de la influyente oligarquía gaditana.