El dueño de uno de los mejores chiringuitos del mundo reabre el 'nuevo' Gallo Azul en diciembre

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La actividad es frenética estos días en el emblemático Gallo Azul con vistas a reabrir sus puertas "en unos 20 días". Así lo confirman a pie de obra los operarios que se afanan por tener a punto el edificio para volver a convertirlo en un referente del negocio hostelero del centro de Jerez. "Estamos devolviendo esto a lo que era", exponen sin parar una faena que se centra en recuperar el estado original que tuvo el interior del edificio, tanto en sus muros como en sus barras. El proyecto parte del empresario malagueño Gonzalo Assiego, que desde 2015 cuenta también con una yeguada en el municipio y que está afincado en Bali, donde regenta uno de los considerados como mejores chiringuitos de playa del mundo.

El Gallo Azul, con seis plantas, sótano incluido y 386 metros cuadrados, es el nuevo reto que tiene ahora por delante tras cerrar hace ya un año el acuerdo para el traspaso del negocio con el empresario hostelero Carmelo López, quien regentaba la propiedad del inmueble de Aníbal González junto a otros socios. Assiego posee diversos negocios en Indonesia pero es particularmente conocido el bar de playa La Plancha, elegido por el portal de viajes de la CNN como uno de los mejores del mundo. La idea del 'nuevo' Gallo Azul es ampliar su oferta a todo el edificio, incluyendo su última planta, la cual quiere destinarse a zona de copas.

En el caso del Gallo Azul, Assiego se hace con una de las piezas más codiciadas del centro, si bien han sido diferentes sus gestores en los últimos sin que el negocio haya terminado de reverdecer. Juan Carlos Carrasco ha sido uno de los que trató de relanzar un emblemático inmueble encargado por la familia Domecq al arquitecto sevillano Aníbal González con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. Desde entonces, la vinculación de esta enseña bodeguera con el edificio ha sido tal que incluso sus diferentes propietarios han debido de servir en exclusiva los vinos de esta marca: La Ina, en manos de Lustau, y los brandies de Fundador, adquirida el año pasado por el empresario filipino Andrew Tan.