La granadina pasa de la represión a la liberación en su obra. El cante de José de los Camarones y 'El Borrico', en 'Los conciertos de Palacio'.
“Esta Catedral no es un sitio de retiro y reflexión. Es la estructura ideológica que hace que la mujer cumpla su función en una sociedad patriarcal”. Así se expresa Juan Dolores Caballero, director escénico del montaje que protagoniza Patricia Guerrero y que este lunes día 27 podrá verse en el Teatro Villamarta, dentro del XXI Festival de Jerez. En la Catedral la bailaora granadina pasa de la represión a la liberación, de manera que derriba el mundo interior de los convencionalismos que limitan a la mujer para iluminar su baile.
En Catedral Patricia Guerrero va dejando atrás el peso de las creencias —tanto sociales como religiosas— en las que se educan las mujeres en una sociedad patriarcal y, a lo largo del espectáculo, se va despojando de aquello que la encorseta y oprime. “Es un inicio doloroso, que acaba en la liberación de ella misma, como saliendo de una enfermedad”, explicó Juan Dolores Caballero ante los medios de comunicación. La propuesta que lidera Patricia Guerrero sumerge al espectador en “un tempo cuasi sagrado y finaliza con la gran locura de la liberación”, añadió el director de escena. Una mujer transformada que, como saliendo de las tinieblas, camina hacia la luz. Y esa luminosidad se aprecia en el baile como en otras maneras y atuendos, puesto que sus movimientos dancísticos se vuelven más alegres y el vestuario se torna rojizo y la melena se suelta al viento.
Al principio, la bailaora granadina lleva un traje que se asemeja a la estética del barroco. Una forma, pues, de reflejar ese mundo cerrado y opaco de las creencias impuestas pero que, poco a poco, se irán difuminando en el interior hasta permitir el desarrollo de la propia personalidad. Ese proceso, no exento de lucha, se muestra en el vestuario y Patricia Guerrero va quitando capas a esa ropa que la encorseta -un reflejo de su angustia- y va liberándose de ataduras.
Los elementos sonoros también contribuyen a hacer más patente aún el clima de opresión hacia la mujer. Así las cosas, las campanas de la catedral, las cadenas y las oraciones apoyan esta dramaturgia. “Hay un momento en que Patricia baila contra unas voces que casi gritan. Ella está dialogando con los demonios de su interior, que luchan por salir adelante”, precisó Juan Dolores Caballero, que ha concebido un montaje donde conviven el gregoriano y la seguiriya, lo clásico y lo contemporáneo.
En Catedral la artista no sólo está obligada a desplegar su baile, sino que tiene que realizar al mismo tiempo un trabajo de interpretación. Como ella misma ha explicado en otras ocasiones, “aquí bailas una seguiriya pero, al mismo tiempo, estás contando algo”. En opinión del director de escena, Patricia Guerrero ha hecho “un gran esfuerzo en la búsqueda de su lenguaje. En estos momentos está definiéndose”, aseguró. El elenco artístico tiene también otras referencias bailaoras: las de Maise Márquez, Ana Agraz y Mónica Iglesias, que fueron sus compañeras en el Ballet Flamenco de Andalucía.
El espectáculo cuenta, además, con el cante de Juan Ángel Carmona y la guitarra de Juan Requena, autor de la música junto a Agustín Diassera, que también ejerce de percusionista junto a Paco Vega. Una de las singularidades es la presencia de los gemelos Diego y Daniel Pérez -tenor y contratenor, respectivamente- para reforzar el ambiente místico de este montaje.
Desde que en 2011 Patricia Guerrero se convirtiera en primera bailarina del Ballet Flamenco de Andalucía, bajo la dirección de Rubén Olmo, la bailaora granadina ha emprendido una meteórica carrera artística. En 2012 es galardonada con el Giraldillo a la Artista Revelación en la Bienal de Sevilla por Las idas y las vueltas, una fusión de flamenco y música barroca. En 2013 estrena en el Teatro Alhambra su segundo espectáculo titulado Latidos del agua. Ese mismo año presenta 'Touché', una nueva producción junto al violinista y compositor Bruno Axel con el que gira por importantes festivales de música y danza. En 2014 forma parte del espectáculo Los invitados de Belén Maya. En 20115 presenta en el Festival de Itálica Doce tiempos, donde comparte escenario con el bailarín contemporáneo Raúl Heras. Ese mismo año baila como solista en el Teatro Nacional Chaillot de París en el espectáculo Cuando sueñan los ríos.
Previamente a la puesta en escena de Catedral tendrá lugar el cante de José de los Camarones y Manuel Fernández 'El Borrico' en el Palacio Villavicencio, dentro del ciclo Los conciertos de Palacio. Ambos cantaores, sin amplificación acústica, harán sonar sus peculiares ecos flamencos acompañados por la guitarra de Manuel Heredia y Antonio Jero, respectivamente.
“Yo no soy artista, soy cantaor”. Así se definió en rueda de prensa José de los Camarones, quien a sus 62 años hizo públicas algunas frases de su peculiar filosofía. “El arte es gratis, pero no barato” fue una de ellas. Hizo hincapié en la coincidencia de que tanto él como Manuel Fernández 'El Borrico' provengan de familias muy vinculadas con este singular arte.
En el caso de Manuel Fernández 'El Borrico', el propio apodo delata que es nieto del mítico Tío Borrico, aquel cantaor jerezano de eco tan singular. Y esa herencia, para él, “es una espada de dos filos”. Por un lado, una losa que puede aplastar; por otro, un orgullo. “No seré como él nunca, pero tampoco lo pretendo”. No obstante, aseveró que “soy un cantaor de no guardarme nada. Echo las tripas cuando canto”. En el Palacio Villavicencio estará acompañado por Antonio Jero, un guitarrista que tocará al nieto 50 años después de hacerlo con su abuelo Tío Borrico.
Comentarios