Cuando Domingo Corrales abrió el Bar El Cuco en 1991 tenía como vecina la tienda Quirós en la Avenida José León de Carranza, hoy Ingeniero Ángel Mayo. El revelado de carretes y los productos de droguería convivían pared con pared con las tapas de calidad de Domingo. 34 años después, el bar se va a ampliar usando el local de Quirós, que cerró sus puertas durante el pasado verano. El Cuco contará ahora con un salón adicional para satisfacer a una clientela que muchas veces se quedaba con las ganas de disfrutar de sus productos por la falta de mesas. Ahora es José Carlos Corrales quien está al frente del negocio, junto a su esposa Eugenia Romero.
El nuevo espacio, según explica José Carlos, tendrá unas cinco mesas adicionales y dos altas, conectadas con el local actual mediante una puerta que se abrirá junto al espejo que preside la sala principal. "No va a ser un reservado como tal", aclara, "simplemente un salón más donde poder atender a los clientes que muchas veces se quedaban sin sitio".
La idea de ampliar el negocio no surgió tras el cierre de Quirós, sino mucho antes. "Después de tantos años con la falta de espacio que teníamos, era lógico pensar en ampliar. Ellos me prometieron que cuando Paco se jubilara me lo ofrecerían a mí el primero, y así fue. Cumplieron, me dieron el precio y dije que sí". La decisión, asegura, llega como respuesta a una demanda constante de clientes que no podían conseguir mesa.
"Da coraje tener que decir muchas veces que no hay sitio", explica Eugenia. "Sabes que al cliente le molesta, pero no puedes hacer otra cosa. El nuevo saloncito nos ha venido muy bien porque queríamos algo así: un espacio donde poder recibir grupos grandes o simplemente contar con más mesas dentro". El proyecto busca aliviar esa presión sin alterar el espíritu del bar, que seguirá siendo un referente de cocina tradicional jerezana.
Por ahora, la cocina se mantendrá igual, ya que la reforma se centrará exclusivamente en el nuevo salón. "No queremos ampliar la cocina todavía. Lo haremos más adelante", comenta José Carlos. Con más mesas en el interior, la terraza exterior perderá algo de protagonismo, algo que el propietario considera positivo: "En días de lluvia o de calor fuerte, la terraza no se puede usar. Con el nuevo salón, recuperamos esos días perdidos".
Una gestión desde hace 13 años
José Carlos y Eugenia gestionan el bar desde hace 13 años, aunque ambos llevan décadas vinculados al negocio familiar. "Yo estoy aquí desde 1994 y ella desde 2003", recuerda. La pareja ha sabido mantener la esencia heredada de Domingo Corrales, combinando el sabor de siempre con una actualización estética y de servicio. "Mi padre no hacía reservas, por ejemplo, y ahora sí. Hemos metido más vinos, manteles, detalles que mejoran la experiencia sin perder lo clásico".
El secreto del éxito, coinciden, está en el equipo humano. "Somos un buen equipo, trabajamos todos a una. Si no fuera por ellos, esto no funcionaría", afirma Eugenia. A esa estabilidad se suma una clientela fiel, a la que cada semana se incorporan nuevos visitantes atraídos por el boca a boca. "Cada día viene más gente de fuera", comenta, entre risas, sobre la "locura" diaria de llamadas y reservas.
La apertura del nuevo salón no será inmediata. Los trabajos están aún pendientes de permisos municipales y de la adaptación del local a la normativa actual. "Para Navidad seguro que no llegamos", reconoce el propietario. "Hay que remodelarlo entero y hacerlo todo conforme a la ley. Vamos paso a paso". La entrada seguirá siendo la misma, aunque el interior contará con un acceso al nuevo espacio, que mantendrá la identidad visual del bar.
Un homenaje a Domingo Corrales
La reforma, diseñada por Kanzo Estudio —responsables también de anteriores trabajos en el local y en la vivienda familiar—, incluirá un homenaje a Domingo Corrales. "Queremos dedicarle el salón a mi padre", adelanta José Carlos. "Él fue quien fundó El Cuco y quien nos lo dejó todo bien encaminado. Lo más difícil no es abrir, sino mantenerse. Por eso queremos que este nuevo espacio lleve su nombre: Salón Domingo". La carta, mientras tanto, seguirá fiel a su tradición: pescaíto frito, pescado a la plancha, verduras y carnes, con algunos platos fuera de carta según la temporada.
El matrimonio subraya el respaldo que han recibido en esta nueva etapa, tanto de los profesionales que colaboran en la reforma como del equipo que sostiene el día a día del negocio. "Tenemos la suerte de contar con gente que siempre ha estado ahí", explica José Carlos. “Desde el albañil y el carpintero hasta Alicia, la decoradora, todos nos están ayudando desde el primer momento". En ese grupo, destaca también el papel del cocinero Víctor Corrales, hermano de José Carlos y "pieza fundamental en la cocina y responsable de que todo funcione con la misma calidad de siempre. Y por supuesto, no nos podemos olvidar de la ayuda constante de mi padre, Domingo y de José Alberto Núñez y Cristina Vega, piezas fundamentales de nuestro equipo”. Ese entorno de confianza, asegura José Carlos, les da la tranquilidad necesaria para afrontar la ampliación "sin miedo, pero con respeto por lo que cuesta mantener un negocio familiar".
