En lo alto de una colina, dominando el paisaje como si hubiese salido de una película de fantasía, se alza el castillo de Almodóvar del Río, una de las fortalezas más imponentes de Andalucía. Esta joya arquitectónica de Córdoba combina historia, naturaleza y vistas panorámicas que dejan sin aliento. Su silueta, con torres majestuosas y murallas impecablemente conservadas, recuerda a los míticos castillos de Disney, y no es casualidad que se haya convertido en uno de los destinos más fotografiados del sur de España.
Originalmente construido en época andalusí, este castillo ha vivido múltiples transformaciones. Fue reconstruido en el siglo XIV y, ya en tiempos más recientes, restaurado con un cuidado casi artesanal que lo ha convertido en uno de los enclaves patrimoniales mejor conservados del país. Caminar por sus calabozos, salones nobles, almenas o subir hasta la torre del homenaje es como viajar siglos atrás, sin necesidad de salir de la península.
Una fortaleza de película
El entorno que rodea esta fortaleza no se queda atrás. Situado en el monte conocido como "El Redondo", el castillo —también llamado castillo de la Floresta— ofrece no solo una experiencia cultural, sino también natural. Hay rutas de senderismo, actividades al aire libre y pequeños restaurantes donde disfrutar de la gastronomía cordobesa con la imponente vista de la fortaleza como telón de fondo.
El castillo no solo ha sido un refugio histórico, sino también un escenario de ficción. En noviembre de 2016, acogió el rodaje de la séptima temporada de la mítica serie Juego de Tronos. Representó a Altojardín, sede de la Casa Tyrell, e incluso una escena ambientada en las mazmorras de Roca Casterly, hogar de los Lannister. Años más tarde, en 2019, la serie Warrior Nun también grabó algunas de sus escenas entre sus muros, estrenándose posteriormente en Netflix en julio de 2020.
La familia que cuida el castillo
Lo que muchos no saben es que esta maravilla no pertenece al Estado ni a una fundación, sino que pertenece a una familia desde 1629. “Este maravilloso castillo lleva en nuestra familia desde que mi antepasado Francisco del Corral y Guzmán se hizo con él”, cuentan sus actuales propietarios. Generación tras generación, la familia ha mantenido viva la historia entre sus muros.
Durante siglos, el paso del tiempo lo dejó en el olvido. La fortaleza cayó en desuso, azotada por las inclemencias climáticas y el expolio de sus piedras, que fueron utilizadas como material de construcción en el pueblo de Almodóvar. Pero todo cambió con la llegada de Rafael, duodécimo Conde de Torralva, quien lo heredó y se enamoró perdidamente del castillo. Dedicó 35 años de su vida (1902-1936) a su reconstrucción, con la colaboración de todo el pueblo.
“La gente del pueblo se volcó tanto que casi todos los habitantes actuales tienen un antepasado que trabajó en la reconstrucción”, relatan con orgullo. Después de Rafael, su nieto Fernando y su hijo continuaron con el legado. En el año 2001, la familia decidió abrir las puertas del castillo al público y compartir su historia con el mundo.
Hoy en día, el castillo sigue siendo un proyecto familiar y un sueño compartido. “Ahora somos mi mujer y yo los privilegiados que soñamos con ser otro pequeño eslabón de la cadena”, afirman los actuales custodios de este rincón mágico. Un lugar ideal para quienes sueñan con perderse en el tiempo sin salir de España, donde cada piedra cuenta una historia.