La calle Pizarro de Jerez 'borra' para siempre al 'hombre de la capa negra' y el olor a vino

El inicio de la segunda fase del proyecto inmobiliario de Grupo Q ofrece una desoladora nueva perspectiva de esta calle de larga tradición vinatera. "La bodega donde trabajó mi padre 45 años. A mí me da mucha pena", lamentan jerezanos en redes sociales

Vista de esta semana de lo que va quedando de la calle Pizarro en Jerez.

La ciudad-bodega que germinó desde el siglo XIX está en vías de extinción. El rico patrimonio monumental de Jerez, caracterizado por arquitectura eclesiástica e industrial vinculada a la larga tradición vitivinícola, no deja de recibir amenazas. No es nuevo.

"Desafortunadamente en Jerez, al igual que en muchas otras poblaciones españolas, las políticas expansionistas, modernizadoras y especulativas de la segunda mitad del pasado siglo XX, no hicieron ningún bien al patrimonio de la ciudad", recoge el ingeniero de Edificación jerezano Luis G. Prieto en su proyecto de fin de grado en 2014, donde reabría la reflexión sobre la viabilidad del cambio de uso como alternativa a la destrucción.

Viene esto al caso por el paisaje que definitivamente ha empezado a redibujarse a lo largo de la calle Pizarro, con las antiguas bodegas Zoilo Ruiz-Mateos y Sandeman. El negocio inmobiliario anda detrás de la destrucción de todas las naves bodegueras para levantar en dos fases un proyecto residencial en esta zona tan céntrica.

Grupo Q promueve en estas dos fases un total de 165 viviendas que recibieron las bendiciones municipales en el mandato anterior.

Un enorme solar en Pizarro, esta semana.   MANU GARCÍA

Un proyecto que ha arrasado con los restos de las bodegas para tristeza de ex empleados, familiares y vecinos de una calle que un día olió a vino, y donde en sus muros encalados sobresalía esa icónica imagen del hombre de la capa negra, el logo de la no menos icónica Sandeman. 

"La bodega donde trabajó mi padre 45 años. A mí me da mucha pena que se haya perdido esta bodega en Jerez. Emblema de nuestras raíces", escribía Mercedes Ramírez en el grupo Jerez, política y debate, a propósito de una desoladora imagen del ya expedito terreno.

"¿Y los bancos van a dar hipotecas para tanto piso? Jerez es una ciudad de tiesos y me da a mí que, con la subida de los precios, la mitad no van a tener hipoteca", añadía en los comentarios Miguel RS. Y apostillaba José Luis Moreno: "En una ciudad donut como Jerez, con un centro despoblado en ruinas, cualquier vivienda nueva debería construirse allí. Compactar la ciudad es más sostenible ambiental y económicamente".

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