"El primer encuentro de la juventud sevillana con las drogas alucinógenas fue letal. Mane y Pepito [Saavedra] fueron sus primeras víctimas"Debemos este veredicto a Gonzalo García-Pelayo, testigo privilegiado de lo que se ha dado en llamar la "generación arcoíris" de Sevilla, el surgimiento de una mini-California en el asfalto tórrido de una ciudad franquista y folclórica. Una generación que en gran medida permanece incógnita, por la falta de materiales que registren lo que fue antes de que se “disolviera en ácido”. La banda Gong, por ejemplo, a la que pertenecían los citados Mane (o Mané) y Pepe, y hacia la que todos se deshacen en halagos, sólo nos dejó dos singles, más —se rumorea— un álbum inédito en paradero desconocido. En comparación con ellos, los Smash dieron bastante de sí: dos álbumes y casi diez singles.“El problema de Mane es que era una persona muy comprometida, con todo, ya fuera la música o sus experiencias alucinógenas, que terminaron convertidas para él en una cuestión casi religiosa: comenzó a ver a Dios por todas partes. Todo aquello, afortunadamente, ya pasó. Pero Mane no volvió a tocar” (García-Pelayo).Pero también en el caso de Smash se hablaba de un álbum maldito, que sólo unos pocos habían tenido el honor de escuchar. En él —nos relataba con dramáticos ademanes el primo del primo del primo de uno de esos anónimos privilegiados— se inventó el rock andaluz.
"De los árboles frutalesme gusta el melocotóny de los reyes de España,Juan Carlos de Borbón."
¡Pero bueno! ¿No estaban hechos los unos para el otro? ¿Acaso ha habido artistas más indomables en la historia de la música española que el Agujetas y los Smash? En sus casas los conocerán. E incluso puede que los reconozcan.