El antiguo edificio, que albergó las oficinas de la bodega y posteriormente Relaciones Laborales y Turismo, sigue siendo objeto del vandalismo. Ni Ayuntamiento, titular de las instalaciones, ni la Junta, que firmó un acuerdo con el Consistorio en 2007 para remodelarlo y crear allí un centro de salud, ponen soluciones para evitar su expolio y destrucción.
Lo que pudo ser y no fue, o la historia de otro desencuentro entre administraciones que al final acaba pagando el de siempre: el ciudadano.
Lo del antiguo edificio de Relaciones Laborales y Turismo, que aún antes acogieron las oficinas de las bodegas Díez Mérito, ya clama al cielo. De hecho, la propia estatua que lo corona, con los brazos levantados, parece hacer ese mismo gesto, harto de ver desde su atalaya cómo los vándalos siguen campando a sus anchas y destrozando todo lo que pueden sin ninguna otra razón que su falta de educación y civismo.
Echando la vista atrás, hay que recordar que en 2007, el Ayuntamiento, titular de estas instalaciones de 3.000 metros cuadrados, y la Consejería de Salud, firmaron un acuerdo de cesión por el cual este inmueble pasaría a manos de la Junta para que lo convirtiera en un nuevo y más moderno centro de salud que sustituyera al actual de la cercana calle Porvenir. Dicha remodelación vendría además aparejada, según el convenio firmado, con la instalación de las oficinas centrales del distrito sanitario Jerez-Costa Noroeste, la unidad de Salud Mental y un punto de Urgencias.
El importe total de la obra, según se publicaba en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), ascendía a poco más de 454.000 euros. Ocho años después, ese proyecto sigue durmiendo el sueño de los justos mientras unos y otros se echan las culpas por la situación actual.
Mientras tanto, el paso del tiempo y los actos vandálicos han convertido el edificio en una especie de casa del terror. Las malas hierbas cubren desde hace años buena parte del patio de acceso y ya han adquirido una altura considerable. Por su parte, las puertas y ventanas que no fueron tapiadas ya han sido pasto de las pedradas y del fuego, y desde la calle Méndez Núñez es visible el penoso estado de las dependencias, con techos reventados, pintadas en las paredes, cristales rotos y basura por doquier.
Pero, ¿qué es lo que hacen los gamberros? "Ya no sé, porque ya lo han destrozado todo, pero un día los vimos hasta pegándose tiritos (paintball) ahí dentro", explica el empleado de Madre Coraje.
En las redes sociales el problema está de plena actualidad, ya que numerosos vecinos del entorno de la plaza de la Estación siguen denunciando el vandalismo y el expolio del edificio. Sin ir más lejos, en la tarde de este pasado domingo accedieron una decena de jóvenes, todos menores de edad, para seguir rompiendo lo poco que queda en pie en el edificio. Así y todo, lo peor no es el daño que siguen haciendo contra el patrimonio, porque ya está hecho, sino el riesgo que corren al acceder al edificio, ya que parece que lo hacen escalando a través de otro antiguo casco bodeguero anexo.
Si bien la Policía Local acudió al lugar, lamentablemente, y por lo que dicen los vecinos, eso no amedrenta a los vándalos, que seguirán haciendo de las suyas a menos que de una vez por todas Ayuntamiento y Junta tengan voluntad de solucionar el problema.