Un hombre mayor, de tez arrugada, mira a cámara. Repeinado, con la boca cerrada —aunque se intuye con pocos dientes— y rodeado de máquinas tragaperras en un garito que hace mucho tiempo que dejó de cuidar sus paredes, desconchadas por el paso del tiempo. “Ni el azar, ni Eolo, dios del viento, evitarán que descubramos otra vez Ítaca. El tiempo y el trabajo han ido dibujado en la pared el mapa que deseamos”. La fotografía es obra del artista multidisciplinar Miguel Parra. El texto, del filósofo Juan Carlos González. Ambos, colaboradores de lavozdelsur.es, con sus secciones Negro sobre negro y Roedores de cultura, respectivamente.
Éste es solo un ejemplo de la veintena de imágenes que componen la exposición Cuerpos sin espacio, que este viernes 19 de noviembre, a las 20:00 horas, se inaugura en Sala Tragaluz, el espacio de ideas y culturas de lavozdelsur.es (calle Juan Sánchez, 4, en Jerez). “Éste es un proyecto de amistad”, cuenta Parra, al que González le dio el empujoncito que le hacía falta para darle forma de exposición a una muestra que lleva muchos años de trabajo detrás. Y mucho de fotoperiodismo, por qué no decirlo, aunque el autor no lo pretendiera. Fotografías que duelen y conmueven, pero seguro que no dejan indiferente.
Una abuela, sentada en su silla de ruedas, con la mirada perdida, espera paciente en su habitación del centro de mayores en el que está internada, mientras a su lado se ve un pasillo vacío. O la miseria que se esconde en los entresijos de la Feria del Caballo. O el interior de una plaza de toros en mitad de una corrida. Miguel Parra capta con su cámara todo lo que le llama la atención —y le han dejado—, denunciando injusticias o mostrando lo que nadie ve, o no quiere ver. ¿Una crítica velada al capitalismo? ¿Denuncia de injusticias? Un poco de todo se ve en la exposición que montan a pachas González y Parra.
“Hace tiempo que Juan Carlos y yo habíamos tenido la idea de unir nuestras dos ramas del arte, él con sus textos filosóficos y yo con la fotografía en este caso, y ahora nos ha surgido esta exposición”, cuenta Miguel Parra, quien ha hecho una selección de 21 imágenes procedentes de su extenso archivo fotográfico. “La punta del iceberg”, como lo define González, de cada una de las historias que encierra cada fotografía. “Me he dado cuenta que todas tienen una misma intención, de denuncia, pero es algo inconsciente que no he buscado ni cuando las estaba haciendo, ni a la hora de elegirlas”, cuenta Parra. Es intrínseca en él esa búsqueda de la denuncia, esa muestra de los cuerpos ocultos, perdidos, que dan nombre a la exposición.
“Fotografío cosas que me llaman la atención”, dice Parra, como quitándose importancia. Para González, “para denunciar una injusticia a veces no hacen falta grandes discursos, sino hacer que se vea lo que hay y nadie ve. Cuando alguien fotografía a un gran monumento, Miguel fotografía a alguien que está en la miseria al lado. Cuando alguien está viendo una espectacular foto de la Feria, él capta un rincón que nos recuerda que ahí quizás no haya mucha Justicia… En sus fotos siempre hay una mirada con muchas miradas”.
“El arte es único, lo que cambia es la herramienta. En este caso es la cámara, en otros casos pueden ser el lápiz o el pincel”, dice el artista Miguel Parra. “Un compañero de la carrera —Bellas Artes— decía que él se había saltado la clase de pintura de piedra. Era una crítica a esa pintura manida, hecha con ciertas normas establecidas. Lo que hacía era criticar esa forma de pintar y hacernos ver que lo importante son los conceptos, no tanto la forma de aplicar la técnica, sino qué es lo que uno tiene en el corazón y en la cabeza, y cómo se manifiesta a través de las distintas técnicas”, abunda.
“Los fotógrafos piensan con la mirada y Miguel tiene una mirada muy inteligente. En sus fotos uno encuentra cómo ha captado esos cuerpos sin espacio que mencionamos en el título. Las personas que parece que no tienen lugar en esta ciudad o en este planeta. En esta ciudad de la producción, de la velocidad, aparecen escenas de la Feria donde hay trabajo pero a veces miseria y degradación. Pero también sabe captar otros cuerpos que nos acompañan en este mundo, como son los animales. Son otros cuerpos que tampoco tienen lugar, porque lo ocupamos todo con las ansias de riqueza y de poder”, explica Juan Carlos González.
"En el arte tiene que haber dos cosas, destreza técnica y mirada conceptual. Miguel tiene las dos. Si lo tienes, el espectador se va a llevar placer estético, pero también un placer conceptual, que te lleve a pensar. Miguel te obliga a pensar en cómo es este mundo, y qué ocurre con ciertos cuerpos que no tienen espacio, lo que te va a obligar a pensar en otros mundos, otras posibilidades, otras utopías", describe el filósofo, coautor de la muestra. "La exposición quiere que sepamos mirar con inteligencia para ver lo que tenemos alrededor, que no siempre es bonito ni justo".
En Cuerpos sin espacio, Miguel Parra aporta su mirada, "pero luego la fotografía tiene que volar independientemente de lo que piense el autor, o no la valoraríamos de una forma objetiva", reseña. "Cuando voy con la cámara tengo una visión del mundo diferente a cuando voy sin ella, no me fijo en tantas cosas. Y si me fijo es para llorar la fotografía que no he hecho. Uno se compartimenta", dice Parra. Él se divide entre la pintura, el humor gráfico —con las viñetas que publicada cada miércoles en lavozdelsur.es— y la fotografía. Una veintena de imágenes, las de la exposición, que se podrán visitar en la Sala Tragaluz hasta el 16 de diciembre, de 17:00 a 20:00 horas, y que invitan a pararnos, a reflexionar, a repensar nuestra mirada.
Comentarios