Largas colas han sorprendido en la mañana de este viernes a los viandantes y conductores que circulaban por calle Medina. Desde casi el edificio de Correos o apostados protegiéndose del sol que ya empezaba a apretar desde bien temprano.
El Teatro Villamarta ha puesto a la venta las entradas de toda su temporada 2025/26 —a excepción de los espectáculos de Zambombas navideñas, que se pondrán a la venta en septiembre— y las peticiones de boletos más repetidas han tenido un nombre propio: Juan Dávila.

'El Palacio del Pecado' arrasa en taquilla
En apenas unas horas se habían despachado cientos de entradas para El Palacio del Pecado 2.0, un show que traerá al escenario de Jerez, que ha programado cuatro funciones en enero del año que viene en previsión de la avalancha de público que sigue al monologuista por todas partes.
En total, las cuatro funciones arrojan un aforo en conjunto de unas 4.800 personas —1.200 aproximadamente por función— y la previsión es que, más pronto que tarde, Dávila agote el papel de los cuatro pases: viernes 9, sábado 10 (18 y 20 horas), y domingo 11 de enero de 2026. La web de compra de entradas Ticketmaster —colaboradora del Villamarta para la venta online— estaba caída este mediodía.
El 'mesías' de la improvisación
"El espectáculo más gamberro y atrevido del año con el ángel caído Juan Dávila. Es el mesías de la improvisación. Sabe cómo empieza, pero el final siempre lo decide el público. Es la nueva resistencia de la comedia donde las risas y la diversión están garantizadas. Hará un repaso de los pecados capitales y nos quitará las vergüenzas", promete la sinópsis de una producción con la que el monologuista recorre toda España.
Un espectáculo en el que la gente va a liberarse, donde "la mierda sale", como menciona Dávila en su show. "Lo más real es la energía que se crea con el público, una energía contagiosa y liberadora, donde todo el público está incluido sea como sea y venga de donde venga. ¡Vamos, a pecar!", proponen.
Juan Dávila es un caso paradigmático de humorista que pasó de ser un actor que actuaba frente a nadie a consolidarse como una estrella del humor improvisado, avalado por el poder de las redes sociales, la venta masiva de entradas y un documental que recoge su ascenso, La senda del pecado.



