Las organizaciones agrarias COAG Andalucía, Asaja Andalucía, UPA Andalucía y el Grupo Remolachero de Sevilla han expresado su más firme rechazo a la decisión de AB Azucarera de cerrar su planta de Jerez, la única azucarera operativa en Andalucía, advirtiendo de que esta medida supondría la desaparición definitiva del cultivo de la remolacha en la comunidad autónoma.
Las entidades agrarias califican la medida como una “decisión empresarial injustificada” y subrayan que “no es tarde para revertirla”, recordando que la Junta de Andalucía mantiene su compromiso de apoyo a la continuidad de la actividad, tanto técnico como económico.
Las organizaciones denuncian que la empresa ha actuado sin transparencia, “de espaldas al sector” y dando falsas esperanzas a los productores, lo que ha generado una incertidumbre que ahora se traduce en abandono.
El cierre de la planta sería un duro golpe para cientos de agricultores que han mantenido vivo este cultivo durante décadas, adaptándose a las exigencias de la industria azucarera y contribuyendo al equilibrio productivo y social del medio rural andaluz.
“Esta decisión no puede justificarse únicamente por razones económicas, ignorando las consecuencias sociales y territoriales que conlleva”, subrayan las organizaciones firmantes de un manifiesto en el que piden a AB Azucarera que reconsidera su decisión.
A su juicio, el argumento de que "ya no hay tiempo" para mantener la actividad "carece de fundamento" y forma parte de una estrategia empresarial destinada a justificar una decisión tomada de antemano.
COAG, ASAJA, UPA y el Grupo Remolachero piden a la compañía que rectifique, se siente a negociar y acepte la mano tendida de la Junta de Andalucía para buscar una solución que garantice el futuro del sector remolachero.
Un cultivo social y estratégico
La remolacha es un cultivo social y estratégico en zonas como la campiña de Jerez o la Vega del Bajo Guadalquivir, donde constituye una alternativa esencial dentro de la rotación de cultivos y una fuente de ingresos para numerosas familias rurales.
Su desaparición, advierten las organizaciones, supondría una pérdida productiva y laboral significativa, afectando al tejido rural y a la estabilidad económica de los municipios agrícolas.
Las entidades insisten en que el mantenimiento de la planta de Jerez no solo es una cuestión industrial, sino también una apuesta por la sostenibilidad, la cohesión territorial y el empleo agrario en Andalucía.
