¿Cómo se vive el Carnaval de Cádiz desde el exilio laboral?

Tres jóvenes andaluces, una gaditana, un ecijano y un gaditano, cuentan desde Reino Unido de qué manera llevan las fiestas típicas a 2.000 kilómetros de distancia

Javier, Alejandro y Pilar en fotografías recientes, relacionadas con su carnaval.
Javier, Alejandro y Pilar en fotografías recientes, relacionadas con su carnaval.

Reino Unido, antes del Brexit, fue un clásico migratorio para la juventud, bajo el pretexto de aprender idiomas y de camino, buscarse un porvenir. La provincia de Cádiz es la tercera provincia con más paro en Andalucía y durante el mes de febrero, solo salieron 792 personas de las listas de desempleo. Actualmente,154.325 se encuentran en búsqueda activa de empleo. Los sectores más beneficiados en el último mes fueron la construcción y el sector servicio.

En Andalucía, el número de desempleados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo ha aumentado en 4.394 personas durante febrero, que sitúa en 809.959 la cifra total de los registrados en las oficinas de empleo, según los datos facilitados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social. Ante esta falta de perspectiva, muchas andaluzas y andaluces abandonan su tierra en busca de las oportunidades que no le ofrece el terreno. Es el caso de las tres personas que narran a continuación su historia de vida y nostalgia, desde Reino Unido.

Javier Ruiz Ramos, de 31 años, aprendió desde pequeño a vivir el Carnaval a distancia. "Soy de Écija, donde el carnaval era muy importante. Antes se vivía como la fiesta grande el pueblo y todo el mundo salía disfrazado", recuerda este ecijano, que actualmente vive en Londres junto a su pareja Julia, gaditana y también carnavalera. "Antes se iba al teatro a beber, a cantar, a reir...Cosas muy sencillas, que ahora parecen complicadas de conseguir", cuenta desde su casa, donde ultima su tesis doctoral sobre teledetección ambiental.

"Salí en murgas y me impregné del carnaval con mi familia y en el colegio", revela. Eso sí, reconoce que "el veneno real" le entró por la radio. "Yo aprendí del Carnaval y me enamoré de la fiesta por la noche, metido en la cama, escuchando a Juan Manzorro e imaginando los tipos perfectamente descritos, cuando Mari Pepa Marzo los narraba", explica Javier, que señala que cuando era pequeño y escuchaba las referencias que hacían en los pasodobles a las calles, las plazas, los bares y los puntos icónicos de Cádiz, "me los imaginaba, hacía mi mapa y tenía mis propias plazas en la cabeza".

Cuando por fin visitó y descubrió Cádiz, le cambió la perspectiva. "A partir de entonces entendí el Carnaval y me enamoré más todavía", revela. Para Javi y su pareja, que llevan casi 10 años en Londres, sigue siendo "una parte fundamental y un hito en el año".

Aunque ya esté "más o menos" acostumbrado a escuchar el Carnaval sin estar en el bullicio, Javier dice que "se vive bien y mal". Con pena, "cuando no se puede ir" y con alegría, "cuando sabes que tienes los carnavales para volver". Esto es algo que el astigitano valora mucho: la razón, el motivo para volver. "Cuando estás dentro quizás no lo valoras tanto, pero cuando estás fuera dices: Joé, está llegando febrero y ya mismo vamos a coger un vuelo para disfrutar", comenta ilusionado.

El lado malo, sobre todo, está en la imposibilidad de disfrutar del Carnaval de la calle, "porque es lo que nos gusta realmente". No obstante, sostiene que el COAC es "lo que nos quita esa espinita a los que estamos fuera". Para Javier y Julia, "escuchar preliminares desde Londres, cuando salía Manolín Gálvez, Manolito Santander y esas cositas buenas, como el Noly.... Lloras", admite. "Todo eso se echa de menos, pero cuando lo ves por la tele, entra por la ventana un poquito de aquello, aun estando a 2.000 kilómetros de distancia". Disfrutar del Carnaval a través de una pantalla significa, en esencia, "acercarnos a nuestras tradiciones, a nuestras familias y amigos". "Y al moscatel -añade- que tanto se echa de menos". 

"Yo aprendí de Carnaval y me enamoré de la fiesta por la noche, metido en la cama, escuchando a Juan Manzorro e imaginando los tipos perfectamente descritos, cuando Mari Pepa Marzo los narraba"

 

Pilar Lafuente tiene 32 años y es de "Cadi, Cadi". Llegó a Manchester hace dos años y medio para mejorar el inglés y buscar un futuro laboral que, hasta el momento, en Cádiz, era imposible de conseguir. Vive con su pareja y asegura que "todo va bien" por allí. Reconoce que una de las cosas que más echa de menos es el Carnaval, ya que para ella es "un estilo de vida, una manera de vivir". "Es algo que incorporas a tu vida diaria y que forma parte de ti, aunque este último año, entre el coronavirus y que he estado bastante desconectada", lo ha tenido más aparcado.

El padre de Pilar, o como gusta que la llamen, Pili, ha salido en coros, en callejeras y ha retransmitido el concurso del Falla durante años en la Cadena Ser. "Él fue quien me metió este gusanillo en el cuerpo", revela la hija del conocido, Quique Lafuente. "También tuve un novio que salió en la comparsa de Tarifa, que terminó de envenanarme, y con el que aprendí lo que era salir en una agrupación", añade Pili, que siempre quiso probar la experiencia de cantar en las tablas del Falla. "Tuve la gran suerte de salir dos años en el magnifico coro de Lucía Pardo. Uno fue con Cantina Las Manitas, con el que conseguimos el pase a cuartos y que fue, además, la primera vez que llegaba un coro íntegramente femenino. Y luego con Akelarre", recuerda.

Por motivos laborales tuvo que dejarlo. "Algo dentro de mí me dice que alguna vez volveré a salir a cantarle a Cádiz", afirma esta corista, que asegura que "como se ve la vida desde una batea, no se ve en ningún sitio". Para Pili, "fue algo muy especial, tanto por la experiencia como por el gran grupo humano que lo componía". Como dato curioso: participó y ganó en un especial Carnaval de Cádiz del programa Ahora Caigo.

Desde la distancia, esta gaditana reconoce que a pesar de que el Carnaval sea su medicina, y "cuando estoy muy agobiada o muy triste, me lo pongo o empiezo a cantarlo y se me cura, estos años he estado algo más desconectada y eso me ha ayudado a no echarlo tanto de menos". Aunque con las redes sociales, difícilmente se libra una de ver el ambiente de la gente en la calle con su moscatelito. "Ahí pienso, jo, ojalá estuviera alli", admite Pili, para la que el Carnaval sigue siendo una de las partes más importantes de su vida y algo con lo que siempre se identificará. "Ojalá pronto pueda estar más cerca de Cádiz o allí mismo, y volver a vivirlo en primera persona como siempre lo he hecho", concluye a la salida de su trabajo en Manchester. 

"Ojalá pronto pueda estar más cerca de Cádiz o allí mismo, y volver a vivirlo en primera persona como siempre lo he hecho"

Alejandro Mejías Jaramillo es un vecino de Loreto residente en Oxford. Actualmente trabaja como jefe de cocina de un restaurante español, pero durante muchos años, "los mejores años", salió como guitarra en la comparsa de Juan Fernández, conocido por Los Bailarines, La Comparsa PerfectaLobos. También lo hizo con Fran Quintana. Este gaditano reconoce que desde la distancia se pasa mal, pero que intenta matar el gusanillo viendo y escuchando Carnaval. 

"Como paso muchas horas en la cocina, me pongo el iPad para estar al tanto de los programas de Carnaval", reconoce. A sus compañeros y compañeras de piso los tiene "fritos con la guitarrita", dice Alejandro, que aprovecha los trayectos en coche y su estancia en casa para escuchar carnaval. Porque siempre es buen momento para sentirse cerca de casa al ritmo del 3x4.

 

Sobre el autor:

Carmen Marchena

Carmen Marchena

Gaditana. Periodista feminista por vocación y compromiso. Empecé en las redacciones de Ideal Granada y Granada Hoy. He pasado por eldiario.es/Andalucía. Parte de El Salto Andalucía desde sus inicios. Tengo dos ídolas: mis abuelas Carmeluchi y Anita. Defensora de los Derechos Humanos y la Memoria. Sin más dilación, papas con choco o barbarie.

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