La ciudad de Cádiz se ve obligada a protegerse de sus propios vecinos. De algunos. Esa es la finalidad de la medida anunciada por el Ayuntamiento de Cádiz que entra en vigor este miércoles, 3 de septiembre.
El concejal delegado de Mantenimiento Urbano, José Carlos Teruel, se declara harto de unos destrozos que aparecen de forma constante y suponen un alto coste para las cuentas municipales.
"Un columpio para personas discapacitadas destrozado ha sido lo último", recuerda. "Cada uno de estos casos le cuestan una media de 5.000 euros al Ayuntamiento", recuerda el edil. Y son casi una decena al mes durante los últimos años.
Para tratar de poner freno, al menos nocturno, a estos destrozos fruto del vandalismo, desde este primer miércoles de septiembre cierran sus accesos cada madrugada los parques públicos de Cortadura, Carlos Díaz, Erytheia y Kotinoussa (Varela), Celestino Mutis, parque Genovés, San José o Reina Sofía.
A las 8 de la mañana abrirán cada día y a las 22 horas, cada noche, verja con candado hasta la jornada siguiente. Es la medida pensada para tratar de minimizar los daños.
"Es un paso que se ha dialogado con los vecinos. Hemos identificado un mal uso de los parques por vandalismo y hay que ponerle una solución"
Teruel afirma que los jóvenes que se puedan reunir en estos parques cerrados tienen alternativas a su disposición: "Cerca de todos los que cierran hay espacios públicos en los que es posible estar reunidos por la noche".
La medida que entra en vigor este miércoles no es del agrado de todos los gaditanos. No es que se opongan. Al contrario, consideran que se queda corta: "Cerrar los parques no es una opción suficiente de defensa del patrimonio público de Cádiz que está repartido por toda la ciudad y no sólo en los jardines. No se puede poner una reja a cada elemento patrimonial".
La opinión es de la asociación de vecinos Cádiz Centro, una de las que agrupa a más residentes de la ciudad. Sus dirigentes vaticinan que el cierre de los parque no solucionará la presencia del vandalismo "entre otras cosas porque una reja no es insalvable".
Como otro de los inconvenientes, Cádiz Centro entiende que la medida "va a suponer un gasto a la ciudad ya que se anuncia la contratación de una empresa de seguridad para el cierre de los parques ¿No es posible hacer este encargo a la policía local mientras hacen sus rondas?".
Este grupo vecinal entiende que "el daño en la escultura de la fuente del niño del paraguas, en el parque Genovés, parece ser el detonante de esta iniciativa ¿Sabemos si esta salvajada se hizo por la noche, por la mañana, por la tarde? Hay horas en que los parques y jardines no están muy frecuentados pero no tiene por qué ser de noche".
Ayuntamiento de Cádiz y grupos vecinales coinciden en que hay muchos ejemplos que llevan a lamentar el gamberrismo destructivo, a buscar medidas para reducirlo.
"La placa a la memoria histórica en las Puertas de Tierra, cañones y murallas de San Carlos, fuente de la plaza de las tortugas, el monumento al Marqués de Comillas, las figuras expuestas en la plaza de San Juan de Dios durante el Cádiz fenicia... Todo sufre vandalismo en Cádiz".
Cádiz Centro lamenta que "los parques y jardines, los monumentos y espacios públicos que no tienen rejas quedan desprotegidos" una vez se aplique la nueva medida municipal.
"Defendamos el patrimonio. No es nuestro, sólo lo tenemos en depósito para nuestros descendientes. Hay que concienciarse de lo que tenemos y denunciar siempre que veamos acciones salvajes de este tipo. Las rejas no son la solución".
Para los vecinos, la única posibilidad de mejora es "concienciación, denuncia ciudadana y vigilancia. Las rejas las dejamos para los vándalos, no para los ciudadanos".
El eterno ejemplo del barrio de Astilleros
José Gaviño es presidente de la asociación de vecinos Astilleros, uno de los barrios más poblados de la ciudad con 5.000 vecinos.
Su perfil litoral, con un amplio paseo a la Bahía de Cádiz, ha sido víctima del vandalismo y los destrozos de forma permanente, desde su inauguración hace ya 15 años.
"La verdad es que es una pena. Desde el primer día comenzaron a arrancar las barandillas. Se vuelven a poner y las vuelven a romper, siempre volvemos a lo mismo pero seguimos sin vigilancia. Esto está costando mucho dinero".
Para Gaviño, el cierre nocturno de los parques a partir de este miércoles tendrá poco efecto: "El parque, el de Celestino Mutis en nuestro caso, no es uno de los puntos más conflictivos de vandalismo en esta zona. Creo que ese cierre es una decisión que generaliza, en vez de ir a lo individual".
En los últimos días de agosto han comenzado veloces mejoras en la zona. Una competición de vela a partir del 6 de septiembre provoca la convocatoria de numerosas actividades en la zona.
Los pantalanes en el paseo marítimo de la Bahía, hundidos durante años por el gamberrismo, son el símbolo del deterioro provocado: "Esto no es un parque, esto no se puede cerrar por la noche"
Baldeos y reparaciones, pintado de bancos y lavados de cara se multiplican por fin en el paseo marítimo de Astilleros, el que conecta el parque Celestino Mutis con la avenida de la Bahía.
Los pantalanes que se convirtieron en una imagen de la zona en la primera década del siglo habían desaparecido, hundidos por la acción de los incívicos.
En esta semana ha sido reinstalado uno muchos años después de que desaparecieran, 18 años después de su estreno.
El temor es que vuelva a ser hundido en cuestión de semanas. "Se lo volverán a cargar en dos meses. Esto no se puede cerrar por las noches, no es un parque. No se puede cerrar toda la ciudad para que no hagan destrozos cuatro tontos", dice un vecino al pasar en bicicleta.