El boxeador andaluz que se reiventó a sí mismo: “Lucho por mantener a mi familia”

Álvaro Terrero es un púgil de Chiclana alejado de los estereotipos de un deporte que forma parte de su filosofía de vida. El próximo 30 de octubre participará en una velada en Londres

Álvaro Terrero, el boxeador que se ha reinventado a sí mismo.
17 de octubre de 2021 a las 20:46h

La vida es boxeo. Golpeas y recibes. Caes noqueado y tienes que volver a levantarte. Así es la historia de Álvaro Terrero, un boxeador de 34 años que ha tenido que reinventarse una y otra vez para seguir abrazado al deporte que le ha dado una filosofía de vida, pero también muchos sinsabores. 

Natural de Chiclana, no lo ha tenido nada fácil en el ring. Demasiados paréntesis, pocas ayudas y menos herramientas para crecer como le hubiera gustado. Durante más de una década se ha visto sin entrenadores ni rivales para competir en una provincia a la que le falta todavía mucha cultura boxística

Terrero ha tenido que hacerse a sí mismo. De principio a fin. Se tuvo que construir su propio ring para entrenar en una pequeña parcela que tenía su padre, que falleció cuando él tenía 21 años. Sus principios fueron en el full contact y el kick boxing, dos modalidades deportivas que empezó a conocer con 15 años. 

Junto a su entrenador.   MANU GARCÍA

A los 17 años fue su primer encuentro con el boxeo y no tardaría en llegar el flechazo. Joven e inexperto, tras dos meses entrenando le ofrecieron participar en el Campeonato de España. Y desde Cádiz a Alicante se marchó a vivir la aventura en un viaje en coche que se le hizo eterno. De la Tacita de Plata partió en bus hasta Murcia y desde allí en taxi hasta Guardamar del Segura, localidad en el que se celebró el Nacional. "Siempre he sido muy atrevido y fui a verlas venir. Iba sin entrenador, sin apenas información. No llevaba ni teléfono móvil. No conocía a nadie", relata Álvaro a lavozdelsur.es

"Podría haber sido un muy buen peleador, mucho más diferente de lo que soy ahora"

Pero, a pesar de todos los hándicaps en contra, el boxeador chiclanero firmó una excelente pelea y logró ganar por mayor actividad que su oponente. Lo que podría haber sido el inicio de una carrera repleta de éxitos acabó convirtiéndose en una peregrinación por el desierto. "Podría haber sido un muy buen peleador, mucho más diferente de lo que soy ahora. Si yo hubiera tenido una carrera bien llevada sería un profesional, tal vez no de primera división, pero seguro que sí de segunda. Todo el mundo espera que le toque la lotería, pero lo único seguro es trabajar y trabajar".  

Un joven aficionado sigue las evoluciones de Terrero.   MANU GARCÍA

Durante 17 años solo ha podido disputar 20 combates. Demasiadas intermitencias por culpa de todos los obstáculos con los que se ha ido encontrando. Golpes y más golpes. Entrenadores nada responsables, instalaciones con un único saco de boxeo e imposibilidad de encontrar compañeros contra los que competir. 

Sus primeras peleas las perdió por K.O., pero nunca se dio por vencido. A pesar de las lesiones y secuelas que le dejaron algunas peleas, Terrero siguió entrenando por su cuenta hasta que en su quinto combate encontró el necesario punto de inflexión. "Esa pelea fue contra Wilson Santos y ahí empecé a resurgir de mis cenizas. Venía de lo más bajo en el deporte por los golpes, las inseguridades. Todo había sido catastrófico, pero en esa pelea vi una luz". 

Terrero, entrenando en el Jerez Boxing Club.   MANU GARCÍA

Y su mentalidad cambió. Se hizo más poderoso en lo anímico y aprendió a gestionar todo lo negativo para pasarlo a positivo. "Logré alejar de mí todas las frustraciones y todo lo que no me conviene. Borrar y empezar. Yo intento sufrir y darlo todo en cada entrenamiento para disfrutar luego en la pelea y hacerlo lo mejor posible", detalla Terrero. 

El próximo 30 de octubre participará en una velada en Inglaterra. "Me voy a enfrentar –cuenta Álvaro- a un boxeador que tiene un contrato millonario, que tiene a varios entrenadores profesionales que se dedican a él. Tiene uno para la parte física, otro para la técnica y otro que le asesora. Yo tengo todo eso en contra".

"El deporte es como la vida misma. Además del deporte tengo que trabajar y luchar por mantener a mi familia"

Terrero tiene que combinar sus entrenamientos en el Jerez Boxing Club con su vida familiar y su trabajo como personal de mantenimiento en una depuradora de aguas residuales. "El boxeo es como la vida misma y más en mi situación. Además del deporte tengo que trabajar y luchar por mantener a mi familia".

El boxeador de Chiclana, en el ring.   MANU GARCÍA

Padre de una niña, trabajador y lejano a esas etiquetas y estereotipos que todavía quieren colgarle al mundo del boxeo. "Soy todo lo contrario a lo que puedan pensar. Tengo tatuajes, pero eso no quiere decir nada. Soy un tipo serio. Puedo equivocarme muchas veces, pero el boxeo es el que me hace seguir y mantenerme. Siempre se ha intentado asociar al boxeo con la parte negativa, pero esa parte está en todos los deportes y en cada tipo de personas. En cada oficio hay gente positiva y negativa, gente que aporta y que resta", confiesa. 

"Puedo equivocarme muchas veces, pero el boxeo es el que me hace seguir y mantenerme"

Para Álvaro, que en el último año está dando clases a futuros púgiles, el boxeo es más que un intercambio de puñetazos a ritmo de caderas. "Yo veo el boxeo como el fútbol, el tenis, el atletismo, el beisbol o el baloncesto. El boxeo es parte de todo". 

Las manos de Terrero.  MANU GARCÍA

La suya es una historia de superación y resiliencia. De encajar los golpes y aguantar de pie sobre la lona. "Es una historia real que cada vez que la cuento se me ponen los vellos de punta. Nunca pensé que estaría en este punto de confianza en mí mismo y de estar tan seguro de lo que hago y los motivos por lo que lo hago". Palabra de boxeador. 

Sobre el autor

Rubén Guerrero

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