La asociación de vecinos Cádiz Centro daba la voz de alarma. Es una situación que se ha repetido durante varios veranos pero en vez de hábito produce cierta incomprensión y quejas: el mayor de los comedores sociales que abastecen de comida caliente, nutritiva y saludable a las personas sin hogar o sin recursos cierran durante los meses de verano.
Este caso de clausura se extiende durante junio, julio y agosto. El Ayuntamiento de Cádiz detalla a lavozdelsur.es que son cuatro los comedores sociales que cuentan con aportación económica municipal este año.
Virgen Poderosa, conocido como María Arteaga, recibe 65.000 euros; Amigas del Sur, en el entorno del Cerro del Moro, 65.000 euros; Virgen de Valvanuz, en el centro, 25.000 euros y Calor en la Noche, junto a Campo del Sur, 30.000 euros.
Hay otros puntos de ayuda social y reparto de alimentos coordinados por colectivos y asociaciones, de Caballeros Hospitalarios a Cruz Roja, pero no cuentan con ayuda presupuestaria de la administración local, no entran en el programa de subvenciones.
Cuatro comedores con parones en verano
De los cuatro casos con aportación pública, el mayor de ellos, el que agrupa el 30% de las plazas de comedores sociales en la ciudad (María Arteaga) cierra sus puertas y cocinas durante tres meses cada verano.
Los tres restantes (Amigas del Sur, Valvanuz y Calor en la Noche) mantienen su actividad sin cambio respecto al resto del año, incluso "con más personas que atender" porque reciben a los que no encuentran ayuda en el centro clausurado.
"Me parece de poca humanidad. Recibe dinero municipal, dinero de todos, por prestar un servicio y no parece lógico que deje de darlo, o pase a ser unos bocadillos, durante varios meses. No me parece ético", afirma Pepa Fernández, responsable y fundadora de Amigas del Sur.
Este cierre temporal supone que los centros que mantienen sus puertas y mesas abiertas durante todo el año reciben a los que no encuentran cobijo. "Nosotros atendemos sobre todo a vecinos, ya sean familias, mujeres con hijos o ancianos solos pero ahora vienen también más personas sin hogar que no pueden recurrir a esos comedores del centro de Cádiz".
Una voluntaria de Calor en la Noche añade que durante los meses de verano, lejos de reducirse, la presencia de personas sin hogar en las calles es más alta.
"Hay más gente en la calle que en invierno"
"Esa subida se da por una cuestión lógica de clima, hay más gente en la calle que en invierno. Pero también porque llegan a Cádiz muchas personas en situación cercana a la vulnerabilidad, vendedores ambulantes, trabajadores de sectores muy precarios que van detrás del turismo pero necesitan ayuda para alimentarse".
Por tanto, aseguran desde esos dos colectivos, los que permanecen abiertos deben hacer frente -con los mismos recursos económicos- a una demanda mucho mayor: "La atención crece un 30%, un 40%, porque el número de personas ya sube de forma habitual pero, además, se suman los que llegan desde los centros cerrados".
Fernández resume la situación con un argumento: "Las personas sin hogar también comen en verano. Las personas necesitadas no desaparecen por vacaciones, ni se van a ningún sitio. Debemos atenderlas igual que en cualquier otra época del año".
Todos necesitamos descansar
El argumento de que los voluntarios o trabajadores del centro que cierra sus puertas necesitan descanso y vacaciones no es compartido por los que sí abren: "Nosotras tenemos a muchas personas que ayudan de forma desinteresada y también a tres, cuatro, cinco contratadas, depende del centro".
"Lo que hacemos, como en tantos servicios que no pueden cerrar, es funcionar por turnos, combinar las vacaciones y los descansos de unos y otros. Esa justificación me choca porque, además, en el caso que cierra parte del personal lo forman religiosas que no suelen coger vacaciones aunque tengan ayuda de personas que sí descansan".
Marisa Campos, vecina del casco antiguo y dirigente vecinal de la asociación Cádiz Centro alerta del impacto de estas prácticas vacacionales o de cierre, total o parcial, en las personas más vulnerables, "las que nunca se tienen en cuenta".
"Algunas personas sin hogar se pasan julio y agosto a base de bocadillos. Los comedores y centros de asistencia que cierran ponen la excusa de que algunos visitantes desaprensivos se aprovechan de ellos para comer gratis o de que el personal que atiende necesita descansar".
"Los trabajadores de estos recintos también tienen derecho a vacaciones, por supuesto, sólo faltaría, pero habrá que buscar mecanismos, turnos o relevos como en otros centros para que no cierran, organizar de otra manera para no abandonarlos. Ellos son vecinos como los demás, quizás los que más nos necesitan".
