Aún no se ve la línea de meta pero está cerca. Ciclistas e instituciones acercan posturas para que el paso de bicicletas (y peatones) sobre el puente José León de Carranza sea una realidad el próximo año 2026.
Es la conclusión de los portavoces de la Subdelegación del Gobierno en Cádiz y la Asamblea Ciclista de la Bahía de Cádiz. Institución pública y colectivo ciudadano se reunieron este lunes en la sede gaditana del antiguo gobierno civil en la plaza de la Constitución.
Los ciclistas que llevan años de reclamación de alguna vía por el viejo puente (inaugurado en 1969) ven más cerca la conquista de su reclamación y han tenido acceso al estudio técnico de viabilidad encargado en tiempos del subdelegado José Antonio Pacheco que confirma que el proyecto es posible y las obras pueden tener un comienzo inmediato.
Para que las máquinas puedan aparecer sobre el viaducto, sin necesidad de cortar el tráfico rodado, ciclistas y Subdelegación consideran necesaria una reunión urgente con los ayuntamientos de Cádiz y Puerto Real, los términos municipales que une el puente, así como de técnicos de la Demarcación de Carreteras.
La finalidad de esta nueva cita sería establecer las conexiones entre los carriles bici de cada ciudad, a cada lado del puente, con la nueva vía ciclista y peatonal sobre el viaducto, sobre el mar.
A la espera de poner fecha y hora a ese encuentro técnico, que podría ser el último previo al anuncio del inicio de las obras, representantes de la Asamblea Ciclista de la Bahía como Juan Miguel Solana se muestran esperanzados ante el posible comienzo de los trabajos durante el año próximo.
El Carranza, única opción
Este mismo colectivo de usuarios, tras más de dos décadas de reivindicaciones y movilizaciones, rechaza que esta obra sea pueda ser realizada, ahora o dentro de unos años, en el puente Constitución de 1812, conocido como segundo puente e inaugurado en 2015.
Para este colectivo, la pendiente tan pronunciada de este último viaducto haría que sólo fuera accesible para unos pocos ciclistas, los que tuvieran una condición física comparable con la de un deportista profesional o un aficionado de alto nivel competitivo.
"Sería un carril bici excluyente porque sólo lo podrían utilizar unos pocos ciclistas, muy pocos, tanto por su pendiente como por su extensión", que supera por unos metros los tres kilómetros.
