Fani, la joven granadina hija de padres sordos, conmueve con su historia: "La falta de adaptaciones me robó la infancia"

La joven explica cómo tuvo que hacerse cargo de responsabilidades de adultos desde pequeña: "Acompañaba a sus padres al médico, a las tutorías o a gestionar los papeles de la jubilación"

Fani, en el podcast 'Un propósito'.
15 de octubre de 2025 a las 11:48h

Fani, una joven de 24 años de Granada, creció en un hogar donde el silencio no era una ausencia, sino un idioma. Sus padres son sordos, y desde pequeña asumió responsabilidades que ningún niño debería tener. En una conversación con Kiko Martín para el pódcast Un Propósito, cuenta con serenidad —y una madurez abrumadora— cómo fue ser "madre de sus padres" durante su infancia.

Mis padres son sordos y son personas, me da igual que sean sordos o sean oyentes”, dice Fani, dejando claro que nunca vivió su situación como un drama, sino como su normalidad. Sin embargo, reconoce que lo que más le marcó fueron "las responsabilidades que he tenido porque mis padres sean sordos, que es una realidad de todos los hijos de sordos". 

Una joven sin infancia

Desde muy pequeña, acompañaba a sus padres al médico, a las tutorías o a gestionar los papeles de la jubilación. “Cuando tenía siete u ocho años pensaba que era lo normal”, recuerda. Hoy, con 24, es consciente de que aquella carga no fue justa: "Siento que se me ha vulnerado mucho la infancia, no por mis padres, porque ellos han ejercido el rol de padres, sino por la falta de adaptaciones".

Fani, en el podcast de Kikon Martín.

"La sociedad no es inclusiva"

Fani explica que en su casa casi todo dependía del apoyo familiar. Su abuelo fue clave para que sus padres pudieran comunicarse y realizar gestiones básicas. Pero esa ayuda, cuenta, tuvo un efecto secundario: "Al final se han acomodado, entre comillas, porque siempre ha habido alguien que les ayude. Y eso pasa porque la sociedad no es inclusiva".

Recuerda también el impacto emocional de una infancia sin intérpretes suficientes en Granada: "Hay más personas sordas que intérpretes de lengua de signos. No es realista lo que hay", lamenta. Defiende que no se trata de obligar a nadie a aprender la lengua de signos, sino de empatía: "Por lo menos intenta escribir, intenta vocalizar, sé más paciente".

Dos hernias de tanto llorar

Fani narra un episodio especialmente duro: de bebé lloraba tanto sin que sus padres pudieran oírla que llegó a desarrollar dos hernias. "No se dieron cuenta de lo que me pasaba. Fue mi abuelo quien lo vio", relata.

@unpropositopodcst Era una niña muy pequeña con grandes responsabilidades #sordera #lse #coda #proposito ♬ sonido original - Un Propósito

A pesar de todo, no guarda rencor. "Jamás he echado nada en cara. Lo hacía porque lo necesitaban, y lo hacía desde el corazón", dice.

Desde su experiencia, Fani lanza un mensaje que trasciende su historia: la verdadera inclusión no depende solo de recursos, sino de empatía. "Cuando alguien me ha tratado bien a mí o a mis padres, he tenido ganas de llorar", confiesa. "Porque algo que debería ser normal, todavía se vive como un milagro".

Sobre el autor

Míriam Bocanegra

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