"El arte tiene que hablar de Dios, de la belleza humana y enseñarnos a ser mejores"

El pintor Ramón Epifanio expone 'Los colores del alma' en los Claustros de Santo Domingo de Jerez, una muestra con 38 cuadros "muy meditados" y otros más "espontáneos", pero todos "salidos del corazón"

Ramón Epifanio, con dos de sus cuadros al fondo, en la exposición 'Los colores del alma', que expuso este verano en Los Claustros. Autor: JUAN CARLOS TORO

Es una muestra “entretenida”, en palabras de su autor, ya que comprende desde retratos a paisajes, pasando por bodegones, todo con el particular estilo del pintor Ramón Epifanio (Jauja, Córdoba, 1954), Ramón Camacho en el DNI. La exposición Los colores del alma que acoge los Claustros de Santo Domingo de Jerez “son 38 cuadros realizados en diferentes épocas de mi vida pictórica”, explica en conversación con lavozdelsur.es. “Son mis hijos y los veo a todos muy guapos”, añade entre risas, para apuntar que están “muy meditados”, aunque también hay algunos “más espontáneos”, pero todos “salidos del corazón”.

“No sé qué estilo tengo”, dice Epifanio, "eso te lo pone la gente. Hay quien dice que parece surrealismo, yo pinto lo que me sale del alma”. Todos sus cuadros, agrega, “son figurativos, unos más abstractos, otros más realistas”. El pintor muestra su admiración en esta exposición por artistas como Van Gogh o Solana, pero también por Velázquez, Goya, Picasso o Durero. “Cada vez es más difícil tener un estilo propio”, dice.

Los cuadros que Ramón Epifanio expone en Jerez son “entretenidos” porque no se trata de “una mancha simple”, sino de obras que incitan a “meditar” y ante las que hay que pararse, como describe el autor. Para él, “el arte tiene que hablar de Dios, de la belleza humana, de bondad, de perdón, de valentía, de la hermandad, de concordia, de enseñarnos a ser mejores”. Todo eso contienen sus cuadros, en los que ha seguido “las normas dictadas por Valle-Inclán”, quien decía que “las formas creativas tienen que ser libres, por lo que has vivido, has sufrido, has oído… Que no sean copias de los demás”.

Varias personas, en la exposición de Epifanio. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Ramón Epifanio, funcionario de prisiones jubilado, empezó a aficionarse a la pintura gracias a los innumerables tebeos que leyó cuando era joven. “Afortunadamente, tuve un padre y madre que me compraban bastantes, TBO, Capitan Trueno, cómics del oeste, de hazañas bélicas, de Marvel… y lo que hacía era dibujar”, recuerda. Más tarde, durante su estancia en Cataluña, lo animaron a “meterle color a mis dibujos”, y allí llegó a estudiar en la Escuela Massana —un centro educativo de arte y diseño—, donde lo animaron a “pintar lo que veía, y eso luego lo pasas por tu corazón y por tu alma”, expresa.

“Yo siempre digo a la gente joven que estudie lo que quiera pero que luego se abandone para sacar lo suyo”, dice Epifanio, un pintor que cree que está “todo inventado”, y que anima a “mezclar con sinceridad ciertos estilos que, aunque no queramos, se mezclan en nosotros”. El pintor cordobés, que lleva muchos años residiendo en El Puerto, cree que “un artista es un hombre normal y corriente que tiene sensibilidad para según qué cosas. Lo que hace falta es ser buena persona, tener buen corazón, y ayudar al necesitado. Son las únicas cosas que valen de verdad”.

Epifanio, quien además de pintor es escritor y poeta —ha ganado certámenes de microrrelatos o compuesto letras para el cantaor Antonio Agujetas—, es autor de pinturas “vivas”, porque nunca da un cuadro por acabado. “No sabes lo que puede durar, si seis meses, un año, dos o 27. La obra de uno se termina cuando uno se muere”. “La belleza es la posibilidad que tienen todas las cosas para crear y ser amadas”, decía Ramón del Valle-Inclán, y eso intenta llevar a la práctica Epifanio, para el que lo más importante es “emplear el tiempo a hacer cosas buenas”. Luego viene todo lo demás.


La exposición Los colores del alma se puede visitar en los Claustros de Santo Domingo de Jerez, de 10:30 a 14:00 horas de martes a sábados, hasta el próximo 8 de agosto.

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