Ruta por las tumbas más famosas en iglesias de Jerez: de una reina envenenada a un dictador

Varios templos de la ciudad descubren enterramientos y lápidas funerarias, algunos de gran valor artístico y de importantes personajes que han dejado su huella en la Historia de España

El ayer de Jerez en lápidas y sepulturas. Lápida funeraria de Blanca de Castilla en San Francisco.
El ayer de Jerez en lápidas y sepulturas. Lápida funeraria de Blanca de Castilla en San Francisco. CANDELA NÚÑEZ

Las ciudades tienen en su historia un aspecto clave para entender su presente, un pasado que enriquece la cultura local y la llena de una herencia monumental que a día de hoy se constituye en un valor de primer orden en el plano turístico, además de imprimir un carácter especial a esas localidades. Esa historia delata que siglos atrás estas ciudades tuvieron una singular importancia geopolítica que en el presente ya no es, pero que queda registrada por nombres, personas notables e incluso leyendas que enriquecen ese tiempo pretérito.

Lo único tangible que queda de aquellos tiempos pasados, además de viejos legajos, estudios históricos más menos recientes, e incluso en algún estudioso de la época que se preocupó de recopilar los hechos históricos, son las sepulturas en las que se llegan a desvelar algunos aspectos de la vida de esos personajes.

En Jerez, como en otras muchas ciudades y pueblos con una herencia lejana, tenemos algunos testimonios que aún perviven y que cuentan mucho de episodios que fueron fundamentales en vida de damas, reinas, caballeros… No es algo conocido por el gran público; solo los estudiosos y los interesados en analizar estos sepulcros o lápidas funerarias se han preocupado por ellas y elevarlas en su consideración no solo por la persona que está bajo esas tumbas, también por la calidad y valor artístico con la que fueron concebidos esos enterramientos. La iglesias más antiguas son las que más lápidas dejan ver.

Blanca de Borbon: Francia, 1335–Medina-Sidonia 1361. Reina de Castilla, esposa de Pedro I ‘El Cruel’

La vida de esta noble castellana, que llegó a ser reina de Castilla, es oscura y cruel, haciendo honor al sobrenombre de su esposo Pedro I ‘El Cruel. La reina Blanca de Borbón falleció en 1361, asesinada por orden de su esposo. Sus últimas palabras fueron: ‘Dime Castilla, ¿qué te he hecho yo?’. Su enterramiento se localiza en la iglesia de San Francisco en cuyo presbiterio se sitúa la lápida. Sus desposorios fueron políticos, como sucedía en la época, por cuestiones estratégicas. El objetivo principal de aquel enlace fue fortalecer las relaciones entre las monarquías de Castilla y de Francia.

Dos días después de efectuarse dicho enlace matrimonial, que, según todos los indicios, fue consumado, Pedro I abandonó a Blanca de Borbón para marcharse con su amante. Por esto, el monarca, que encerró a doña Blanca en una Torre en Toledo tras exiliarla, fue excomulgado al desobedecer una orden del Papa Inocencio VI que le negó las segundas nupcias que contrajo. La prisión para Blanca de Borbón siguió en Medina-Sidonia; antes en el castillo de Sidueña, mas conocido por el de Doña Blanca, y en El Alcázar jerezano.

Su fallecimiento fue por envenenamiento ordenado por Pedro I “que mandó a su carcelero a que le dieran unas hierbas” a lo que se negó. Al final ‘El Cruel’ ordenó tal misión a su ballestero “Juan Pérez de Rebolledo, vecino de Jerez”. La que fuera esposa del rey de Castilla contaba sólo veinticinco años de edad. Sus restos fueron trasladados a la iglesia de San Francisco, de Jerez.

Lápida sepulcral de la reina Doña Blanca de Borbón, esposa de Pedro I el Cruel.        REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
Lápida sepulcral de la reina Doña Blanca de Borbón, esposa de Pedro I el Cruel.        REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA 

La lápida, traducida al castellano actual dice: “Consagrada a Cristo Sumo Bienhechor y Todopoderoso Señor Nuestro, Doña Blanca Reina de las Españas, hija de Borbón, descendiente del ínclito linaje de los reyes de Francia, fue grandemente hermosa de cuerpo y costumbres, mas prevaleciendo la manceba, fue muerta por mandato del rey D. Pedro I el Cruel su marido. Año de Salud de 1361. Siendo ella de 25 años de edad”

La reina Isabel la Católica ordenó trasladar los resto al altar mayor de San Francisco tras hacer sido depositados en un capilla. El sepulcro es de mármol y está adornado con los escudos de Castilla y Borbón. Cuando se reedificó el templo, finales del siglo XVIII, las investigaciones y testimonios que se conservan señalan que los restos de Doña Blanca fueron depositados en una caja de cedro, que se guardó en la celda del prior.

Con la Primera República en 1873, la caja de cedro fue depositada en el Archivo Municipal, para regresar el 24 de febrero del año siguiente al convento de San Francisco, donde se alojó en una pequeña cripta en el lado izquierdo del altar mayor. En 1910 el que fuera archivero municipal Adolfo Rodríguez del Rivero, cuanta que en esa fecha bajó a la cripta junto al entonces alcalde, el marqués de Campo Real, “y allí estaba una desvencijada caja con los restos de aquella reina. Dentro de la misma había una lata que contenía un pergamino imposible de tocar pues se deshacía, dado su estado de descomposición”.

Álvaro Obertos de Valeto. Jerez de la Frontera 1427 – 1482. Fundador de la Cartuja

Este caballero jerezano era de procedencia francesa de una estirpe familiar dedicada al comercio. Álvaro Obertos permaneció soltero toda su vida y destacó por sus actos piadosos, que le valieron el apelativo de “padre de los pobres”. Fue jurado de la collación de San Juan de los Caballeros y tomó parte a favor de los duques de Medina Sidonia “en las encarnizadas luchas de banderías que les enfrentaron a los Ponce de León y que provocaron numerosos enfrentamientos sangrientos en las últimas décadas del siglo xv”.

Obertos de Valeto experimentó una especie de catarsis espiritual al visitar la Cartuja Santa María de las Cuevas de Sevilla en 1463. Al descubrir la espiritualidad de los monjes y las obras de caridad que hacían, tomó la decisión de ofrecer su hacienda en la fundación de un monasterio cartujano cerca de Jerez.

Lápida del enterramiento de Alvero Oberto de Valeto en La Cartuja.     RAH
Lápida del enterramiento de Alvero Oberto de Valeto en La Cartuja.     RAH

Para ello eligió unos terrenos situados en El Sotillo, cercanos al río Guadalete, donde, según la tradición, la Virgen ayudó a las tropas cristianas a vencer a los musulmanes en una de las escaramuzas de la guerra de reconquista.El 20 de septiembre de 1475 se autorizó la nueva fundación, colocándose la primera piedra tres años después. El Monasterio fue incorporado a la Orden del Capítulo General de Grenoble, celebrado el año 1484

Álvaro Obertos de Valeto está enterrado al pie del altar mayor de la iglesia de la Cartuja bajo una magnífica lápida de mármol, en la que, en torno a la efigie del caballero, se lee:

AQUI IACE EL NOBLE CAVALLERO ALVARO OBERTOS DE VALETO VEZINO QUE FUE DSTA CIBDAD DE XEREZ DE LA FRONTERA FUNDADOR I DOTADOR DESTE MONASTERIO DE CARTUXA FALLECIO AÑO DE MILCCCCLXXXII.

Laudas funerarias del siglo XV de San Juan de los Caballeros

Situadas en San Juan de los Caballeros, en el presbiterio al pie del Cristo de la Esperanza, estas laudas sepulcrales fueron realizadas bajo el patronazgo de los esposos Lorenzo Fernández Villavicencio y Juana Fernández Zacarías aunque recientes estudios desvelan que solo está enterrado el primero ya que su esposa decidió reposar junto a su padre. En las lápidas se observan las figuras del matrimonio y se descubrieron tras la restauración efectuada en el templo bajo la dirección de José Esteve y López a finales del siglo XIX. San Juan de los Caballeros fue lugar de enterramiento de las principales familias jerezanas.

Ambas piezas tienen la particularidad de provenir de Flandes, algo que entonces resaltaban por la calidad en su ejecución, lo que implicaba un elevado coste, y que no eran comunes. “El material en el que están realizadas, pues se ha apuntado, erróneamente, que es piedra negra de Gibalbín. En ellas observamos un dibujo inciso, representando en ambos casos las figuras estereotipadas de los fallecidos” apuntan en un estudio los historiadores Romero Bejarano y David Caramazana, que al mismo tiempo subrayan que en  Andalucía tan sólo hay documentadas otra lauda en el Museo Arqueológico de Sevilla, en Sanlúcar y otras en la Catedral de Sevilla pero que se perdieron. "El valor que tienen es que son muy raras en la zona. Había mucha exportación desde Flandes, pero quienes podían costeárselas eran pocos. Actualmente en España están documentadas 25, once se conservan y dos de ellas en Jerez", destaca Romero.

Lápida funeraria en San Juan de los Caballeros del siglo XV creada en Flandes.     CANDELA NÚÑEZ
Lápida funeraria en San Juan de los Caballeros del siglo XV creada en Flandes.     CANDELA NÚÑEZ

La trasncripción del texto que se inscribe en la lápida es : “Amigo, decir el Pater Noster e Ave Maria. Esta sepultura es de Girardo Gil Yacaria, que Dios perdone”

Otra lápida funeraria en este templo, de notable antigüedad  (Siglo XV) es la situada en la pared lateral del templo donde antes hubo un retablo al Sagrado Corazón. En la misma, bien conservada aunque con repintes, se lee “AQVI IACE EL MVY NOBLE CAVALLERO  EL ALCAIDE IUAN DE PEREA FALLECIO AÑO 1481”

Lápida en San Juan de los Caballeros del caballero Juan de Perea (siglo XV).     CANDELA NÚÑEZ
Lápida en San Juan de los Caballeros del caballero Juan de Perea (siglo XV).     CANDELA NÚÑEZ 

Miguel Primo de Rivera y Orbaneja. Jerez 8 de enero de 1870-París 1930

Este jerezano forma parte de la historia contemporánea de España. Fue un dictador y militar español que gobernó el país entre 1923 y 1930, tras encabezar, el 13 de septiembre de 1923, un golpe de Estado que contaba con el visto bueno del propio monarca, Alfonso XIII. Fue enterrado en Jerez en la iglesia de La Merced, donde se encuentra su sepultura en la antigua capilla del sagrario del templo y en la que también se introdujeron, recientemente,  las cenizas de su nieto Miguel.

En su vertiente militar fue el artífice de la operación militar del desembarco de Alhucemas de 1925, que cerró el litigio territorial que venía sosteniendo con Marruecos. Primo de Rivera fue perdiendo popularidad entre la población; finalmente, tras perder el favor del monarca y del Ejército, acabó dimitiendo el 28 de enero de 1930.

Sepultura de Miguel Primo de Rivera y Orbaneja en la iglesia de la Merced.     CANDELA NUÑEZ
Sepultura de Miguel Primo de Rivera y Orbaneja en la iglesia de la Merced.     CANDELA NUÑEZ 

El dictador cursó estudios en el colegio San Luis Gonzaga, situado en la calle del Carmen de Jerez. Casado con Casilda Sáenz de Heredia, hija del último alcalde de La Habana, tuvo cuatro hijos; uno de sus nietos, Miguel, que fue alcalde de Jerez y el promotor de la actual Feria del Caballo. Fue muy devoto de la Patrona la Virgen de la Merced; puso el desembarco en Marruecos bajo el amparo de esta imagen en cuyo camarín se conserva un cuadro que representa la bahía de Alhucemas y un telegrama del general agradeciendo el triunfo del desembarco.

Su sepultura se localiza en la capilla en la que se venera a Madre de Dios de la Misericordia y se aloja en el muro lateral de la pieza bajo una imagen de Cristo crucificado.

Sobre el autor:

KIKO ABUIN 1

Kiko Abuín

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