Pocos días después de recibir la condena a muerte, el poeta Miguel Hernández entregó a su esposa, Josefina Manresa, un retrato realizado por su compañero de celda, el dramaturgo Antonio Buero Vallejo. La intención era que su hijo pudiera recordarlo cuando saliera de prisión, un deseo que no se cumplió. Hernández falleció en marzo de 1942, enfermo y sin atención médica, en la prisión de Alicante.
El dibujo, considerado una pieza icónica del legado hernandiano, destaca por la serenidad reflejada en el rostro del poeta, pese a su delicada situación. La obra forma parte del fondo adquirido en 2013 por la Diputación de Jaén a los descendientes del autor de Viento del pueblo, un conjunto documental que se conserva actualmente en el Museo Miguel Hernández-Josefina Manresa de Quesada y en el Instituto de Estudios Giennenses (IEG).
El retrato fue realizado en carboncillo con un alto nivel de detalle, capturando con fidelidad la expresión de Hernández. Buero Vallejo, que en su juventud se dedicó a la pintura, coincidió con el poeta en la prisión de Conde de Toreno, en Madrid. El dibujo fue entregado por Hernández a su esposa poco antes de morir. En él se puede leer una dedicatoria que alude a la amistad entre ambos artistas, forjada en la cárcel.
Desde el Instituto de Estudios Giennenses se ha llevado a cabo la digitalización del legado completo y se han implementado medidas específicas para garantizar su conservación. En el caso del retrato, se ha sustituido el cristal por uno antirreflejos que bloquea los rayos ultravioletas, además de incorporar un nuevo paspartú, según han indicado los responsables de conservación del archivo.
Las instituciones que guardan el legado
La Diputación de Jaén abonó tres millones de euros por más de 5.600 registros, que incluyen manuscritos, poemas y otros documentos que durante años permanecieron almacenados en la caja fuerte de un banco en Elche. Desde la institución provincial se valora esta adquisición como un hito cultural y una herramienta clave para impulsar el turismo literario en la región.
El Museo Miguel Hernández-Josefina Manresa de Quesada, compartido con el museo dedicado al pintor Rafael Zabaleta, se ha convertido en el principal centro expositivo del legado. La otra parte se conserva en la capital jienense, en el Instituto de Estudios Giennenses, ubicado en el Antiguo Hospital San Juan de Dios y dentro del conjunto del centro cultural Baños Árabes, uno de los más visitados de la provincia.
Recientemente, este espacio ha recibido la donación de un óleo titulado Alegoría de Rafael Zabaleta y Miguel Hernández, obra del pintor Juan Molino. El cuadro representa al artista quesadeño en su estudio mientras retrata al poeta alicantino en uno de sus momentos más simbólicos: recitando versos en público desde los peldaños de una escalera de mano.


