La Feria de Jerez tiene rincones que uno no sabe, por más años que pasen. Que los conoces porque quizás has pasado por delante más de una vez. Pero es imposible pisarlos todos. No hay días ni años para tantas historias, tantas identidades, tantas casetas, tantos platos en tantas cartas diferentes.
Pero que la Feria de Jerez está de moda es un hecho. Y no solo por beber, también por comer. Por eso, se ha dedicado este martes a un nuevo Día de la Gastronomía, que se enmarca en la candidatura de Jerez para ser Capital Española de la Gastronomía en 2026, que es además un apoyo más para la candidatura de Capital Europea de la Cultura de Jerez 2031.
Hay montones de casetas donde llevarse una sorpresa. Comerse se come bien en general. Pero además hay apuestas que van más allá, donde se come tan bien o mejor que en muchos restaurantes. Estas casetas no dejan de ser temporalmente establecimientos hosteleros. Y depende de la creatividad, el tipo de clientela que se busca, y otros factores, hacia dónde encaminarse.
Javier Parra está detrás de El Espartero, en plaza Plateros. Y también detrás de la caseta La Paquera. Su cocina, cuenta, es gourmet. Por el Día de la Gastronomía, muestra como bique insignia de la caseta una ensalada de atún con cebollas. Sencillo, pero delicatessen. Nada más hay que ver que es atún rojo de almadraba crudito. "Nosotros no hacemos montaditos, tortillas ni pinchitos", explica Parra.
Gamba, langostino, jamón, eso sí. Y siempre una olla hirviendo. Carrillada, carne de toro, menudo... Cosas jerezanas, "como las papas con chocos". Todo eso sale de aquí. De una cocina de alguien que lleva desde que tenía 14 años guisando, que lleva 35 años trabajando en la Feria, "cuando los coches cruzaban por ahí", dice señalando la continuación en el Hontoria de lo que sería calle Córdoba. "La primera caseta en la que estuve era la de Bobadilla, que era de ladrillos". Ahora, en La Paquera, reúne a lo más granado. Muestra el libro de reservas, con nombres de esos que aparecen en el telediario o las páginas del corazón. "Tengo reservas hechas desde junio. Si me llaman ahora, ¿dónde los meto? Como no ponga mesas en el cuarto de baño", bromea.
José Carlos Rodríguez está detrás del Papanata. Jerezano que con su equipo hace "32 ferias, empezamos en Rota, seguimos en Sevilla, Jerez, El Puerto, Sanlúcar, vamos a El Rocío, hacemos muchas pedanías, vamos a Espartinas, Lepe, y acabamos en Arcos y Fuengirola".
"Todos los días tenemos esto lleno, tenemos una trayectoria ya". Salen muchos mariscos, muchas carnes como lomo bajo... Con menús que llegan a los 60 euros, cuenta que un secreto para tener este éxito de clientela está también en ofrecer la variedad de adaptarse a los bolsillos. No faltan sus buenos serranitos, tortillas... los básicos. Pero la mariscada que uno contempla al otro lado del cristal de la barra evidencia que hay también que viene para un homenaje.
Tan bien van que, explica, llevan "12 años pidiendo que nos pongan dos módulos más, pero no se por qué no nos lo dan". Porque "con todo el dolor profesional", a veces no pueden dar cabida a toda la reserva. Siempre se puede buscar el hueco, no hay que tener miedo en preguntar, obviamente, pero todo sería más fácil si se doblara el espacio, para un casetero profesional que apenas descansa mes y medio al año de este trajín enorme de ferias y eventos y que también tiene un chiringuito, el Quinto Centenario, en Sanlúcar.
Alfredo Carrasco, presidente de la asociación Hostelería de Jerez, señala que con la iniciativa de este Día de la Gastronomía "se pretende huir de que en la Feria lo que se come es solo algo de pescado, pimiento, tortilla y poco más". Y va calando esa idea porque la oferta de las casetas se amplía. Tanto en carta como en número de comensales, las consabidas reservas que se han popularizado.
"En la Feria tenemos 180 casetas, eso significa que podemos absorber unas 20.000 personas. Pero hay días que hay muchas más y todas quieren comer a la misma hora, el mismo día, aunque no pasa nada. Porque lo bueno es que la Feria es un evento que atrae a clientes a todo Jerez".
Es decir, que la presencia de visitantes genera incluso en bares "desde la Zona Sur hasta Guadalcacín, que se llenan de reservas, la gente come y luego viene a la Feria. Es muy interesante eso".
La alcaldesa, María José García-Pelayo, defendía también esta nueva jornada dedicada a la gastronomía. "Para nosotros es una industria fundamental, la hostelería es nuestra, son nuestra gente y tenemos que trabajar por nosotros y que este esfuerzo merezca la pena. Este proyecto parte de la propia hostelería y enseguida lo asumimos como propio".
La regidora defendía también la candidatura a la capitalidad gastronómica. "Es un proyecto muy interesante y una forma de agradecer a nuestra hostelería, a nuestros cocineros, a nuestros chefs, a los camareros, a todos los que trabajan en la hostelería y han conseguido colocar a Jerez en el mapa gastronómico de España y de Europa, todo suma y nos va a permitir iniciar proyectos nuevos, que Jerez siga mejorando y la industria turística consigue que Jerez siga mejorando la vida de la gente".
