Cuando los protocolos son como un temario por estudiar en la vuelta a clase: "¡Chicos, por la otra puerta!"

Los protocolos obligan a modificar el día a día que conocieron por última vez los alumnos allá por marzo, con las miras puestas muchos de ellos a una Selectividad donde se jugarán el acceso a la Universidad

Un grupo de estudiantes, en círculos en el Coloma antes de entrar a clase. FOTO: MANU GARCÍA
Un grupo de estudiantes, en círculos en el Coloma antes de entrar a clase. FOTO: MANU GARCÍA

Rondaban las 9:30. Cada grupo estaba asignado a una hora concreta para la primera toma de contacto. Estos inicios de clase de septiembre son siempre los de los reencuentros. Los que lo toman con ganas y los que preferirían volver a sus vidas estivales. Pero a las puertas del Instituto Coloma, uno de los que tiene más historia de Jerez, se vieron sensaciones muy contenidas.

Hubo quien apareció por los alrededores ya rodeado de compañeros y amistades, como escoltados ante las nuevas vicisitudes. Algunos con mochila ya el primer día. Otros, con lo básico para el primer encuentro. Los protocolos derivados de la crisis sanitaria había prácticamente que estudiarlos como un punto más del temario. A qué hora se entra, según la clase. "Por esta puerta no es", le decía una responsable del centro a algunos estudiantes que intentaban entrar por la puerta de los vehículos que da a la avenida Álvaro Domecq.

Si algo deja claro la vuelta a los institutos es que muchos estudiantes muestras mucha más responsabilidad que muchos de los adultos a los que se les presupone. Mascarillas siempre bien puestas, sin manos a la cara. Las obligaciones del covid, la de encaminarse por un pasillo u otro, seguir protocolos y priorizar que las cosas salgan bien son todo un ejercicio mental de respeto al gran problema del mundo actual, un virus que, por ejemplo, marcará las próximas pruebas de Selectividad a las que se enfrentarán muchos de los estudiantes de Segundo de Bachillerato que han empezado las clases.

En el IES Álvar Núñez, por ejemplo, los primeros ciclos de Secundaria se vieron marcados por tener que volver a las colas a la entrada, a que el docente pase lista. Es una especie de vuelta a la Primaria pero ahora es más importante que nunca. Son los primeros retos de una vida adulta cuya enseñanza vendrá marcada al menos a corto plazo por el maldito covid. Pasarse papeles en clase, por ejemplo, más prohibido que nunca. Estos estudiantes no llegaron a pisar las aulas en mayo o junio, aunque se especuló con una vuelta.

Las listas en el Álvar las tomaban desde la calle. Algunos padres y madres intentaron acudir con sus hijos y entra, pero no era posible. Habrá turnos de semanas en las que el sistema sea presencial y otras de educación a distancia. Las entradas, de 15 en 15, en fila. Al milímetro.

Las prioridades del nuevo curso pasan por no perder más que ganar. Es decir, que no cojeen con partes del temario que serán fundamentales en el futuro. Imagínese que les mandaran a casa cuando van a estudiar raíces cuadradas, o cuando toca el siglo XVII en España, para volver ya a mediados del XIX. ¿Qué hacemos con el Duque de Olivares si se da por estudiado a distancia por videoclases? ¿Y si no es posible para el estudiante contar con esos recursos? ¿Y si se suspenden clases por un positivo el día antes de un examen?

Cada hora que pasen en este instituto es una victoria, teniendo en cuenta cómo van cayendo aulas en toda España a medida que pasan las primeras semanas. Una victoria de la educación. Los del Coloma que paseaban a las 9:30 se la juegan. Competirán en la Selectividad contra otras circunstancias para obtener la nota deseada de acceso a la Universidad, por ejemplo. Con suerte, serán ellos los que partan con la pequeña ventaja frente a otros de haber dado un curso completo. Es la gran incógnita del curso. Si caerá alguien enfermo. Si mañana habrá clase. Por eso, en el patio tocaba hacer un semicírculo aun rondando la mayoría de edad, y que pasaran lista. Alguno acudió a la hora que no tocaba, una hora antes de la asignada. Toca salir a la calle y esperar para que no haya contacto entre estudiantes de diferentes ciclos. A las puertas de clase, el gel. Que nadie se quite la mascarilla, no vaya a ser.

El inicio de curso en el Álvar Núñez. FOTO: CANDELA NÚÑEZ

Pero que eso no rompa la alegría. Al menos, la primera batalla, está ganada, la de la vuelta a las aulas. Ya no basta con aprender temarios. Hay que aprender a ir a clases de nuevo. Aunque se parezca a la Primaria, qué le vamos a hacer. Hay que guardar cola, que pasen lista, no equivocarse con las puertas de entrada. Al fin y al cabo, aprender a ir a clase es aprender a aprender. Muchos ya llevaban la lección aprendida, dando ejemplo. Y que dure.

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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