El ruido amarga el primer mosto

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El evento que da comienzo oficial a las Fiestas de la Vendimia se ve deslucido por la sonora protesta del sindicato policial.

La Pisa de la Uva simboliza el nacimiento del mosto y da comienzo a las Fiestas de la Vendimia. Pero la de este año es diferente. Primero porque, a diferencia del año pasado, esta vez sí hay vendimiadoras. En 2015 faltaron y se echaron en falta. Y también hay vendimiadores, lo que supone una novedad, ya que no es habitual que haya hombres realizando esta labor en el acto –que se recuerde, sólo estuvieron en 2008–. Jerez, “ciudad hospitalaria,” según asegura el presentador de la fiesta, renueva así “una tradición milenaria” que guarda “la esencia de sus nobles caldos”.

El acto cuenta con la presencia de la Banda de Música, una vez resuelto el conflicto con este colectivo, aunque sus componentes no son los únicos que ponen banda sonora al momento. En un lateral del reducto de la Catedral, donde se celebra la Pisa de la Uva, unas decenas de miembros del Sindicato Independiente de la Policía (SIP) protestan, portando sus tradicionales bocinas y camisetas amarillas, durante lo que dura el evento. “Alcaldesa dimisión”,  “Mamen dictadora”, se puede escuchar que gritan.

El resto de la Pisa de la Uva sigue el guión habitual. Primero el deán de la catedral, Antonio López, bendice la uva, que se traslada al lagar, luego es convertida en mosto por los pisadores y, de nuevo, López lo bendice. “Va a nacer el jerez, uno de los caldos más sublimes del mundo”, va narrando el presentador, que cuenta que el acto se celebra en este enclave porque en el siglo XVIII fueron los impuestos del vino los que ayudaron a construir el templo.

La Pisa la presencian los miembros del gobierno local que, en primera fila, no pierden detalle de lo que acontece a pocos metros, en el lagar que se instala para la ocasión. También la oposición acude –excepto los concejales de IU que, según publican en redes sociales, estaban trabajando para “dar forma a un informe jurídico que aporte la luz necesaria” para que se pueda readmitir a todos los afectados por el ERE–. “Esta Pisa de la Uva rinde homenaje a nuestros abuelos, a nuestros padres, y también a los que hoy, en un momento de crisis y con tantas dificultades, seguís peleando y trabajando por nuestros vinos y por nuestras bodegas”, señala la alcaldesa en presencia de miembros del Consejo Regulador, y asegura en referencia a este ciclo festivo: “No vamos a escatimar esfuerzos para seguir mejorándolo y promocionándolo”.

En cada silencio se escuchan las bocinas de la protesta del sindicato policial, aunque el más prolongado lo realizan al final del acto, cuando suena el himno de España –el de Andalucía sí fue abucheado–. “Mira, ahora no pitan”, comenta una señora. “Hombre, ya podían haber tocado el himno todo el tiempo…”, dice con sorna un hombre que está a su lado. La Pisa de la Uva es el primero de los actos de las Fiestas de la Vendimia al que acuden, aunque tienen autorización de Subdelegación del Gobierno para protestar en la mayoría de los programados.

La enésima protesta tiene lugar el mismo día que el gobierno local anuncia que aprobará unilateralmente los nuevos cuadros horarios de la plantilla municipal, tras convocar más de una veintena de veces la mesa general de negociación, algo que hará “sin despedir a nadie” y “protegiendo la labor de los empleados públicos”, señala la alcaldesa. El acto apenas dura 20 minutos, durante los que no hay tregua. Y a este paso no tiene pinta de que la vaya a haber próximamente.

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