El informe elaborado por la Policía Científica ha determinado que el incendio registrado a principios de agosto en una de las capillas de la Mezquita-Catedral de Córdoba tuvo un origen accidental. La investigación sitúa el foco del fuego en una barredora eléctrica que se encontraba almacenada en el interior del edificio histórico.
El documento fue remitido por la Policía Nacional al Juzgado de Instrucción número 2 de Córdoba, que dirige las diligencias abiertas. Con ello se confirma que no existió intencionalidad en el siniestro que obligó a desplegar un dispositivo de emergencia para proteger el conjunto monumental.
En las semanas posteriores, los trabajos para garantizar la seguridad de la zona afectada se han completado en más de un 90%, según informaron los responsables de conservación del templo. Además, el Cabildo tiene previsto instalar un sistema de nebulización en todo el edificio, concebido como medida preventiva frente a futuros incendios.
Los daños en la Mezquita
Los daños se concentraron en la cubierta de tres capillas y en el vestíbulo de la Puerta de San Nicolás, con una superficie afectada de unos 80 metros cuadrados, aproximadamente un uno por ciento del monumento. Varias cubiertas colapsaron y otras quedaron inutilizadas, aunque las capillas de San Nicolás y del Espíritu Santo apenas sufrieron desperfectos gracias a que sus techumbres de piedra resistieron el derrumbe de estructuras de madera.
La capilla más afectada fue otra con bóveda de crucería de cañizo, cuya falta de resistencia estructural provocó su colapso, dejando el espacio descubierto. También se registró daño en una columna que permanece apuntalada y se detectó ennegrecimiento por humo en distintas bóvedas y zonas del edificio, actualmente en proceso de restauración.
