La borrasca Claudia descargó este sábado 74 litros por metro cuadrado en Córdoba, dejando imágenes tan preocupantes como asombrosas. Entre ellas, una escena que ya se ha vuelto habitual cada vez que la ciudad sufre episodios de lluvias intensas: el monumental desagüe natural que se activa en la Mezquita-Catedral y en el Patio de los Naranjos.
Durante el temporal, numerosos caños de agua comenzaron a brotar desde la parte superior del conjunto monumental, creando un espectáculo visual que sorprende, sobre todo, a los visitantes. Las paredes del monumento, Patrimonio de la Humanidad, quedan surcadas por auténticos torrentes, un fenómeno tan llamativo como seguro, gracias al ingenioso sistema de evacuación diseñado hace siglos.
Un mecanismo histórico pensado para resistir temporales
El templo cordobés cuenta con un sistema de canales y gárgolas distribuido de forma estratégica por todas sus cubiertas. Estos conductos recogen las aguas pluviales y las dirigen hacia salidas específicas, evitando que la acumulación provoque filtraciones o daños estructurales.
Las cubiertas inclinadas, junto a los canalones que recorren el monumento, guían el agua mediante una red interna que desemboca hacia el exterior a través de desagües y gárgolas que se activan con especial fuerza en días como este sábado.
Tecnología ancestral basada en la gravedad
Uno de los aspectos más sorprendentes es que este sistema no depende de maquinaria moderna ni de tecnología avanzada. Todo se basa en principios físicos simples, como la gravedad y la inclinación de las cubiertas, elementos suficientes para evacuar grandes volúmenes de agua en muy poco tiempo.
Su diseño permite que el mecanismo se mantenga operativo sin necesidad de un mantenimiento complejo, evitando intervenciones invasivas que afecten a la estética del monumento. Esa combinación entre eficacia y respeto patrimonial explica por qué continúa funcionando como el primer día.
Este sábado, en pleno temporal, volvió a demostrarse: el sistema es capaz de canalizar auténticos “ríos de agua”, ofreciendo un espectáculo tan impresionante como tranquilizador en uno de los edificios más emblemáticos de Córdoba.
