Las 'kellys' de la UCA no aguantan más con "900 euros al mes y el ingreso mínimo vital incluido"

Decenas de limpiadoras, entre las 200 trabajadoras del servicio, se encierran las 24 horas en la Facultad de Letras de Cádiz y en el Campus de Puerto Real "hasta que se acaben los sueldos indignos"

Las limpiadoras de la UCA durante el inicio de su segunda noche de encierro en la Facultad de Filosofía y Letras.
28 de octubre de 2025 a las 20:39h

En verano de 2024 adquirió popularidad un término coloquial que ya circulaba mucho antes de puertas hacia dentro. La kelly (o keli) es la contracción del término "la que limpia", la limpiadora. El término es exclusivamente femenino.

Un sindicato con ese nombre se hizo visible. Inició paros y protestas en distintos lugares de España por las pésimas condiciones de trabajo que recibían estas profesionales, especialmente en los hoteles y grandes complejos turísticos.

Uno de sus lemas, visible ahora en Cádiz y Puerto Real, decía que "sin limpiadoras nada funciona". Ningún trabajador, ningún turista, está dispuesto a pasar su jornada laboral o vacacional en un lugar que no ha sido previamente tratado por ellas.

Varias de las afectadas, este martes en el espacio en el que se han instalado en Cádiz.  REYNA

Apenas un año después de aquellas protestas, otra variante de limpiadora o kelly inicia un encierro indefinido, de 24 horas, en dos edificios públicos de la Bahía de Cádiz. Los motivos de la llamativa queja son idénticos: las "miserables" condiciones laborales.

Desde las nueve de la noche del último lunes de octubre, día 27, unas decenas de las 200 trabajadoras del servicio de limpieza de la Universidad de Cádiz permanecen cada mañana, tarde y madrugada apostadas en un rincón de la Facultad de Filosofía y Letras, junto al parque Genovés de Cádiz. También en el Campus del Río San Pedro, en Puerto Real.

Sus compañeras de los campus del Campo de Gibraltar (con sede en Algeciras) y Jerez comparten las mismas quejas, viven la misma situación, pero por ahora no se han decidido a iniciar encierros en sus centros de trabajo aunque sí han secundado otras protestas previas.

Las sillas de playa son el único mobiliario en el que pasan día y noche.  REYNA

En el encierro de Cádiz, con sus batas blancas, exponen la situación que les lleva a la explosión en un improvisado campamento laboral, un amplio recodo de los pasillos interiores, con el suelo cubierto de bolsas, mochilas, mantas, pancartas, sillas de playa, cantimploras, carteles reivindicativos, cubos y fregonas.

Tras la primera velada fuera de casa, 12 horas después de instalarse en un espacio a cubierto junto al patio acristalado y al aire libre, comparten mañana nubosa con alumnos que suben y bajan de clase, parejas de estudiantes que hablan en italiano e inglés mientras vapean y toman café en una pausa.

En el plácido ambiente estudiantil de otoño, las movilizadas explican un calvario laboral. Para exponer sus argumentos, detallan unas cantidades muy sencillas para el entendimiento de cualquiera.

Las limpiadoras encerradas han recibido numerosas visitas solidarias.  REYNA

"Ganamos 900 euros al mes por una jornada completa, con 38 horas semanales. Eso en el mejor caso, si tienes los trienios de antigüedad, como yo que llevo 31 años. Y porque se le añade el ingreso mínimo vital", detalla Rosa Fernández, del comité de empresa.

Se les pregunta por ese sorprendente añadido del ingreso mínimo vital (IMV) en sus ingresos mensuales. Se trata de una pensión administrativa teóricamente independiente de cualquier empleo, creada para facilitar la supervivencia económica de los que no tienen salario.

Su compañera Isabel Martínez comparte la extrañeza: "Eso mismo nos preguntamos nosotras que cómo puede ser que tengamos que contar con el ingreso mínimo vital para reunir 900 euros. Entonces, el sueldo sería lo que cobramos, esos 900, sin el ingreso mínimo vital".

En ese caso, si se restara el cobro del IMV, los salarios reales de las trabajadoras apenas superarían los 500 euros mensuales incluso con jornada completa. Sus gritos, su concentración contra "la indignidad más que la precariedad" de los sueldos, parecen ampliamente justificados.

Mela Arenas, también del comité de empresa por Autonomía Obrera como Rosa, recuerda que llevan más de dos meses con otras protestas, concentraciones, reuniones, asambleas y comunicados, pero nadie ha hecho caso. "Nos encerramos hasta que esto se arregle. Ya que hemos empezado no nos vamos a parar".

Visitas solidarias de trabajadores y estudiantes

Durante la primera noche de encierro en Cádiz, unas 20 mujeres recibieron las visitas solidarias de estudiantes de la propia Universidad de Cádiz: "Los chavales han estado muchas horas con nosotras, charlando y apoyándonos, muy amables". También profesores a título particular, trabajadores del metal o del servicio municipal de ayuda a domicilio.

Oti y María Jesús son dos de las muchas compañeras que participan en los largos turnos de la concentración permanente en el viejo edificio del paseo Carlos III de Cádiz, que cuenta con el respaldo sindical de Comisiones Obreras y Autonomía Obrera.

De forma inesperada, las trabajadoras no señalan a la empresa concesionaria del servicio, la firma malagueña Itelymp, como responsable de la situación. Culpan al Rectorado de la Universidad de Cádiz por firmar, el pasado julio, un contrato de limpieza que consideran impropio, carente de la mínima dotación económica.

El colectivo laboral está formado exclusivamente por mujeres con una edad media elevada.  REYNA

"La empresa hace lo que viene en el acuerdo, cumple lo que viene en el papel, nunca han dejado de pagarnos ni nos han tratado mal. El problema es que no tienen más recursos ni más dinero porque así viene en el contrato. El último pliego firmado en verano es una porquería", resumen casi a coro tres de las encerradas.

"Hemos perdido 54.000 horas de trabajo con esa prórroga del convenio, las han eliminado por la cara, han dejado de pagarlas, de incluirlas. Eso es mucho dinero para unas casas en las que no entran ni 900 euros al mes para alquiler, alimentación, ropa, estudios ¿Alguien puede explicarnos cómo puede vivir una familia con ese dinero con los precios de hoy en día?".

Entre los apartados más difíciles de la negociación está la falta de un suplemento salarial "aprobado por la Junta de Andalucía" de 200 euros que "al menos haría que algunos sueldos se acercaran al salario mínimo".

"Nos pasamos trabajando 38 horas semanales durante 30 años por 900 euros y al jubilarnos nos queda la mitad ¿hay derecho a eso?"

La sustitución de compañeras por baja médica, descanso o vacaciones tampoco está contemplada. La falta de manos es otro de los lamentos.

"Cuando una falta por alguna cosa, una simple gripe, la que se queda tiene que trabajar el doble, nunca viene nadie más, nunca se le sustituye", añade Rosa, "y todavía el jefe de servicio de la Universidad de Cádiz nos dice en una reunión que el índice de absentismo es muy alto".

Oficio femenino y con alta edad media

Como en otros oficios ligados al sector servicios, la totalidad de la plantilla está formada por mujeres y con una media de edad elevada, por encima de los 45 años. La dureza del trabajo físico durante 38 horas semanales desgasta los cuerpos y daña las articulaciones pero nadie parece ponerse en su lugar.

Las trabajadoras han repartido carteles reivindicativos por toda la facultad.  REYNA

"Las compañeras que se han jubilado últimamente reciben pensiones por debajo de los 500 euros ¿Hay derecho a eso? Nos pasamos trabajando 38 horas semanales durante más de 30 años por menos de 900 euros y luego te queda la mitad".

Las que limpian se han cansado y como dicen los carteles desde la entrada de la Facultad de Filosofía y Letras hasta la zona de su encierro, "sin limpiadoras no hay universidad". No hay casi nada.

Sobre el autor

José Landi

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