La presentación en la Fundación Caballero Bonald, la primera del año, ha reunido esta semana a José Manuel Begines y Manuel Bernal, dos escritores y profesores de Lengua y Literatura naturales de Los Palacios y Villafranca. De la misma localidad es Ediciones Pangea, sello editorial en el que aparece Belén. Los palaciegos estuvieron arropados por un numeroso grupo de alumnas y alumnos del IES Seritium. Manuel Bernal nos habló, en primer lugar, de la trayectoria académica y profesional del autor. José Manuel Begines es doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla. Ha realizado un Máster en Métodos y problemas de la Literatura Comparada. Además de ser profesor de enseñanza secundaria, trabaja en la universidad de Huelva. Participa en un grupo de investigación sobre Teoría Lingüístico-Literaria en el Departamento de Lengua Española, Lingüística y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Y es especialista en el escritor jiennense Antonio Muñoz Molina, sobre quien realizó su trabajo de doctorado.

En el ámbito de la creación, Begines ya cuenta con varias publicaciones y premios, nos contó Bernal. Su primer libro de poemas, Mañana será nadaapareció en 2013, en la editorial Devenir. En 2015 el poemario, Las plazas, el amor y las estrellas recibió el Premio Nacional de Poesía Amantes de Teruel. Con Siempre todavía ha obtenido el primer accésit en el I Premio de poesía Feria del Libro de Los Palacios y Villafranca. Ha participado en antologías como Tiempo al Tiempo en Palimpsesto 2.0. Y este año publicará en la editorial Alfar el libro de poemas Para seguir viviendo. En cuanto a la narrativa, Belén es su segunda novela. La primera fue Como fiera que te acecha, publicada por Ediciones en Huida.

Un momento de la presentación de 'Belén'. FOTO: MANU GARCÍA

Para Manuel Bernal, Belén es una novela con tres claves narrativas: “Por un lado la Lolita de Nabokov, que es de alguna manera uno de los hilos conductores de la historia; Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, de la que yo diría que tiene ecos estructurales innegables; y necesariamente bebe de algunas de las etapas narrativas de Antonio Muñoz Molina, que seguramente, lo quiera o no, se colará inevitablemente entre sus líneas después de tanto releer los tesoros literarios que nos ha ido legando el escritor ubetense". Belén es la historia de Diego, un hombre que de repente lo abandona todo, a su mujer, sus hijos y su trabajo. “Es sobre todo la historia de una huida hacia adelante, de una escapada injustificable pero que responde al reto de su sueño o de su incapacidad para entender esa forma de vida y de su destino”, explicó Bernal. Pero se trata también “del descubrimiento del hombre que lleva dentro o agazapado en los rincones de sus contradicciones, las del hombre que nos quedará con el trasfondo siempre difícil de quien ya será un mal marido y un mal padre”.

Es una novela que utiliza la primera y la tercera persona, “marcando una frontera entre el yo del protagonista y el yo del espectador, definiendo así unas fronteras, las de la subjetividad y la objetividad”, aclaró Manuel Bernal. Y en cuanto a su estructura narrativa, “es una novela clásica”. Diego huye de todo y se va a Villadeyne, un pequeño pueblo en el que se encontrará con la joven Belén. Pero también se topará con las fuerzas más oscuras de nuestra sociedad.

La lectura de Belén nos sugiere que basta con “limpiar ligeramente el polvo que ha ido trayendo la monotonía de la supuesta modernidad” para descubrir lo mismo de siempre. La novela transcurre en un territorio en el que se ha parado el reloj, “aunque también subsisten los gestos y los males de nuestro tiempo: el machismo más rancio, que es seguramente el practicado por muchas mujeres, o el machismo brutal y sin sentido de los hombres; pero también el desconcierto ante la felicidad y los sueños de liberación y respeto”. Según Manuel Bernal, Belén es una historia de ciudades como la nuestra, una historia en la que “hombres y mujeres sobreviven a duras penas a ellos mismos, a sus modos de ser y de entender el mundo que les rodea, o de interpretar qué es y qué se espera de cada uno de nosotros”.

"Es un tiempo al margen del tiempo"

Efectivamente, el tiempo se ha parado en Villadeyne, subrayó José Manuel Begines. “Los hechos parecen ocurrir en otro tiempo, no en el nuestro.” La modernidad llega con cuentagotas a ese espacio rural. La vida social gira alrededor de la taberna, donde los hombres del pueblo monopolizan las conversaciones. Las mujeres tienen allí un papel secundario. "Es un tiempo al margen del tiempo". Hay unos señoritos que mandan en el pueblo, desde sus posesiones. Así que es un ambiente poco moderno. Se da una confrontación entre el tiempo vertiginoso que atosiga a Diego, que ve que su vida ha sido un fracaso, y el tiempo detenido de Villadeyne, localidad a la que huye.

Otro momento de la presentación. FOTO: MANU GARCÍA

Al principio de la novela vemos cómo Diego se ve reflejado en el escaparate de su propia tienda. Y ve que esa imagen ya no muestra lo que él quería ser. No se han cumplido sus sueños porque la monotonía de la vida cotidiana ha acabado con todos ellos. Así que huye. Y es un acto de cobardía, no de valentía, explicó Begines, porque Diego no quiere volver a encontrarse más adelante con la imagen de su fracaso. José Manuel Begines se considera sobre todo poeta, y eso se deja notar no solo en el estilo, sino también en su preocupación por el tiempo.

Diego huye y llega a Villadeyne, un pueblo tan rancio, cerrado  y atrasado como el que ha dejado atrás. Comienza a escuchar historias de una tal Belén. El poder de la palabra es tan grande, que esas historias que escucha en la taberna le conducen al mayor de los enamoramientos que existen, el que procede de lo que nos cuentan y de lo que imaginamos, aclaró José Manuel. Pero Belén es una muchacha ajena a las murmuraciones que circulan sobre ella y sobre su madre. Todo lo que Diego escucha en la taberna gira en torno a la sexualidad de Belén. Cuando se encuentra con ella, descubre que la joven es todo aquello que Diego quería ser y no logró alcanzar. Belén es una proyección, una creación del propio Diego. A veces no sabemos si lo que cuenta el protagonista es real o no. Y si la palabra oral es peligrosa, la escrita no lo es menos. Cuando Diego huye de casa lleva en la mochila, Lolita, de Nabokov, y las obras completas de Antonio Machado. El protagonista está contaminado por la literatura, como Don Quijote. En Belén, la primera persona nos sirve para entender las razones de Diego, sus justificaciones; y la tercera para guardar distancia y contemplar los hechos con objetividad. Así conocemos las causas y las consecuencias de sus actos.

Sobre el autor:

juan carlos gonzalez

Juan Carlos González

Filósofo

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