Paula Comitre desempolva y rescata del olvido el legado de La Argentina

La bailaora sevillana estrena en el XXXIV Festival Flamenco de Nimes el trabajo de investigación con el que rinde homenaje a Antonia Mercé ‘La Argentina’ y se refrenda como el soplo de aire fresco que alivia los corazones de quienes se resisten a pensar que ya está todo inventado

Paula Comitre estrena Après vous, madame sobre la obra de La Argentina en el XXXIV Festival Flamenco de Nimes
Paula Comitre estrena Après vous, madame sobre la obra de La Argentina en el XXXIV Festival Flamenco de Nimes Sandy Korzekwa (Festival Flamenco de Nimes)

Paula Comitre - Après vous, madame (estreno mundial) - XXXIV Festival Flamenco de Nimes

Ficha técnica:
Espectáculo: Après vous, madame – Artista: Paula Comitre – Lugar: Sala Odeón (XXXIV Festival Flamenco de Nimes) – Fecha: 16 enero 2024 – Aforo: Lleno – Baile: Paula Comitre – Piano: Orlando Bass – Sonido: Ángel Olalla – Luces: Benito Jiménez – Mirada externa: David Coria – Dramaturgia: La Ejecutora – Diseño plástico: María Alcaide

Si dicen que el pueblo que se olvida de su pasado está condenado a repetir su historia, con Aprés vous, madame Paula Comitre (Sevilla, 1994) pone a buen recaudo a una revolucionaria de la danza que la Guerra Civil y la dictadura casi manda al olvido: Antonia Mercé y Luque La Argentina (Buenos Aires, 1980 – Bayona, 1936). O, al menos, esa parte en la que una de las artistas más importantes y relevantes de la danza en el tiempo que le tocó vivir a principios del siglo pasado en París, por aquel entonces capital europea y casi mundial de la cultura.

Tras un largo proceso de creación, en el que ha estado inmersa desde que ingresara en la Academia de las Bellas Artes de París el año pasado, la Sala Odeón del XXXIV Festival Flamenco de Nimes acogía el estreno mundial de una propuesta con la que la bailaora sevillana sube un peldaño más en su estatus como referencia dancística, en el más amplio sentido semántico de la palabra.

Aunque Aprés vous, madame no es un espectáculo hecho para los ojos del flamenco de forma prioritaria — eso vaya por delante—, la energía que irradian tanto el baile como el sonido del piano nos transporta a esa época minimalista en la que Falla y la Argentina fueron la punta de lanza de un movimiento que perdura hasta nuestros días. Y que no necesitaba más que de un cuerpo y un instrumento para generar emociones.

Pasiones y emociones que, en Après vous, madame, nos llegan en forma de crestas y valles con una bailaora y bailarina que se escolta en la música de Orlando Bass para ofrecer un imaginario corporal y sonoro que transporta al espectador a las velocidades audiovisuales de antaño. Esas donde todo iba a cámara rápida. Igual que el tempo endiablado que ambos artistas sostienen en muchas fases durante la hora que dura el espectáculo. Y también a la parte más íntima y personal de la artista, aunque la bata de cola inflable le jugara alguna mala pasada de la que conseguía salir airosa.

La pasión del rojo que reina en la escena y la dramaturgia, el diseño de luces íntimo y casi minimalista, la bata de cola eterna que se alza hasta el cielo donde moran en su olimpo los dioses de la danza, un pianista que juega con imanes y ensordecedores de cuerda en el instrumento para convertirlo en un arma camaleónica y, sobre todo, la plasticidad de una princesa del baile, que está llamada a dar mucho que hablar y que de hecho yo lo está dando, son elementos que no escapan a ningún amante de las artes. Ya sean más o menos flamencos. Manos que parecen palillos, brazos que se atreven a ejercer de pentagrama, pies que en formato solo dialogan con el piano o un cuerpo destinado para la danza desde su creación son parte fundamental del discurso de este espectáculo, en el que se intuye, se nota y se percibe el poso de La Argentina y toda la cohorte de ilustrados de la que tuvo la suerte de rodearse.

En Après vous, madame, encontramos a una Paula Comitre capaz de vestir de música la desnudez de un cuerpo que baila y hasta canta por farruca exhausta por el esfuerzo, todo ello bajo el amparo de quien fuese una de las más grandes de la historia de la danza. Un cuerpo que marca el compás de antaño bajo el tiempo del ahora, revistiendo de vanguardia lo que se considera clásico, sabedora de que la vanguardia de hoy es el clasicismo del mañana.

Un cuerpo consciente de que acoge en su piel a una de las artistas que están llamadas a ser una referencia en el género y que cada paso que da en sus propuestas la refrendan como el soplo de aire fresco que alivia los corazones de quienes se resisten a pensar que aquí ya está todo inventado.

Sobre el autor:

David Montes

David Montes

Comunicador, flamencólogo.

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