Apenas faltan cuatro meses para el inicio del Concurso del Falla (COAC), el evento que da inicio oficioso al carnaval de Cádiz, una fiesta que centra la agenda cultural en la ciudad. Si bien no es hasta la tarde siguiente a la final del Falla cuando realmente comienza el carnaval, la ciudad se llena de papelillos y los autores más conocidos lanzan nuevos repertorios e ideas, atrayendo a audiencias millonarias en televisión y canales como YouTube.
Por eso, la Asociación de Autores ha lanzado una propuesta a la que ha calificado de "exprés" para modificar el concurso. Porque entre inscripciones, la tensión de los ensayos y demás elementos que mueve toda la industria carnavalesca en Cádiz, cuatro meses no son nada.
La reforma que propone el organismo recaería sobre el propio Ayuntamiento, que asumió de vuelta las competencias tras el fin del Patronato, el sistema ideado para que el COAC tuviera amplias dosis de autogestión entre los propios carnavaleros.
El sistema propuesto se basa en la recuperación de elementos que ya tenía la fiesta en otros momentos. De los cuatro cortes para continuar en el concurso, se pasaría a tres, eliminando los cuartos de final, ampliando las preliminares en el calendario para que cada una de estas sesiones no incluya a más de seis agrupaciones.
Y que se estudie arrastras los puntos de la primera fase, algo que cambió hace menos de una década para evitar que una primera impresión impidiera llegar a la final a una agrupación que, sin destacar el primer día, fuese en realidad de calidad.
Como alternativa, los autores hablan de recuperar las sesiones de tarde y noche, algo casi perdido en la memoria pero que alivió la carga de noches interminables que en la práctica han estado comenzando alrededor de las nueve y cerrándose incluso a las dos de la mañana.
El problema surgido en los últimos años es el exceso de agrupaciones que se inscriben, ya que existe plena libertad para acceder al Falla y competir con otras agrupaciones. La popularización del concurso años atrás gracias, entre otros, a Canal Sur, propició que cada vez hayan sido más las chirigotas o comparsas procedentes de todas las provincias andaluzas.
Eso, por un lado, ha significado una mayor popularización e, incluso, un impulso a la industria del carnaval: más sesiones de más agrupaciones supone más tajo para pequeñas empresas de maquillaje, mayor profesionalización de quienes idean los forillos o la costura de los tipos.
A la vez, ha provocado que en muchas sesiones de la primera fase apenas haya una o dos agrupaciones con una calidad mínima, depreciando así el concurso. El eterno debate, entonces, es el de si habría que idear un impedimento, una especie de corte del jurado en privado, para que toda agrupación que pise las tablas del Falla tenga una cierta calidad. Sin embargo, conscientes de las dificultades técnicas y de la pérdida de una cierta esencia de libertad quizás, ese debate no se ha llegado a poner sobre la mesa de momento.
La idea de la Asociación de Autores, presidida por Miguel Villanueva, pasa también por un nuevo derecho del jurado a elegir qué agrupaciones pasan a la siguiente fase sin mínimos y máximos por modalidad: es decir, si un año es de peor calidad en chirigotas y mayor en comparsas, reducir unas y aumentar el número de otras para la siguiente fase.
En paralelo, propuesta lanzada al Ayuntamiento acortaría también la final, pasando de cuatro a tres agrupaciones como máximo por modalidad. Eso evitaría que la gran noche del COAC se alargase hasta las ocho de la mañana.
En definitiva, la propuesta retoma ideas que ya se aplicaron o debatieron en años anteriores. Tome la decisión que tome el Ayuntamiento, será el primer examen para un Bruno García que conoce de sobra el veneno que puede generar el concurso frente a un ejecutivo local. Y que, pase lo que pase, habrá voces detractoras. Ningún ayuntamiento ha logrado en los últimos años evadirse de las tensiones que genera el asunto. Un examen difícil de aprobar para cualquiera.
