La idea de este espacio, que quiere equipararse el Museo Picasso de Málaga, incluye al toro de Osborne, un homenaje a Marifé de Triana y hasta el robot que Jerez lució en su deficitario pabellón de la Expo 92.

El toro de Osborne, diseños de Dolce & Gabanna, un homenaje a Marifé de Triana, un olvidado robot de Tierras de Jerez de la Expo 92 que pronunciaba la mítica frase que Shakespeare dedicó al ‘sherry’ y anuncios publicitarios en bucle como un spot de Joaquín Cortés vendiendo un Seat Ibiza, son algunas de las descabelladas propuestas expositivas que incluye el documento, al que ha tenido acceso lavozdelsur.es, con el que la Junta define ya cómo será el futuro Museo del Flamenco de Andalucía. Un complejo museístico que el Gobierno de Susana Díaz tiene previsto financiar en la plaza Belén de Jerez (donde se iba a levantar la fallida Ciudad del Flamenco de Herzog & De Meuron) con cargo a la Iniciativa Territorial Integrada (ITI).

Este espacio en honor al arte jondo, que pretende equipararse en impacto turístico al Museo Piccaso de Málaga y cuyo presupuesto estimado ronda los 2,5 millones de euros (unas 25 veces menos que lo que ha recibido el museo malagueño), ya cuenta desde este mes de julio con un comité técnico para definir sus contenidos. En dicho consejo, eso sí, no hay ni un artista, ni un musicólogo, ni ningún experto con alta especialización en materias fundamentales del género como el cante o la guitarra; pero, en cambio, sí se cuenta con una selección de habituales en diferentes cargos públicos del Gobierno andaluz del PSOE. “Definirán el qué y el cómo del Museo del Flamenco”, aludía en una visita institucional al Ayuntamiento el nuevo consejero andaluz de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, quien volvía a vaticinar que este espacio convertiría a Jerez en el “epicentro” mundial del arte jondo.

No obstante, y a pesar del recién constituido comité, el Ejecutivo autonómico cuenta con el referido documento que arroja luz sobre el cóctel flamenco-cañí en el que se pretende convertir un equipamiento cultural que la Junta lleva prometiéndole a la ciudad desde hace década y media. A partir de un primer apartado expositivo titulado ‘El flamenco en Jerez’ y de una serie de retratos de grandes flamencos, la propuesta temática se basa en vincular al flamenco con otras músicas del mundo y otras expresiones artísticas, como puedan ser el vino, la copla, la pintura, el cine, la literatura, el teatro, las artes plásticas, la publicidad… Un totum revolutum donde prácticamente tiene cabida casi todo bajo la premisa clara de  incrementar los 7,5 millones de turistas que anualmente recibe Andalucía, de los cuales el 29% asegura llegar atraído por el patrimonio cultural.

Uno de los epígrafes de la propuesta argumenta cuál es la verdadera idea que debe presidir el proyecto: “Referencias atractivas en el imaginario del turismo internacional sobre Andalucía: se trata de asociar el flamenco con los iconos más conocidos de la cultura de masas a escala internacional”. Acto seguido, no obstante, matiza esta concepción más próxima al parque temático para guiris despistados que a la de un verdadero museo en honor a un arte considerado patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco: “En cualquier caso, habría que defender la esencia y apostar por la proyección de los grandes artistas flamencos de todas las épocas, como principal valor del proyecto”. Con la captación de turistas por encima de todo, como se ha dicho, el futuro museo se pretende equiparar con otros grandes espacios internacionales dedicados a grandes géneros musicales, como puedan ser, cita literalmente, el del fado en Lisboa, el del tango en Buenos Aires, o el museo y el paseo de la fama del country en Nashville.

“El propósito de esta iniciativa estriba en auspiciar la creación de un Museo del Arte Flamenco que sea un referente para aficionados e investigadores, pero también un lugar de visita obligada para turistas, curiosos e iniciados, incardinado en los parámetros del turismo cultural”, reza una propuesta de 14 folios que se dio a conocer en clave interna coincidiendo con la creación del comité técnico. El objetivo es atraer desde a la comunidad educativa (con talleres, actividades pedagógicas y “emocionales”) hasta turistas nacionales e internacionales, especialmente de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Estados Unidos. “Dado el carácter turístico que se quiere imprimir a este proyecto —se apunta— la selección de su emplazamiento resulta estratégica en aras a conseguir el objetivo previsto. El espacio, en sí, debe ser emblemático respecto a la ciudad y bien situado. Deben convivir en dicho enclave el aspecto patrimonial con el funcional, dirigido todo ello a armonizar el conjunto y fomentar su atractivo”.

El Museo, que ocupará 1.258 metros en lo que hoy es el Zoco de Artesanía, se conectará con una visera exterior a la zona verde con auditorio al aire libre que reordenará urbanísticamente la plaza Belén y a un edificio que aún debe expropiar el Ayuntamiento (de algo más de 300 metros). Este inmueble será la nueva sede del Centro Andaluz de Documentación de Flamenco (CADF), que a su vez abandonará su emplazamiento actual en el Palacio de Pemartín. Aledaña al anterior, la Nave del Aceite, con 453 metros de superficie bruta, será el futuro Museo de Lola Flores, aunque antes habrá que desahuciar a la peña La Buena Gente, pues aquí es donde mantiene su sede una de las instituciones flamencas más activas y prestigiosas de la ciudad. “El Museo como tal —abunda la propuesta—, englobará al actual Centro de Documentación del Flamenco, el mayor archivo en su género a escala mundial, pero sumaría otras áreas propiamente museísticas, destinadas a un público general que disfrute de una atractiva exhibición de los fondos disponibles y de otros que puedan enriquecer el contenido del mismo. Para ello, se utilizarán formatos tanto convencionales como tecnológicos”.

El complejo temático lo completan una tienda, una cafetería, una biblioteca del CADF, y la zona vestibular que conecta los edificios. Sin embargo, en el esbozo de proyecto presentado por la Junta también se habla de la posibilidad de instalar un café cantante. En este sentido, el documento oficial avanza con detalle: “A lo largo de la historia, el flamenco ha ido asociado al vino. Puede recrearse un café cantante, con una selección de botellas de Jerez etiquetadas con motivos flamencos y carteles flamencos publicitados por las bodegas. Hilo musical con letras de cante asociadas al vino. Y reproducción de algunas de dichas letras, quizá sobre una breve hilera de andanas y toneles con motivos flamencos, que recreen la atmósfera de la bodega, quizá también con los iconos de Tío Pepe y el toro de Osborne, de Manuel Prieto”.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Fundador y Director General de ComunicaSur Media, empresa editora de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero'.

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