La Caleta y Cádiz piden "auxilio" por la mayor invasión de algas conocida en diez años

Cuando se cumple una década de las primeras apariciones en la provincia, el concejal de Playas reclama ayuda urgente al Gobierno. Este domingo se batió el récord de recogida en un sólo día: 78 toneladas

El alga invasora en la Caleta, en una imagen de archivo.
14 de julio de 2025 a las 19:34h

Este verano de 2025 se cumplen diez años de un hallazgo que pasó inadvertido entonces. Parecía un episodio medioambiental pasajero y de impacto moderado. En las playas de la provincia aparecían por primera vez algas de una nueva especie, rugulopterix okamurae.

Esa variante, apodada "alga asiática" por su origen geográfico, mostró desde el principio una peculiaridad llamativa: su potencia invasora era imparable, se reproduce a una velocidad desconocida y ocupa enormes superficies de fondos, orillas y arenales.

Su proliferación, con una década de experiencia, puede considerarse epidémica, aunque los expertos se dividen a la hora de calificar la gravedad de su impacto real.

La cantidad que aparece en las playas de la provincia crece un verano tras otro.  MANU GARCÍA

Desde San Roque hasta Sanlúcar, según orientación geográfica, su presencia es ya un problema crónico para las instituciones públicas que tratan de velar por el buen aspecto de las playas, su principal atractivo turístico. 

Los ayuntamientos se afanan por encontrar métodos para recoger y reciclar tanta hierba marina sin descuadrar sus frágiles presupuestos anuales. La invasión natural, diez años después, va a peor en vez de amainar.

El catedrático de Biología Marina de la Universidad de Cádiz Juan José Vergara ya advertía este mes de mayo de que la presencia de rugulopterix okamurae sería mayor en la campaña estival de 2025.

Una vaca junto a la depuradora de Tarifa, con un monte de algas recogidas al fondo.  JUAN CARLOS TORO

"Este año puede ser más fuerte que los anteriores", adelantaba. El concejal de Playas de Cádiz, José Carlos Teruel, confirmaba, sin pretenderlo, el vaticinio científico este lunes.

La playa de La Caleta amanecía este domingo cubierta con un manto de algas como se han visto pocos (y ya son muchos los precedentes). Al hacer el recuento, los operarios confirmaron que se había batido el registro más alto en un sólo día: 78 toneladas de algas.

Tan grave resulta la situación que el edil pide "auxilio" al Gobierno y al resto de las instituciones públicas, incluso académicas, que puedan hacer algo para acercar el control de esta especie invasora.

En la ciudad de Cádiz, el impacto parece ser estético, turístico y, por tanto, potencialmente económico. En otras áreas de la provincia añade efectos aún más graves por impedir la pesca o el marisqueo, al cubrir enormes superficies en el fondo marino.

El sector pesquero gaditano hace más de un lustro que considera el alga asiática como su mayor amenaza, por encima de las cuotas administrativas de captura, el descenso de consumo entre la población y la falta de relevo generacional en las flotas.

Cómo empezó todo

La principal hipótesis del contagio y la llegada a la costa de Cádiz es que las algas llegaran desde sus zonas originarias –Oriente más lejano, el entorno de Japón– atrapada en los cascos y las hélices de los barcos de mercancías, entre los años 2012 y 2014.

Como consecuencia del cambio climático y la subida de la temperatura en los mares que rodean el Estrecho de Gibraltar, la especie habría encontrado un acomodo vertiginoso en el Sur de España por "condiciones idóneas de temperatura del agua, luz y nutrientes para reproducirse sin límite", detalla Vergara.

A pesar de que está presente todo el año, primavera y verano son las dos estaciones de mayor crecimiento, cuando resulta más visible en las orillas, aunque habita el resto del tiempo en rocas y fondos.

Alga asiática recogida en la orilla de la playa de La Caleta en verano de 2023.

Los estudios técnicos en estos diez años no han dado con claves para hacerla desaparecer o retroceder, "ahora mismo, eso parece imposible".

Uno de los mayores temores es que se convierta en presencia endémica, irremediable, "porque crece mucho y afecta a la biodiversidad, elimina o espanta otras especies de peces y mariscos, incluso a otras comunidades de algas".

Mientras empiezan a llegar los remedios, que parecen ser aún lejanos, aparecen algunas opciones de reciclaje. Convertir el alga en abono, tejidos y hasta combustible son algunos de los proyectos en marcha.

Puede que acaben por ser una riqueza, pero por ahora el alga rugulopterix okamurae trae de cabeza a los ayuntamientos que ya no saben cómo pedir ayuda, incluso "auxilio".

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José Landi

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