El 11 de febrero del año 1873 renunció al trono el rey Amadeo I de Saboya, al conocerse la abdicación del rey, los partidarios de la república en Jerez salieron a las calles.

El 11 de febrero del año 1873 renunció al trono el rey Amadeo I de Saboya, al conocerse la abdicación del rey, los partidarios de la república en Jerez salieron a las calles, acompañados por la banda militar, para celebrarlo. La proclamación de la República y el cambio de sistema político desencadenó la sustitución del gobierno municipal, que era de ideología monárquica, y el día 14 de febrero se reunió el viejo grupo municipal para dar el paso de poder a unos nuevos concejales, nombrados por la Comisión Permanente de la Diputación Provincial.

Estos nuevos concejales gobernarían de forma transitoria hasta la llegada de unas elecciones. De la nueva votación entre los mismos saldría elegido alcalde Francisco Jiménez de Guinea, uno de los nuevos concejales republicanos. Tras estos hechos, uno a uno, todos los concejales monárquicos renunciaron a sus respectivos cargos y estos fueron ocupados por personas de ideología republicana. Entre las primeras medidas de la Corporación Municipal se acordó suspender el tratamiento de “excelencia” que venía dándose a sí misma debido a que consideraban que dicho tratamiento no respondía a la consideración que una institución moderna debía poseer. Junto a esta medida inicial se aprobaron nuevos nombres para las calles del barrio de Vallesequillo, como Rayón, Riego o Juan Bravo.

El primer alcalde republicano de Jerez, Francisco Jiménez Guinea, permanece poco tiempo en el cargo ya que el 17 de marzo debe abandonar la ciudad para ser nombrado gobernador civil. El día 26 de marzo, por 21 votos de 22, salió elegido Francisco Revueltas, uno de los pocos políticos republicanos que todavía mantenían un protagonismo público destacado desde la formación de la junta provisional jerezana en septiembre de 1868, como ya vimos en La importancia de Jerez en la Revolución de 1868.

A los pocos días de tomar posesión y preocupado por el elevado número de jornaleros parados de la ciudad, el nuevo alcalde, en una sesión celebrada el 14 de abril, presentaba a la Corporación un ambicioso proyecto de obras públicas: la construcción de dos nuevas plazas de abastos en solares de edificios religiosos derribados, la formación de una “ronda” alrededor de la ciudad, la reedificación de la antigua Casa del Corregidor para dedicarla a Casa- Cuna y escuelas públicas y, finalmente, la construcción de un nuevo cementerio.

Estas construcciones pretendían ser de utilidad, embellecer la población y proporcionar trabajo a numerosos obreros. Serían financiadas con un empréstito de tres millones de reales de la época, repartidos en tres mil acciones de 1.000 reales, reintegrables en diez años y amortizándose, por sorteo, cada año, la décima parte de las mismas. Cada acción devengaría un interés a la baja del 6% que se abonaría los días 31 de diciembre y el día 30 de junio de cada año.

A pesar de esto, el empréstito no cubrió la totalidad del plazo fijado, pero, el día 29 de junio, el Ayuntamiento celebraba una sesión extraordinaria con motivo de la inauguración de las obras de una de las dos plazas de abastos previstas, en el solar anexo a la iglesia de San Francisco, en pleno centro de Jerez.

Las primeras elecciones generales republicanas de España se realizaron los días 10, 11, 12 y 13 de mayo, con la intención de formar unas nuevas Cortes Constituyentes. Su aspecto más sobresaliente fue la reducción de la edad mínima de voto de los 25 años a los 21, en un sufragio universal masculino. Estas elecciones se realizaron ante la indiferencia y el retraimiento de las fuerzas conservadoras de la ciudad y con los republicanos divididos entre los, según Caro Cancela, entre los “benevolentes” y los “intransigentes” o “socialistas”. En nuestra zona se presentarán candidaturas de federalistas “intransigentes” o “socialistas” y transcurridas las elecciones saldrá elegido, por uno de los distritos, Ramón de Cala. En jerez la participación será del 52, 8%, bastante superior a la media nacional y, creemos, como consecuencia lógica de la importancia de los republicanos en la vida política de la ciudad.

Poco después de estas elecciones, el 19 de mayo, renunciaba el alcalde Francisco Revueltas debido a las duras críticas lanzadas en su contra, por el poco éxito cosechado en el empréstito y por la falta de apoyo de los medios de comunicación de la época, los periódicos, es decir: en última instancia no gozaba del apoyo de buena parte de la sociedad jerezana del momento.

Con la dimisión de Revueltas, la división del republicanismo jerezano alcanza su cénit, llegando al punto de convertirse en un conflicto de orden público. Las manifestaciones se sucedieron en la ciudad y el grupo de los socialistas acabó ocupando los mayores cargos de la Corporación municipal, cabiendo destacar que el nuevo alcalde sería José Balberán Pacheco, un platero de profesión. Reseñables resultan los oficios de sus compañeros, entre los que destacarían albañiles, barberos y trabajadores del campo. Balberán no había estado presente en la política local de los primeros momentos del Sexenio, pero poco a poco se fue haciendo un hueco y, no solo eso, pues acabó siendo comandante segundo de uno de los dos batallones de los Voluntarios de la Libertad de la ciudad y jefe, de facto, de estos batallones dado que José Paúl Angulo estaba en estos momentos en el exilio. El contraste no podía ser más fuerte con respecto a alcaldes anteriores como Pedro López Ruiz, situado entre la alta burguesía de sociedad jerezana.

Otras personalidades a destacar de esta Corporación serían José Torralvo Moreno, significativo dirigente campesino y Pedro Vázquez, que dirigía una sociedad de albañiles adherida a la F.R.E y que había llegado a ser uno de los delegados que representó a la provincia de Cádiz en el Congreso de la Sección Española de la A.I.T. celebrado en Córdoba.

La presencia de estos internacionalistas, según Caro Cancela, se corresponde a las afinidades ideológicas que poseía este movimiento por aquel entonces, ya que no solo era necesario contar con una fuerza armada, representada en nuestro caso por los Voluntarios de la Libertad, sino que había que poner en práctica, desde el gobierno, su proyecto político-social, que hasta entonces había estado en manos de monárquicos. Estos planteamientos acabarían conduciendo a los diferentes proyectos cantonalistas que aparecen a lo largo y ancho del país durante este período.

Entre las acciones de esta Corporación “socialista” había que destacar la compra de 2.500 carabinas para los Voluntarios de la Libertad, también cesaron a diferentes funcionarios locales por su afinidad política y solo la corta duración de este gobierno impidió el derribo de la Iglesia de San Miguel, ya que se ordenó a los curas el desalojo del edificio. En este contexto, no es de extrañar la salida de casi todas las familias adineradas de la ciudad.

Este era el panorama cuando los días 12,13, 14 y 15 de julio fueron convocadas las elecciones para renovar el gobierno municipal entre unos republicanos moderados y otros socialistas. La victoria sería de estos últimos al conseguir 23 concejales mientras que los moderados obtendrían 11. Hay que tener presente que ahora la candidatura monárquica- constitucionalista se plasmaba a través de los republicanos moderados o federales. La participación fue del 60,71%, y es muy elevada si la comparamos con la de otras ciudades como Cádiz que obtuvieron, tan solo, un porcentaje de participación del 18,7%. Al margen de esto, posteriormente, se denunciaría que los Voluntarios de la Libertad habían actuado durante estas elecciones coaccionando y amenazando al electorado para que votara a la candidatura de los intransigentes o socialistas.

Tras un abortado intento cantonalista en la ciudad, llevado a cabo por este gobierno, y del que hablaremos en futuros artículos, llegaría el fin de la Primera República. A nivel estatal esto sucedería con el golpe de Estado del general Pavía durante los inicios de 1874 y poco después el gobierno local, formado por republicanos, dimitiría para que tomara posesión el monárquico Joaquín Pastor y Landero. Quizás, de todo este corto período republicano, lo más sobresaliente para nosotros, a día de hoy, sea que fue en este momento político cuando se comenzó la construcción de la Plaza de Abastos que, aun hoy en día, seguimos conservando y utilizando.

Bibliografía:

Caro Cancela, Diego. Burguesía y Jornaleros: Jerez de la Frontera en el Sexenio Democrático (1868-1874). Caja de Ahorros de Jerez. 1990.

Fontana, Josep. Cambio económico y actitudes políticas en la España del siglo XIX. Barcelona. Ariel. 1973.

Tuñón de Lara, Manuel. El movimiento obrero en la historia de España. Madrid. Sarpe. 1985.

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Emilio Ciprés

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