Se tenía que decir y se dijo, como diría aquel. Y el tocaor de Jerez Paco Lara, residente en Australia por motivos familiares, ha estallado contra lo que considera la "competencia desleal" que se está llevando a cabo en muchos lugares del mundo por parte de diversas plataformas digitales, que "se aprovechan del flamenco, ofreciendo productos de baja calidad que ni siquiera se le acerca".
En este sentido, este artista con más de 30 años trayectoria profesional a nivel nacional e internacional, considera que "estas plataformas están destruyendo cualquier iniciativa creativa independiente y original, al igual que ocurre con el comercio local que destruyen las grandes superficies" y que su único soporte es "una campaña de publicidad y marketing que se aprovecha de quienes no tienen mucho conocimiento de este arte".
De hecho, señala que el modus operandi actual de estos programadores digitales se basa en “enviar tutoriales de coreografías con música pregrabada a artistas locales de diversas partes del mundo para que las ensayen como robots” y eliminar así la parte creativa, visceral y de improvisación que caracteriza al género flamenco. Con este sistema, debido a que no contratan el mismo elenco para todos los espectáculos “se están ahorrando los gastos de visados, viajes, hoteles y dietas, por ejemplo”.
Por ello y según su opinión, considera que “se está engañando al público con publicidad fraudulenta” que cuenta con el apoyo de “algoritmos cibernéticos en redes sociales generado a través de fortísimas campañas de marketing”, que no están al alcance de todos los artistas que se dedican a este género, ya bien sea en cante, baile o toque.
“Soy el artista flamenco que ha conseguido más representaciones en Australia, con espectáculos producidos de manera independiente, artesanal y con música original”, sentencia Paco Lara, quien critica la forma en la que se está “explotando” el flamenco, más allá de las fronteras nacionales. “A los artistas que contratan les deseo lo mejor en sus carreras y en sus vidas”, remata incidiendo en que “ahora le toca al flamenco” vivir una de sus etapas más complejas.
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