Una semana después de la muerte de Robert Redford, el mundo del cine vuelve a vestirse de luto con el fallecimiento de Claudia Cardinale, una de las grandes figuras del séptimo arte europeo. La actriz, que residía en Nemours, al sur de París, murió a los 87 años, acompañada por sus hijos, según ha confirmado su agente a la agencia AFP.
Nacida en Túnez el 15 de abril de 1938 en el seno de una familia de origen siciliano, Cardinale se convirtió en un icono del cine italiano y francés durante las décadas de los 60 y 70. Su carrera despegó tras participar en 'Goha, el simple', junto a Omar Sharif, y en 'Rufufú', donde compartió pantalla con Marcello Mastroianni. En poco tiempo, pasó de ser una revelación a convertirse en leyenda del celuloide.
Una estrella bajo la dirección de los más grandes
A lo largo de su trayectoria, trabajó con algunos de los cineastas más influyentes de la historia, como Federico Fellini, Luchino Visconti, Sergio Leone, Henri Verneuil o Richard Brooks. Su participación en títulos clave como Fellini ocho y medio, Rocco y sus hermanos o El gatopardo consolidó su figura como una de las actrices más importantes del siglo XX.
Especialmente recordada es su interpretación en El gatopardo, donde compartió protagonismo con Burt Lancaster y Alain Delon, en una de las escenas más emblemáticas del cine europeo. Su capacidad para equilibrar elegancia, fuerza y sensibilidad la convirtieron en un referente tanto artístico como estético para generaciones posteriores.
Su agente, Laurent Savry, ha lamentado públicamente la pérdida de la actriz con un mensaje en el que ha destacado no solo su talento, sino también su carácter: "Nos deja el legado de una mujer libre e inspirada, tanto en su carrera como mujer como artista”. Unas palabras que resumen el impacto duradero que tuvo su presencia dentro y fuera de la pantalla.
Claudia Cardinale se despidió en silencio, como tantas figuras del viejo Hollywood europeo que, sin necesidad de escándalos ni estridencias, lograron escribir su nombre en la historia del cine. Su legado sigue vivo en cada fotograma, en cada plano, y en la memoria de quienes descubrieron en ella la esencia de un cine irrepetible.