La familia Mora-Figueroa Domecq dedica tres años a recuperar el patrimonio de la casa, que ofrece la posibilidad de acoger celebraciones y grabaciones. El diario Expansión le dedica un reportaje y habla con la historiadora del Arte Marta Rodríguez Vera.
Tan presente y, a la vez, tan desconocido, el palacio Domecq, entre la Alameda Cristina y la plaza Aladro es para los jerezanos una de las señas de identidad de su ciudad. Sin embargo, pocos son los que han cruzado sus puertas y han descubierto las maravillas que en ellas se encuentran.
Pocos sabrán también la gran labor de recuperar su patrimonio que la familia Mora-Figueroa Domecq ha encomendado a, entre otros, la historiadora del Arte Marta Rodríguez Vera, que durante tres años le ha devuelto a la casa su "esencia desde todos los puntos de vista". Así lo señala Rodríguez en el suplemento Fuera de Serie del diario Expansión, que dedica un extenso reportaje al palacio y a cómo ha recuperado su esplendor, que había perdido parcialmente, al encontrar mobiliario y obras de arte en estado de abandono. El objetivo de la familia Mora Figueroa-Domecq no es otro que "disfrutar de la experiencia del palacio con todo aquel que quiera visitarnos", "convertirnos de nuevo en un lugar de acogida en la ciudad", señalan en el reportaje.El trabajo de Marta Rodríguez ha sido concienzudo. Se ha tenido que tratar el 90 por ciento del mobiliario, atacado en mayor o menor medida por xilófagos o envejecido por el paso del tiempo, así como pinturas, columnas y demás objetos de valor. "Me he dedicado a recuperar la esencia de la casa desde todos los puntos de vista". "Nos hemos centrado en el arte junto a una restauradora, en la historia con la ayuda de un archivero, y en el vino gracias a nuestro enólogo, que ha traído de vuelta para nosotros una joya como es el Brandy E, parte fundamental del legado de la familia Domecq y de la casa", expresa Rodríguez en el reportaje de Fuera de Serie.
Ahora, tras su restauración, el palacio se abre al público para que pueda acoger celebraciones, "eventos muy pequeños para cosas muy importantes", matiza Rodríguez Vera. Además, la familia Mora-Figueroa Domecq señala que ayudará en la restauración del vecino convento de Santo Domingo.
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