Juan Bello Ruiz (1874-1930), el cabrero jerezano que teorizó sobre marxismo y socialismo

Pocos personajes tan sobresalientes en la historia de una ciudad han permanecido ocultos

Publicaciones de Juan Bello Ruiz.

Pocos personajes tan sobresalientes en la historia de una ciudad han permanecido ocultos como Juan Bello Ruiz. Es increíble que alguien que fue el presidente de la Agrupación Socialista (PSOE) de Jerez hasta su destierro en julio de 1921, y el director de dos publicaciones obreras socialistas jerezanas como Fuerza Obrera y ¡Adelante! haya quedado en el más completo anonimato.

Pero lo más llamativo de todo es que el personaje en cuestión tuvo un crecimiento personal pocas veces visto. De zagal que cuidaba cabras en las veredas y cañadas de la campiña jerezana y de peleas en las playas del Tempul, a abogado popular, teórico del socialismo y a colaborador en El Socialista (Madrid) -órgano oficial del PSOE- y en otras cabeceras socialistas del estado español durante varios años.  Brevemente, esta es su historia. 

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Juan Bello Ruíz nació en Medina Sidonia (Cádiz) en 1874 en el seno de una humilde familia jornalera. Sin poder ir a la escuela, con tan solo siete años de edad se convirtió en zagal trabajando para un cabrero, llevando día y noche al rebaño por cañadas y campiñas entre Medina y Jerez. Tras una infancia penosa y amarga, impropia de un niño, se convirtió él mismo en propietario de un pequeño hato de cabras, residiendo en Jerez junto a sus hermanos y sufriendo diversas persecuciones por llevar sus cabritas por cañadas usurpadas por los caciques de las dehesas jerezanas. 

Aprendió a leer y a escribir por su propio esfuerzo y tesón, y cuando volvió del servicio militar, y después de perder su ganado por el abuso de ciertos terratenientes, entró al servicio de varios abogados y procuradores para saber defenderse en los Juzgados y combatir las infinitas injusticias que sufrían los obreros jerezanos. Así es como, con una tenacidad nunca vista, estudió por su cuenta el Derecho penal y procedimientos judiciales, para después seguir con el Derecho Civil y con la legislación social y laboral, asesorando, como un verdadero abogado popular, a los obreros en multitud de juicios por accidentes de trabajo -hernias de esfuerzo, principalmente-, reclamación de pago de jornales, o desahucios.  Su especie de bufete, como le llamaba él, lo estableció en el Café de Manuel Escalante Rodríguez en la Plaza de Alfonso XII (hoy del Arenal), donde en una mesita apartada recibía las quejas de obreros, hacía propaganda socialista, y escribía sus cartas y artículos. Juan Bello, soltero, vivió todos esos años en la Posada de San Dionisio en la misma plaza.

En 1914 fundó y presidió la Sociedad de abastecedores de leche (cabreros, ovejeros y vaqueros) consiguiendo, después de apelar al Gobierno y a la Asociación de Ganaderos del Reino, que el Ayuntamiento dejara de conducir al matadero el ganado que la guardia rural encontrase pastando en las vías pecuarias, con las multas correspondientes, algo ilegal pues se trataban de cañadas históricas de dominio público. Hasta el final de sus días, esta criminal usurpación de las cañadas y montes públicos por parte de los caciques jerezanos se convirtió en una permanente lucha y denuncia de Juan Bello.

En esta primera etapa de estudio de las leyes y de la defensa de los intereses de los obreros, se hizo socialista y comenzó a escribir en la prensa local y pronto lo hará en periódicos republicanos.  La debilidad de los socialistas en Jerez en esos años hizo que Bello apoyara a los candidatos republicanos radicales en distintas elecciones, sobre todo, a partir de las generales de 1916 en las que apoyó a su paisano Manuel Moreno Mendoza, que se convirtió en diputado a Cortes por el Distrito de Jerez por el Partido Republicano Radical.  

Este apoyo público a los radicales le llevó a colaborar desde el primer momento, en 1916, con el semanario El Tribuno de Cádiz, órgano provincial del Partido Republicano Radical, cuyo regente era el prestigioso abogado José Sánchez de Robledo, que había sido diputado a Cortes por Cádiz en 1914. En sus páginas, Bello, como corresponsal de Jerez y con artículos de opinión, escribirá centenares de columnas hasta junio de 1921, convirtiéndose en un personaje muy conocido no solo en Jerez, sino en toda la provincia, como él mismo manifestó. 

Además de en El Tribuno, Juan Bello colaboró con la revista quincenal Fuerza Obrera, fundada en Jerez en 1918 por el socialista José Carrión Sánchez, y de la que en 1920 se convertirá Juan Bello en director. Decía que había "publicado muchos manifiestos y artículos en la prensa contra todos los monárquicos que sumergieron al Ayuntamiento en el mar de la bancarrota" y también "en favor de los trabajadores", asegurando en 1923 que había escrito miles de artículos sobre la táctica eficaz a seguir y sobre la elevadísima y grandiosa misión que la Historia le asigna al proletariado.¿Miles? No es ninguna exageración. En 1921 también fue director y colaborador del semanario socialista de Jerez ¡Adelante!, y a partir de 1922 se convirtió en una de las firmas más leídas del diario El Socialista, órgano oficial del PSOE. 

El historiador Diego Caro ha tenido acceso a un ejemplar de El Tribuno correspondiente al 14 de julio de 1918 —que no se encuentra en la Hemeroteca Provincial—, y ha reproducido en varias publicaciones un fragmento de un artículo de Bello -al que creía republicano. Jerez, como otras ciudades andaluzas y españolas, sufría en esas semanas el alarmante encarecimiento de los productos básicos y de las subsistencias debido a la Primera Guerra Mundial y a la política de acaparamiento para importar cereales y otros víveres a países de América Latina a precios desorbitantes, y habían comenzado las luchas obreras y populares por el abaratamiento de las mismas.  Y esto escribía Bello:

Estos labradores, acaparadores y especuladores, como los de toda España, solo saben gritar en el Senado y en todas partes para que no les tasen el precio de los cereales; pero como buenos bandidos se cuidan de callar el precio que perciben por los que exportan al extranjero, para donde salen diariamente cientos de toneladas en carros y trenes de mercancías. ... y todavía no están satisfechos, pretendiendo matar a sus compatriotas de hambre. ¿A qué tanto engordar, cerdos cebones? ¿No comprendéis que el pueblo os puede merendar en un arranque de hambre y locura?

Así se expresaba el antiguo cabrero que había sido despojado de su medio de vida, y que, además de con la voluntad de los obreros a los que asesoraba, lograba sobrevivir con la ayuda de su hermano Antonio, detalle éste que no se cansó de repetir. 

Bello participó en la refundación de la Agrupación Socialista de Jerez, que tuvo lugar en febrero de 1919, y en el mes de mayo de 1920 se conocía por la prensa que había sido elegido presidente de dicha Agrupación Socialista. 

En las elecciones municipales de febrero de 1920, Juan Bello Ruíz se presentó por la Candidatura socialista y obrera en el Distrito de Santiago, y no salió elegido concejal por un solo voto, denunciando en la prensa la habitual compra de votos y las prácticas fraudulentas como el haber sido tachado su nombre en muchas papeletas. 

Como presidente de los socialistas jerezanos participará también en varios mítines en esos meses —incluido las palabras que pronuncio el 1º de mayo de 1920 desde el balcón del Ayuntamiento—, y su pluma afilada contra las prácticas caciquiles del Ayuntamiento de Jerez y las "detentaciones" (usurpaciones) de terrenos comunales, le llevará a sufrir media docena de demandas judiciales, la mayoría acusado por el delito de injurias a través de la prensa. En todos los casos, su abogado, el republicano José Sánchez Robledo, consiguió en la Audiencia de Cádiz su absolución por falta de pruebas.   

El cántaro estaba yendo demasiadas veces a la fuente… En un mitin con ocasión de las elecciones generales de diciembre de 1920, en las que la Agrupación Socialista de Jerez había nombrado como candidato al teniente de alcalde de Madrid, el panadero socialista Manuel Cordero Pérez, Bello intervino con un "violento discurso", al término del cual fue detenido y encarcelado por estar reclamado por un Juzgado de Sanlúcar de Barrameda por un delito de "lesa majestad", sin conocerse si se refería al actual monarca Alfonso XIII, o a su abuela Isabel II, a la que sí le había dedicado varios epítetos "gruesos" en numerosas ocasiones.

La prensa al servicio de los bodegueros y terratenientes de Jerez, como El Guadalete y Diario de Jerez, siempre en contra de los obreros en sus luchas y huelgas, también fue objeto de críticas y ataques por parte de Bello, a cuyos directores les decía en uno de sus escritos: "¡Prostitutas, sí!, prostitutas del periodismo...¡Fuera, perros...que os vamos a apedrear! ¡Cobardes, cobardes!".

En esta guerra casi en solitario en una época de dura represión gubernamental, a nadie le  extrañó lo que él mismo informara el 12 de marzo de 1921 en El TribunoSe dice por aquí que el Tribunal Supremo me ha condenado a la pena de destierro en la causa por injurias a Brocardo, director de El Guadalete.  Aseguran que el señor alcalde tiene en su poder el oficio ordenándole que me transporte más allá de Córdoba… Hay que ver el gozo de estos “Sanchos”… Tanta alegría por una pena de destierro. ¡Con que si fuera la de ahorcarme…!

Pero antes de materializarse la orden de destierro, aún fue al juzgado una vez más y esta vez su abogado no pudo hacer nada, salvo rebajarle la pena que le solicitaban.  En la causa seguida por el Juzgado de Instrucción del Distrito de San Miguel contra Juan Bello Ruiz, "por los delitos de injurias y de provocación al delito de homicidio, por medio de la imprenta", el Tribunal le declaró culpable y le condenó a la pena de dos meses y un día de arresto mayor por las injurias, y a dos años, cuatro meses y un día de prisión por el de incitar al homicidio. 

No sabemos el motivo de esa denuncia, pero unos meses antes, refiriéndose al hijo del  político maurista y cacique de Sanlúcar, Leopoldo del Prado Ruíz (apodado por los obreros sanluqueños "El Leopardo"), que había agredido a un periodista con un bastón y le había dejado malherido, escribía:

Educado por frailes, prostitutas y chulos, solo sabe cantar y bailar por bulerías. ...Ni uno ni otro tuvieron nunca la grandiosidad de los tiranos célebres. En ellos todo es mezquino, vengativo… seres degradados, traidores y cobardes. Hombres miserables… Ante tales tiranos que le cierran a los pueblos todas las puertas de la legalidad, que les arrebatan sus derechos, que los convierten en verdaderos esclavos, solo queda el atentado personal. Hay que arrastrar por lo menos al Leopardo y a su capitán. 

Finalmente, en los primeros días de julio de 1921, Juan Bello Ruiz marchó al destierro, donde pasaría cuatro años, la mayor parte del tiempo en Málaga, donde destacó por su campaña de denuncia del cierre ilegal de los centros obreros del Distrito de Campillos y más tarde del municipio de Teba, ocupando su firma numerosas páginas en El Socialista, donde también escribió varias crónicas sobre la Guerra de Marruecos, que se había recrudecido tras el "Desastre de Annual" del verano de 1921. 

Además, colaboró con los semanarios socialistas de Bilbao, La Lucha de Clases, y de Mallorca, El Obrero Balear, y a partir de la Dictadura de Primo de Rivera firmó la mayoría de sus escritos con el seudónimo de Tideo, héroe de la mitología griega. 

En su ingente producción periodística, Juan Bello va a destacar por sus artículos sobre teoría marxista, demostrando el dominio de la obra de los fundadores, Marx y Engels, además de Bebel, Rosa Luxemburgo o Karl Liebknecht y animando a los militantes socialistas a que estudiaran a los clásicos, pues sin conocer la teoría no adquirirían la conciencia necesaria ni podría rebatir a los obreros sindicalistas o comunistas, que en esos años veían a las Agrupaciones Socialistas un lugar idóneo donde captar a nuevos afiliados.  Artículos como La plusvalía del capitalismo, El capital y el trabajo, La propiedad de la tierra, La razón del socialismo, Oportunistas e inoportunistas, La lucha de clases, Los enemigos del Socialismo o Trabajo suplementario y trabajo a destajo, entre otros muchos, nos dejan ver a un socialista convencido de que el futuro de la Humanidad era el socialismo, para lo cual los obreros debían organizarse y unirse, siendo partidario acérrimo del "proletarios de todos los países, uníos" —considerando que era la máxima favorita de Carlos Marx—, y por eso llamaba a los sindicalistas, comunistas y socialistas a la unidad frente a la burguesía explotadora; y, por supuesto, siempre criticó la posición "anti-política" de los anarco-sindicalistas pues no podía entender que el instrumento de altavoz de la acción parlamentaria de obreros conscientes no fuese beneficiosa para la lucha de clases, y también citaba a Marx para avalar esa presencia en las instituciones con la finalidad de denunciar a gran escala y conseguir pequeñas mejoras en el pueblo trabajador, a la par que incrementaba su conciencia. 

En La explotación obrera se intensifica (06/03/1923) comenzaba:

El patrono no paga el valor del producto del trabajo sino la fuerza del mismo, que compra a los obreros en el mercado, como las materias primas, maquinarias, etc.

Así que existe una diferencia entre el precio del valor del producto y el de fuerza de trabajo. Es evidente, pues, que la jornada de trabajo se divide en dos partes: una para el obrero y otra para el patrono. A la primera le llama Marx trabajo necesario para la subsistencia del obrero, y a la segunda, sobretrabajo para el capitalista, fuente de plusvalía...

Y terminaba citando a Marx: "La hora postrera de la propiedad capitalista ha sonado ya. Los expropiadores van a ser expropiados".

Leyendo este pasaje, y en general toda la obra de Juan Bello, no deja de sorprendernos que fuese un cabrero analfabeto en su infancia y juventud. 

Al acabar el destierro de cuatro años, volvió a Jerez de la Frontera, pero pronto, y en medio de una campaña de desprestigio y calumnias hacia su persona, por orden del gobernador civil fue de nuevo desterrado en la primavera de 1926, esta vez a la ciudad de Albacete, donde la tuberculosis que padecía se le agravó por un clima que en nada le beneficiaba. El Comité Ejecutivo del PSOE intervino ante el gobernador civil de Albacete y el Gobierno central y consiguió que a los dos meses volviera a Jerez donde fue recibido en la estación de tren "por su hermano Antonio y por numerosos compañeros", según la crónica.  Todavía en 1927 fue indultado por otra orden de destierro de cuatro años y seis meses que pendía sobre su cabeza.

Nunca dejó de asesorar jurídicamente a los campesinos pobres y obreros de Jerez que se lo solicitaban ni de escribir en la prensa socialista -en 1928 también se le leía en El Obrero de Elche-, pero la gravedad de su enfermedad lo tenía postrado en la cama casi permanentemente. 

Su primer artículo después de su segundo destierro se publicó en El Socialista el 30 de junio de 1926, y era un artículo curioso que se titulaba Requisitos esenciales para ser un buen socialista e iba al grano desde la primera línea: "1º-Ser correcto en el lenguaje y dar ejemplo de moralidad y de honradez en todos sus actos. Y 2º-Predicar la doctrina socialista en todas partes: lo mismo en el taller, que en la cafetería, que en la barbería, que en la calle.  Quien no actúe así no es digno discípulo de Pablo Iglesias".  Así vivió siempre Juan Bello, quien en otro artículo les decía a sus correligionarios: "¡Más consecuencia, camaradas!".

Bello siguió viviendo en la Plaza de Alfonso XII n.º 21 (actual Arenal) en la Posada de San Dionisio. Sin embargo, cuando su enfermedad se agravó hasta el extremo de que se temía por su vida, Juan se fue a vivir con su hermana Concepción, su cuñado jornalero Manuel Guerrero Martín y sus cuatro sobrinos Guerrero Bello, en la calle Tardixt n.º 22  del Barrio de Santiago. 

Allí, rodeado de su familia, falleció a los 56 años el 14 de julio de 1930. Estaba soltero y de profesión decía ser jornalero. La noticia de su muerte la difundió su antiguo compañero de partido Antonio Roma Rubíes a través de las páginas del medio en el que Juan escribió tantas veces, El Socialista.  La nota apareció en el ejemplar del 17 de julio 1930 con el título de Nuestro más sentido pésame.  Así se extinguió la vida de este luchador jerezano -pues de Jerez se sintió toda su vida- que, a pesar de su pobreza y de las persecuciones a las que fue sometido, siempre creyó firmemente en un futuro más luminoso y justo para la Humanidad, que no era otra cosa que el Socialismo.

NOTA: Para las personas interesadas en conocer más sobre la vida y obra de Juan Bello Ruiz, más información en este enlace.