Hay poca discusión. La vivienda, el acceso a pisos en buenas condiciones a precios asequibles, ya sea en compra o en alquiler, es el gran conflicto social de esta época en este país.
Las causas, los orígenes y las soluciones provocan un debate ya largo y complejo pero casi nadie discute que es "el problema" en la España de 2025.
La prueba que lo confirma pudo verse en la mañana de este miércoles en la calle Santiago (número 11) del centro de Cádiz, a un paso de las plazas de Candelaria y Catedral, a pocos metros del circuito masificado de cruceristas que dan el rodeo al casco antiguo por la calle Compañía.

En esa finca fueron entregadas 16 viviendas municipales, 16 acontecimientos casi milagrosos ante la mirada de una ciudadanía sedienta de pisos de promoción pública que alivien las desesperadas listas de espera o la ínfima oferta y destensen la locura de precios desquiciada por la demanda.
La entrega de viviendas asequibles, sociales, se ha convertido en tal excepción y es tan esperada que un acto hasta ahora administrativo y formal se convierte en acontecimiento, en evento festivo con más de cien personas en el luminoso patio y el estrecho pasillo que hace de portal.
Concejales de corporaciones anteriores, incluso de otro siglo, de todos los partidos representados en el Ayuntamiento, una veintena de altos funcionarios y representantes de cuatro administraciones distintas se mezclaron con medio centenar de nuevos vecinos y sus familiares.

La ceremonia tuvo tanto de solemne que la concejala de Vivienda, Ana Sanjuán, la abrió con un recorrido por la historia de la calle y de la finca. Después de varias intervenciones, el alcalde Bruno García remató con un arranque de sinceridad: "Ya está bien de palabras, lo importante son las llaves".
Consciente de la necesidad de atender el gran problema de la sociedad gaditana y española, la vivienda, dejó caer: "Hoy son 16 pero tienen que venir más, hay más de cien ejecutándose. En este caso de Santiago 11 hablamos de 1.662.000 euros bien invertidos", añadió en referencia al presupuesto de la obra.
El regidor también tuvo el gesto, que ya ha repetido en actos anteriores, de agradecer el trabajo del equipo de José María González Santos, Kichi, en proyectos que ahora le corresponde inaugurar a él. Con los funcionarios de la empresa municipal Procasa también se mostró muy afectuoso.

A partir de ahí, se pasó lista. No fue una escolar ni marcial. Fueron 16 nombres, los de los nuevos inquilinos de pisos de alquiler social, preferente. Una letanía de nombres feliz, emocionada.
Carmen, Fátima, Victoria, José, Patricia, Antonio, Ángeles, Rosa o Rosario cogieron su llavero tan esperado, en dos de los casos entre lágrimas.
"Es que esto es mucho más que un premio, más que ganar la lotería. Han sido muchos años esperando, hay mucha gente esperando, esto es una locura", resumía la madre de una de las dueñas.
Uno de los pisos fue abierto a la visita del numeroso público, un house tour se dice ahora en redes, mientras los beneficiados seguían abrazando a familiares y amigos.
"Esto es mucho más que un premio, más que ganar la lotería. Han sido muchos años esperando, hay mucha gente esperando, es una locura"
Los nuevos vecinos se mezclan en el bullicio de las escaleras. Para la mayoría es la primera vez que disfrutan "una casa nueva", proceden de fincas muy antiguas o deterioradas, de casas humildes compartidas con casi una decena de parientes.
Vienen de la precariedad, de la necesidad de vivienda digna en casi todos los casos y ahora ven la luz de una claraboya blanca que ilumina todo el edificio a estrenar.

Los concejales y otros dirigentes políticos son conscientes del logro. Por una vez se sienten útiles, producen algo tangible, duro y permanente. Les abrazan como sólo se hace con alguien que acaba de vivir un inmenso dolor o una enorme alegría.
Hacen falta muchas más
De la magnitud del logro, de su infrecuencia y su dificultad actual dan idea algunos números históricos. El nacimiento de la iniciativa que ha propiciado 16 viviendas de alquiler público en Santiago, 11 se produce hace 16 años, en 2009, cuando el equipo de Gobierno de Teófila Martínez expropia la finca.
"Su previsión era construir viviendas protegidas en régimen de venta, aunque nunca se llegó a iniciar el proyecto, quedó pendiente sin darle uso ni solución a ese suelo".
"Fuimos nosotros, en 2015, los que dimos un giro radical a las políticas de vivienda en la ciudad, apostando por proyectos como éste de viviendas protegidas en régimen de alquiler", detalla Helena Fernández, concejala de Adelante Izquierda Gaditana.
La oposición espera que la misma operación de Santiago 11, respaldada con fondos europeos Next Generation, se repita en otras fincas que actualmente están en obras de construcción, como son los casos de Calderón de la Barca, 19; Sagasta 77 y 79 o Pericón de Cádiz 3 y 5".
Todas esas obras, que sumarían más de una treintena de pisos, deben estar resueltas durante el año 2026 para no incumplir con los preceptos de la Unión Europea y tener que devolver las subvenciones recibidas.




