LaLiga y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) aprobaron este lunes  la disputa del partido entre Villarreal y FC Barcelona en Miami, previsto para el 20 de diciembre en el Hard Rock Stadium. Esta decisión ha generado un intenso debate en el fútbol español, con fuertes críticas, sobre todo del Real Madrid, primer club en manifestar su rechazo a esta propuesta.

A falta del visto bueno final de FIFA y UEFA, Villarreal y Barcelona han mostrado una postura positiva. El presidente del Villarreal, Fernando Roig, calificó la iniciativa como una "oportunidad histórica" para expandir la marca del club y de LaLiga en un mercado tan estratégico como el estadounidense. Además, anunció dos medidas compensatorias para los abonados: la posibilidad de viajar gratis en avión a Miami para asistir al encuentro y un reembolso del 20% del abono para quienes no puedan acudir.

Sin embargo, el Real Madrid ha expresado su firme oposición a que un partido oficial de la liga española se juegue fuera del territorio nacional. En un comunicado, el club blanco argumenta que esta medida rompe con el principio de reciprocidad territorial que garantiza la igualdad competitiva en el formato de liga a doble vuelta. El Real Madrid advierte que la decisión, tomada sin consulta previa a todos los clubes, compromete la integridad del campeonato, al otorgar ventajas deportivas injustas a los equipos solicitantes.

Desde el club merengue reclaman que cualquier cambio de esta naturaleza debe contar con el acuerdo unánime de todos los participantes y respetar estrictamente las normas nacionales e internacionales. Por ello, ya ha presentado solicitudes a FIFA, UEFA y al Consejo Superior de Deportes para evitar que se autorice el partido sin el consentimiento de todos los clubes.

Un debate sobre las consecuencias del partido

El debate sobre el encuentro en Miami no solo plantea una disputa deportiva sino también económica y de imagen para LaLiga y sus clubes. Villarreal ve en esta iniciativa un impulso para abrir mercados y generar nuevos ingresos, mientras que Real Madrid advierte sobre las consecuencias negativas que una excepción así puede acarrear para la competición y el fútbol español en general.

Este proyecto no es nuevo: en 2019 ya se intentó llevar a cabo un partido oficial en Miami, pero la oposición de la RFEF frenó la iniciativa. Ahora, con la FIFA permitiendo que partidos de ligas nacionales se disputen fuera del país, la polémica vuelve a escena, y la resolución definitiva depende de la aprobación de los organismos internacionales y de la respuesta del resto de clubes.

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Francisco J. Jiménez

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