Daniel Dávila Casares ha sido reelegido como hermano mayor de la Hermandad de Amor y Sacrificio tras recibir el respaldo de los hermanos en las recientes elecciones. El cofrade encara su segundo mandato convencido de que “cuatro años no son suficientes para llevar a cabo todo lo que uno quiere hacer en su hermandad”, manifestó a lavozdelsur.es.
El propio Dávila reconoce que su continuidad está motivada tanto por el apoyo que ha recibido como por la ilusión de seguir construyendo: “Me han animado mucho y estoy contento con lo hecho. Retirarme me habría dejado con la espinita de no terminar algunos proyectos que tengo pendientes”.
Dávila dice que encara este nuevo periodo con "energía renovada” y seguir “trabajando, sumar esfuerzos” y hacer de la Hermandad una parte esencial de la vida de sus integrantes: “La hermandad no es solo para Cuaresma o la salida. Tiene que ser mucho más”.
Tres ejes: hermanos, juventud y caridad
El principal objetivo de su nuevo mandato es atraer más a los hermanos. Para ello, plantea iniciativas que van desde un uso más activo de redes sociales hasta el desarrollo de aplicaciones móviles para mejorar la comunicación: “Vivimos en 2025, y hoy hay tantas cosas que la hermandad se deja en segundo plano. Hay que demostrar que tiene vida todo el año”.
El segundo eje fundamental es la juventud. La Hermandad cuenta ya con un grupo joven “bastante completo”, pero Dávila quiere seguir potenciándolo: “Tenemos nuevas incorporaciones en la junta como el consiliario de juventud con ganas de trabajar”.
La tercera columna de su proyecto es la caridad, el “punto fundamental” de la corporación. El hermano mayor quiere implicar a los jóvenes en esta labor: “Que vengan a echar una mano en las asociaciones con las que colaboramos. Que la caridad sea parte de su vida”.
Sin perder la esencia de la hermandad
Aunque el patrimonio no es el eje prioritario de su gestión, Dávila no lo deja de lado. Reconoce que hay elementos que necesitan atención: “Tenemos cosas por restaurar, como banderas especiales o estandartes antiguos que nos llegaron de la época en que los jesuitas estaban en Jerez”.
Eso sí, aclara que no habrá cambios estéticos en la hermandad, cuya imagen “se mantendrá fiel a su idiosincrasia”. “Nuestra prioridad sigue siendo la caridad, pero hay que atender también al patrimonio y no dejarlo atrás”, señala.
Una parroquia con vida
El hermano mayor también reflexionó sobre el presente de la parroquia Madre de Dios, sede de la Hermandad, tras la marcha de los jesuitas: “El cambio fue importante, porque eran sacerdotes muy especiales y muy conocidos en Jerez. Pero hoy por hoy, la parroquia tiene mucha vida”.
Dávila destaca el trabajo de los grupos de oración, catequesis y las hermandades del barrio, además del Padre Kevin, actual párroco y director espiritual: “Es un sacerdote que sabe atraer a todos los grupos”.
