Queridos compañeros y empresarios de Jerez de la Frontera:
Hoy os escribe un camarero de Sanlúcar de Barrameda, nosotros fuimos la primera ciudad que tuvo el honor de ser Capital Española de la Gastronomía en 2022, sin ser capital de provincia. Y hoy, al enterarme de que Jerez ha sido nombrada Capital Gastronómica 2026, me ha temblado el alma. Sé perfectamente lo que os espera… y por eso quiero hablaros desde el corazón, desde la memoria, desde la experiencia y desde el cariño que uno siente por los compañeros de profesión de la tierra vecina, Jerez de la Frontera.
Lo primero, quiero felicitaros, ya que lo disfrutaréis mucho y lo viviréis con una ilusión inmensa como nosotros hicimos. La ciudad se llenará de vida, de turistas, de cámaras, de periodistas, de curiosos, de inversores y de soñadores. Vendrá gente de todas partes de España y del mundo, atraída por vuestro galardón, vuestro vino, vuestros guisos, vuestra historia y por esa forma tan vuestra de recibir al que llega. Seréis portada, abriréis informativos, os pedirán entrevistas, fotos, reportajes. El ayuntamiento hará bien su trabajo y se volcará en cada evento, para hacerlo cada vez más atractivo para quienes vienen a Jerez. Cada día será una fiesta y cada esquina un escenario. Sentiréis que el corazón de Jerez late más fuerte que nunca y estaréis orgullosos de vuestra tierra, de vuestro trabajo y de quienes sois.
Pero también, compañeros míos, vendrá la otra cara. La que, cuando pase 2026, solo veremos los que servimos las mesas, los que limpiamos los vasos, los que abrimos los bares antes de que salga el sol, los que cerramos cuando ya canta el gallo y los que volverán al paro. Viviréis jornadas eternas, sin descansos ni bajas. Habrá días en los que el cansancio os cale hasta los huesos y aún así, habrá que seguir sonriendo. Serviréis el doble y el triple. No habrá tregua, ni pausa, ni aire. Y sin embargo, vuestro sueldo seguirá siendo el mismo. La euforia colectiva no pagará las horas ni los esfuerzos, pero sí maquillará todo para que no os deis cuenta. Lo sé porque en Sanlúcar lo vivimos con agotamiento, y aún hoy, nosotros lo recordamos con orgullo. Otros, lo recuerdan desde el paro, ya que todos los refuerzos que se contrataron para semejante efeméride, fueron despedidos por los empresarios en cuanto la ciudad entregó su corona a la siguiente galardonada.
A ti, empresario jerezano, te hablo ahora con respeto, pero también con verdad. Escucha a tus trabajadores. Cuídalos y déjalos descansar. Y cuando tus beneficios se disparen y tu agenda se llene de reservas, recompensa a tus trabajadores como es debido. Porque sin ellos, sin los camareros, sin los cocineros, sin los profesionales, sin los que friegan, sin los que sonríen aunque se caigan de cansancio, no hay capital gastronómica posible. En Sanlúcar los jefes no supieron verlo, cegados por el brillo de los euros y las cámaras. Y cuando terminó el mágico año, todo se desvaneció como si fuese un truco de magia. Los turistas se fueron, las televisiones apagaron sus cámaras, y a nosotros nos quedó el cuerpo roto, el alma vacía y el mismo sueldo.
Ojalá vosotros lo hagáis mejor. Ojalá sepáis disfrutarlo sin olvidar a quienes lo van a hacer posible. Porque la verdadera capital de la gastronomía no está en los premios, ni en las portadas de periódicos, ni en las televisiones, sino en las manos que sirven el vino, en las sonrisas que acompañan los platos y en el corazón que late detrás de cada cocina.
Con admiración, mucha melancolía y muchísimo cariño, este camarero sanluqueño, os desea un 2026 beneficioso para todos vosotros.
