El nuevo mercado de 'El Chicle' ya es viejo solo dos años después de inaugurarse

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Graves desperfectos y enormes filtraciones de agua agotan la paciencia de los apenas seis detallistas que resisten en 'la Plaza' de Federico Mayo, que costó casi 700.000 euros con cargo al Plan Urban del Distrito Sur.

El mercado de abastos del Distrito Sur hace aguas dos años después de iniciar su actividad. A su ya de por sí deprimente estado, con menos de la mitad de los puestos previstos abiertos al público, suma importantes desperfectos y filtraciones y goteras que han dado abruptamente la cara nada más inaugurarse el periodo de lluvias. Una de las detallistas que sobrevive como puede es Mercedes, carnicera en la Plaza de El Chicle, que se queja de aquí "no viene nadie y esto está que se cae". Después de años esperando la demolición del viejo mercado y el estreno de las nuevas instalaciones, que se paralizaron durante años y se concluyeron con un presupuesto de casi 700.000 euros con cargo al Plan Urban, los comerciantes ven ahora como los problemas se siguen sucediendo en el renovado equipamiento. "Esto es una ruina, solo quedamos seis de los 13 puestos que hay, todo cerrado, y encima ahora con esto que son las cataratas del Niágara cuando llueve", lamenta otro comerciante. 

Una vendedora de cupones y un señor mayor con un botellín de Cruzcampo dan la bienvenida en uno de los accesos del mercado, cuya rotulación exterior ya se ha dejado algunas letras por el camino en apenas dos años desde la inauguración. La asociación de comerciantes del Distrito Sur Adecosur, por boca de su presidente, Javier Lobo, ha censurado la "pasividad" del Consistorio jerezano ante las denuncias por la "grave situación" que sufren estas instalaciones municipales y la "lentitud" en los trámites administrativos para que se pueda utilizar el importe de garantía para el arreglo de dichos desperfectos. Los comerciantes exigen que la constructora que retomó el proyecto tras años de abandono se haga cargo de estas deficiencias que "cualquier pueden costar males mayores". 

El mozo municipal Fernando Díaz sale de su oficinita en La Plaza de la barriada de Federico Mayo y muestra los estragos provocados por las lluvias en un edificio de nueva planta con apenas dos años desde su puesta en marcha. Pero también señala óxido en las entradas de los puestos, malas canalizaciones en los mismos, paredes desconchadas y otra serie de problemas insólitos tan poco tiempo después de recepcionarse el edificio. "Estamos haciendo boquetes para que chorree el agua y no siga para allá", señala Díaz hacia una parte de la estructura completamente reventada. "El problema es eléctrico pero también se puede caer cualquier techo sobre un cliente o sobre uno de nosotros; hoy no está lloviendo pero ayer por la mañana —por el lunes pasado— era horroroso", insiste Mercedes. Apenas unos clientes observan la escena a la una de la tarde de un martes laborable, cuando vuelve el pescado al mercado y mientras éste "está cada vez peor". "No aparece nadie por aquí; quedamos seis puestos, otros han cerrado porque no viene nadie".

"Por esta y otras situaciones los comerciantes del mercado se encuentran en una situación desangelada ya que ven que también van a perder la campaña de navidad, unas de las que tenían mayores esperanzas para levantar sus ventas", exponen el presidente de Adecosur, que añade: "Desde nuestra asociación instamos al Ayuntamiento al arreglo con carácter urgente de dichos desperfectos, ya que tiene la obligación de velar por la seguridad en sus instalaciones y apostar por el tejido económico de Jerez". En julio del año pasado, la actual alcaldesa Mamen Sánchez lamentaba públicamente "los pocos puestos que actualmente hay abiertos y el escaso movimiento que hay en este mercado, pero estamos aquí para dar un impulso definitivo a este espacio". Hasta hoy.