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Tras 30 años trabajando para la FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura), José Esquinas ha destinado sus esfuerzos a asuntos relacionados con la lucha contra el hambre.

“No tenemos ningún inconveniente en gastarnos un dineral en comprarnos unos calzoncillos de marca que se van a llenar de caca y no en lo que comemos que pasa a ser parte de nuestra carne”, espeta José Esquinas (Ciudad Real, 1945). Cuando este Doctor Ingeniero Agrónomo era pequeño se destinaba el 60% del dinero que entraba en los hogares a la alimentación, ahora solo un 17%. Esquinas sabe bien de lo que habla, no en vano ha trabajado durante 30 años para la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), donde se ha ocupado de asuntos relacionados con los recursos genéticos, biodiversidad agrícola, cooperación internacional y ética para la agricultura y la alimentación. Ofrece una charla en el Ateneo de Jerez en la que ofrecerá su perspectiva sobre el hambre en el mundo. Antes concede una entrevista a lavozdelsur.es.

Según afirma el hambre es la primera amenaza para la paz. Esquinas pone el énfasis en que la desnutrición y el hambre no solo afecta a los llamados países del tercer mundo sino también a países como España. El ciudadrealeño considera que el planeta es como una casa y si hay una gotera en la cocina, sus habitantes pueden irse al dormitorio o al comedor, pero si no se arregla el agua termina llegando a esas otras habitaciones. “Debemos preocuparnos porque no vivimos solos. Por supuesto que en España ha crecido más que en otros países la desigualdad y la desnutrición, pero el mayor peligro es que no podemos hablar de países de forma aislada y que aumentan las tensiones entre las fronteras”, asegura.

En su opinión, el hambre es sumamente peligrosa, el caldo de cultivo en el que crece la inmigración ilegal o los refugiados, la violencia internacional. “Nadie deja su país en una patera si no es porque en allí tiene más posibilidades de morir. Las pandemias mundiales nacen y se ceban en los lugares donde las personas son más vulnerables”, defiende. Denuncia la falta de voluntad política necesaria para acabar con el hambre: “El problema no es la producción de los alimentos, es el acceso a ellos”. “Hay una falta de prioridades políticas, porque el hambre no es contagiosa”, aunque ante el planteamiento de que la muerte de las personas por falta de alimentos sea una forma de acabar con la sobrepoblación mundial, se muestra excéptico, prefiere pensar que no sea así.

Recuerda que en 2008 los alimentos básicos duplicaron su precio. Como consecuencia de este incremento cayeron muchos gobiernos en muchos estados y territorios. "La propia primavera árabe surge por eso, ante la falta de seguridad alimentaria, es decir, la capacidad de alimentarse que tenemos”. No obstante, hace suyas las palabras de John F. Kennedy: “Tenemos la capacidad de acabar con el hambre de nuestra generación solo hace falta la voluntad política de hacerlo”. A sus 71 años puede refrendar esta idea con una batería de datos: Con un 2% del dinero que Occidente -los países de la OCD- ha gastado en salvar a la banca sería suficiente para acabar con el hambre en la faz de la tierra; una persona muere cada dos segundos en el mundo al carecer de alimentos; y un largo etcétera.

Para este experto el problema no es la producción de los alimentos, sino el acceso a ellos. "El valor del consumidor es muy grande. Consumir es un acto político, según lo que consumas estás incentivando un tipo u otro de producción. Debemos transformar el carro de la compra de forma pacífica en un carro de combate". Como consumidor, dice, debe exigirse una serie de características. Los productos que consumimos han recorrido una media de 3.000 kilómetros con los conservantes que eso conlleva". Apuesta por el consumo de los productos locales, "más sanos y más frescos, excepto cuando se trate de alimentos de fuera estacional o de comercio justo".

"Este acuerdo el TTIP lo están negociando los grandes poderes fácticos, a espaldas incluso de algunos políticos que no tienen acceso a la información de lo que se está acordando"

Uno de los asuntos más polémicos y cruciales en la actualidad vinculados con el comercio, el Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP), no es visto con buenos ojos por José Esquinas: "Desgraciadamente este acuerdo lo están negociando los grandes poderes fácticos, a espaldas incluso de algunos políticos que no tienen acceso a la información de lo que se está acordando. Con él lo que quieren es ir más deprisa ¿pero hacia dónde?".

Entonces, ¿quién gobierna el mundo? "Ahí está la tragedia: los mercados y las tecnologías dirigen los destinos del mundo. Son instrumentos, pueden ser útiles pero no tienen alma. Podemos convertir la tierra en un paraíso, pero para ello hay que reivindicar los valores de la ética. La dirección la tenemos que marcar los seres humanos", concluye.

Sobre el autor:

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María Luisa Parra

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