Un tipo humilde, sencillo, que no pierde vista a sus raíces. Un futbolista de Primera División de los que dignifican a la profesión. Lejos de los estereotipos de millonarios consentidos que viven en su mundo de lujo, el jugador del Cádiz, Fali, sigue haciendo una vida normal y corriente. Sin excentridades ni caprichos, sin el derroche ni las ostentaciones de la mayoría de jugadores de la máxima categoría.
El defensor valenciano presume de ser gitano y de los orígenes de los suyos. "Mi familia aún sigue chatarreando y yo estoy muy orgulloso de ello", comenta el jugador cadista en un reportaje que próximamente verá la luz en Movistar+.
Carismático, desde su llegada al Cádiz se ganó el corazón de la grada por su honradez y valores. "Me quedé alucinado cuando el Carranza coreó mi nombre, con lo malo que yo soy", destacó en su día en un ejemplo más de la cercanía de algo más que un futbolista, una persona con principios.
Otra de las anécdotas que reflejan su humildad y la de los suyos fue cuando, tras fichar por el Nástic de Tarragona, se presentó en el club en una furgoneta con sus familiares. "Cuando el presidente vio bajar a mi tío, un hombre de dos metros de largo y la melena por el culo, dijo: 'Estos quiénes coño son'. Pues mi gente". Genio y figura.
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