Josefa Parra abrió el acto destacando la originalidad y valentía que ha tenido Manuel Bernal, ya que “durante mucho tiempo se ha dedicado a desmitificar la Generación del 27, a aclarar ciertos conceptos y realizar otra lectura de ese grupo”. Esta vez ha tratado de pagar una deuda sobre todo con las mujeres del 27, porque normalmente en las antologías salen los hombres por un lado y, últimamente, las mujeres por otro, explicó Josefa Parra.
“Si soñaban juntos y escribían juntos, Manuel se pregunta por qué no aparecen juntos, ellos y ellas, en el mismo libro”. Y subrayó que ha sido valiente. Ha cruzado ciertas fronteras y eso puede levantar ampollas, “pero también hay muchos investigadores que están alabando que haya rescatado a algunos autores y autoras del 27 que eran muy poco conocidos y apreciados”.
Miriam García nos recordó la trayectoria literaria de Manuel Bernal. Es profesor, escritor, periodista e investigador. Además de obras de poesía y narrativa, ha escrito ya varios libros sobre la Generación del 27. Ha dedicado muchos años a investigar ese movimiento literario.
Miriam destacó que esta extensa antología, que se abre con Rafael Alberti y termina con María Zambrano, se lee muy bien. Uno queda atrapado en la nómina tan valiosa de escritores y escritoras que nos ofrece Manuel. La introducción explica con claridad cómo se ha configurado esta antología, en la que van apareciendo estrellas, satélites, constelaciones… Ellos y ellas. La joven poesía del 27 ha sido publicada por la editorial Verbum. La portada es del artista Miguel Parra.
Manuel Bernal dialogó con Miriam sobre las características de esta antología y el proceso de elaboración. Manuel recordó que se acercan las celebraciones del centenario de la Generación del 27. Es el momento de dar a conocer lo que se ha investigado. Explicó de dónde surgen todos estos escritores, cerca de 70, muchos de ellos y ellas desconocidos para el gran público. Ha incluido a aquellos autores que en el 27 tenían al menos dos libros publicados.
Solo hay una excepción, Margarita Ferreras, que solo publicó un poemario. Pero, dada su calidad y su relación con el grupo, merecía aparecer en la selección. En la elaboración de la antología, Manuel Bernal ha recibido gran ayuda de la asociación El legado de las mujeres. Este grupo de profesoras le ha hecho ver con claridad la necesidad de recuperar la obra de muchas mujeres olvidadas por las instituciones académicas.
Cualquiera que se acerque a la antología Ellos y ellas se preguntará de dónde han salido todos esos escritores y escritoras, dónde los ha encontrado. Manuel los ha buscado en las revistas de la época, donde mostraban sus poemas, y en los libros que sacaban a la luz, muchos de ellos mediante autopublicación, en ediciones de muy pocos ejemplares. La digitalización de documentos de muchas instituciones, como la Residencia de Estudiantes, le ha facilitado ese trabajo de rescate. “Un nombre me llevó a otro y formando una cadena acabaron saliendo todos ellos”.
Gran parte de esos autores fueron desapareciendo: quedaron en la sombra, olvidados o ignorados. El propósito de esta antología de Manuel es darlos a conocer para que el público compruebe su valor literario. “Todos ellos escribieron juntos y tenían el mismo sueño: que la cultura y la educación podían cambiar este país”. Todos ellos sintieron la necesidad de ese cambio. Creyeron que con su poesía, su teatro y sus revistas podían cambiar la sociedad. Para Manuel esto es lo más importante.
Manuel ha trabajado durante más de diez años en la elaboración de esta antología. Además de bucear en hemerotecas, ha tenido que contactar con la familia de alguno de ellos para acceder a sus obras. Todo esto requiere mucho tiempo. “La Guerra Civil pasó sobre ellos como una apisonadora”. Muchas familias tuvieron que salir huyendo.
Manuel ha tenido que contactar con los herederos de alguno de ellos para encontrar algún libro o una revista. Y a veces los herederos desconocían su existencia y la actividad literaria del escritor. El olvido y la Guerra Civil han sido demoledores. Hay un grupo que sobrevivió y es el que hemos estudiado todos en la escuela. “Todos los que aparecen en el libro fueron compañeros de tareas de ese grupo”.
También ha habido dificultades en el camino. Una de ellas es que las editoriales se mueven por lo que está de moda en un cierto momento. Cuando Manuel comenzó a contactar con editoriales, algunas de ellas, grandes sellos, se interesaron por el libro, “pero solo querían a las mujeres”.
A Manuel solo le quedaron dos opciones: dividir la antología en hombres y mujeres o mantener la idea original de que apareciesen todos juntos. Manuel no aceptó esa condición. La editorial Verbum sí que le dio la posibilidad de publicar la antología como la había concebido desde el principio. Manuel lo tuvo claro, haber hecho una antología solo de mujeres habría sido caer en el mismo error.
La marca que triunfó fue Generación del 27. Sin embargo en el título se dice “La joven poesía del 27” porque fue la única expresión que ellos utilizaron, nos explicó Manuel. “Ellos proclamaban que eran la joven poesía”. Luego ha habido otros nombres, pero casi siempre interesados, como "Generación de la República". Entonces, según Manuel, también podrían haberse llamado Generación de Primo de Rivera… También se utilizó “Generación del 25”, “Edad de Plata”, “Las Sinsombrero”. Todas estas denominaciones fueron creaciones interesadas. La única expresión que ellos utilizaron, para diferenciarse de la tradición literaria anterior, fue “Joven poesía”, ni siquiera se llamaban vanguardistas.
Los autores aparecen por orden alfabético. En la introducción se explica por qué aparecen y se habla brevemente de su trayectoria literaria. De cada autor hay tres o cuatro poemas. Manuel reconoció que algunos amigos de su entorno le preguntan por qué no aparece este o aquel escritor… Manuel considera que los escritores y escritoras que ha incluido son una muestra suficiente para que nos hagamos una idea de lo que fue esa “Joven poesía”. El lector se va a sorprender, como le ocurrió a Manuel Bernal al investigar, de la gran calidad de esas creadoras y creadores tan injustamente olvidados. Junto a Lorca, Alberti, Cernuda, tan conocidos, podemos leer a Marga Gil, Marina Romero, Josefina Romo, Hermina Fariña…
