Las excavaciones llevadas a cabo este mes de julio en el yacimiento arqueológico de Tejada la Vieja, en Escacena (Huelva), han sacado a la luz lo que los arqueólogos consideran el santuario fundacional de esta ciudad tartesia, con una antigüedad estimada de 2.800 años. El enclave, que tuvo un recinto amurallado de 1.650 metros y ocupó una extensión de once hectáreas, fue habitado por unos 3.000 habitantes entre los siglos IX y V a.C.
Un equipo compuesto por nueve arqueólogos y seis obreros ha trabajado durante todo el mes de julio en una zona de once por nueve metros, en la que han excavado hasta una profundidad de 60 centímetros —sin llegar aún al fondo del yacimiento—. Según Clara Toscano, directora de la excavación y profesora de la Universidad de Huelva, todo apunta a que se trata del espacio sagrado original de la ciudad.
Toscano, que lidera este proyecto desde hace una década, destaca que Tejada la Vieja es “la única ciudad tartesia por la que se puede caminar por las mismas calles que lo hicieron sus habitantes”, lo que convierte el hallazgo en algo excepcional tanto por su valor arqueológico como por su dimensión histórica.
Un santuario con función religiosa, política y cultural
La hipótesis del santuario se basa en varios indicios relevantes. Por un lado, se ha descartado que el espacio tuviera un uso doméstico, industrial o agrícola, y por otro, se ha identificado una sala pavimentada con lajas de piedra de gran tamaño, algunas cercanas al metro cuadrado. También destaca la presencia de un banco corrido adherido a un muro, típico de espacios de reunión.
Otros hallazgos clave incluyen ocho ánforas encastradas en el suelo, partidas por la mitad y colocadas boca abajo, lo que refuerza su uso simbólico o ritual. En el mismo entorno apareció una ‘fíbula anular hispana’ de bronce prácticamente intacta, incluida la aguja, una pieza que podría haber pertenecido a un sacerdote y utilizada para sujetar ropa gruesa o de invierno en contextos ceremoniales.
Esta hebilla circular, de ocho centímetros de diámetro, tiene un aro recubierto completamente por un alambre muy fino, una técnica que, según Toscano, demuestra un alto grado de maestría en su elaboración. Su estado de conservación es excepcional y aporta más pistas sobre el uso ritual del recinto.
La arqueóloga Clara Toscano, y directora de la excavación, este verano en el yacimiento de Tejada la Vieja. JOSÉ MANUEL VIDAL / EFE
Estructuras circulares y un posible altar central
Uno de los descubrimientos más sugerentes ha sido una estructura de piedra circular, situada en uno de los extremos de la sala pavimentada pero en posición central respecto a las ánforas, lo que podría apuntar a la presencia de un altar. La confirmación de este uso dependerá de la próxima campaña de excavación, que se retomará en enero.
La ubicación del edificio, en la cota más alta de la ciudad y con orientación este-oeste, también respalda la idea de su carácter público. En esa zona no se ha encontrado cerámica en superficie, a diferencia del resto del yacimiento, lo que contribuye a descartar usos cotidianos.
Los muros hallados datan de los siglos VII y VI a.C., aunque uno de ellos, más robusto y mejor trazado, pertenece al siglo VIII, lo que sitúa el edificio entre los más antiguos de Tejada la Vieja, y respalda su importancia fundacional dentro de la cultura tartesia.
Encuentro entre indígenas y fenicios
Según Clara Toscano, el interés científico de este enclave radica en que permitirá estudiar el momento de encuentro entre los pueblos indígenas y los fenicios, una convivencia que dio origen a la rica cultura tartesia. La buena conservación del yacimiento es clave para este análisis, ya que la ciudad fue abandonada en el siglo V a.C. sin ser destruida, y sus habitantes se trasladaron a solo cuatro kilómetros, a lo que hoy es Tejada la Nueva.
La protección del yacimiento fue posible gracias a la compra de los terrenos por parte de la Diputación de Huelva en los años ochenta. Esta campaña de excavación ha contado con financiación del Ayuntamiento de Escacena y la Universidad de Huelva, y ha involucrado a estudiantes e investigadores como Lola Martín y Alberto Cruzado, quien culmina una tesis doctoral centrada en la zona.
Tejada la Vieja sigue desvelando sus secretos, y los arqueólogos se preparan para una nueva campaña que podría confirmar definitivamente uno de los hallazgos más importantes de la arqueología tartesia en las últimas décadas.
