El Ayuntamiento de Cádiz avisó que no iba a permitir que las viviendas turísticas distorsionasen el asfixiado mercado del alquiler en la capital. Y va en serio. En los últimos días, ha interpuesto ya 12 sanciones a aquellas viviendas que incumplen con la normativa.
Cada una de ellas, por 10.000 euros, más allá de otras consecuencias indirectas por ser cazado como vivienda ilegal, y que tienen que ver con la mayor vigilancia, lógicamente, para seguir ofertando la vivienda en plataformas.
Este viernes, tras la junta de gobierno local, se ha informado de una segunda tanda de seis sanciones. El alcalde, Bruno García, ha asegurado que no es una simple campaña, sino que "no vamos a parar" y que será "permanente".
Y no vale con intentar tener los papeles en regla, sino que deben lograrse, porque cinco de las sanciones son a pisos que pidieron licencia a la Junta, aunque se rechazó y aún así pusieron las viviendas para alquiler turístico.
La política del Ayuntamiento de Cádiz está entre las más proactivas para acabar con las viviendas turísticas. No hay apenas precedentes entre las capitales para hacer frente, al menos, a las viviendas que incumplan.
Sevilla había trazado un plan para acotarlas, y hasta amenaza con cortar el suministro de agua a las viviendas incumplidoras, algo que, de producirse, podría abrir frentes judiciales, con la posibilidad de que la Justicia dictaminara, pasado el tiempo, que no fuera legal.
En cualquier caso, el plan de restricción sevillano está en duda por falta de acuerdo del pleno de la capital, ya que el PP necesita el apoyo de la oposición y no se consensúa una cifra sobre el límite máximo de viviendas turísticas respecto al parque total en cada barrio: el Ayuntamiento quiere marcar el 10% y la oposición haba del 2,5%, lo que multiplicaría el número de calles donde no se entregaría ni una licencia más.
Desde el mismo partido político, el PP en Cádiz está haciendo bandera de la vigilancia, una vez que se habilitó a través de un decreto de la Junta la posibilidad de que los municipios tuvieran más poder para la denegación y el celo en el cumplimiento de los requisitos.
