Si hace unas semanas se hacía viral la imagen del arroyo de Bocaleones, en Zahara de la Sierra, en pleno Parque Natural de Grazalema, hace escasos días ha dado la vuelta la imagen de otro paraje protegido en plena naturaleza atestado de visitantes. La turistificación se filtra por todos los rincones y ni tan siquiera en verano, época tradicionalmente de éxodo a las playas, la montaña escapa del peregrinar de turistas.
Como ocurriera con el paraje de la Sierra de Cádiz, en este caso también ha dado la voz de alarma Ecologistas en Acción. Desde Granada, han advertido que cada verano, "potenciado por la publicidad y el reclamo desde redes sociales, los parajes riparios Área Recreativa del Río Dílar y Los Bolos del río Durcal, en el Parque Natural de Sierra Nevada, se llenan de visitantes; una gran afluencia de personas que ha ido aumentando año tras año y que se disparó tras la pandemia del covid ha llegado a unos niveles preocupantes, sin que las administraciones tomen cartas en el asunto".
Rescates en helicóptero: zona protegida y peligrosa
De hecho, la Plataforma Pro-Defensa del Agua en el Valle de Lecrín cifra en unas 100 personas a la hora las que discurren por una zona que, además, es especialmente peligrosa y ante la que cualquier emergencia requiere de un gran despliegue de servicios técnicos sanitarios, incluyendo el rescate en helicóptero —como ocurrió hace escasas fechas con un campista herido—.
"Entendemos que, como cualquier paraje natural, máxime si está declarado como protegido, cuando alcanza niveles de saturación, debe de regularse a tiempo su acceso y visita, de lo contrario sufrirá deterioro y daños en sus valores naturales", han subrayado desde la organización conservacionista.
Una experiencia insatisfactoria
Al hilo de lo anterior, añaden, "al final, el recurso que es el que atrae a los visitantes muere por el grave impacto provocado por la saturación y por el excesivo número de personas. No hay espacio natural que resista estas masificaciones por un tiempo tan prolongado. Los propios visitantes quedan insatisfechos con la experiencia, principalmente los que buscan un contacto más íntimo y respetuoso con la naturaleza, no tanto las personas que sólo buscan un día de baño sin importarles el entorno.
En el Área Recreativa del Río Dilar, tramo de río donde habita la trucha común (Salmo trutta), especie autóctona que enfrenta diversas amenazas como la pérdida de hábitat y catalogada como “En peligro” de extinción (EN) en el Libro rojo de los vertebrados amenazados de Andalucía, los visitantes construyen presas para el baño transformando el lecho del río y ya se ha hecho habitual ver tumbonas dentro del agua sin que estas prácticas se sancionen". "Fuera del agua —abundan—, la ribera y las márgenes están completamente compactadas y desprovistas de vegetación a consecuencia de las pisadas constantes. Y por si fuera poco, es frecuente ver perros sueltos y descontrolados dentro y fuera del agua".
El otro foco de masificación es el tramo del río Dúrcal hasta llegar al paraje de Los Bolos. Aquí los visitantes, explican desde Ecologistas en Acción, "se desplazan en masa siguiendo el río, afectando a la fauna acuática del lecho y a la vegetación de su ribera y márgenes. Este paso constante de personas durante todo el verano ahuyenta a la fauna, principalmente a las aves de ribera, provoca compactación del terreno y calvas de vegetación y, en general, ocasiona alteración de los ciclos biológicos y de reproducción de la flora y la fauna y que la degradación de este tramo de río se precipite".
Estas zonas no son las únicas de Sierra Nevada con esta problemática, también se está popularizando el visitar otros puntos del río Dílar dentro del Parque Nacional, pero sí son las que requieren una actuación más urgente por parte de la administración.
Desde Ecologistas en Acción, ultiman, "nos preguntamos hasta cuándo va a esperar la dirección del Parque Natural y Parque Nacional de Sierra Nevada para regular el número de visitantes y el baño dentro de estas zonas fluviales. Sin olvidar que tanto la CHG dependiente del Estado, como las Cuencas Mediterráneas dependientes de la Junta de Andalucía y que forman parte de la Junta del PN de Sierra Nevada, son competentes en esta materia. Es decir, tres instituciones que hacen dejación de funciones en cuanto a gestión de nuestros ríos".
A raíz de la denuncia en Bocaleones, la Junta de Andalucía sí ha tomado medidas en la Sierra de Grazalema para tratar de regular y controlar el tremendo impacto de la turistificación en los entornos naturales de la comunidad.
