Jesús Caballero, el historiador que 'reconstruye' el Jerez del XIX a través de sus casas burguesas

El historiador y profesor jerezano publica su segundo libro, 'La ciudad burguesa', donde pone nombres y apellidos a las fincas del centro histórico de la ciudad: "Nuestro patrimonio está en peligro, hay que intervenir"

Jesús Caballero Ragel posa para lavozdelsur.es en el Jardín de Berta, el espacio cultural de La Luna Nueva.
Jesús Caballero Ragel posa para lavozdelsur.es en el Jardín de Berta, el espacio cultural de La Luna Nueva. MANU GARCÍA

El profesor recién jubilado que se crió en Guinea Ecuatorial

Jesús Caballero Ragel (Jerez, 1963) ha presentado recientemente La ciudad burguesa. Arquitectura isabelina en Jerez (1833-1868) (Tierra de Nadie Editores, 2023), un libro que bebe de la investigación por la que se doctoró en Artes y Humanidades por la Universidad de Cádiz bajo la dirección de Juan Ramón Cirici Narváez. 

El historiador, que se ha jubilado hace tan solo unos días como profesor del IES Padre Luis Coloma, está disfrutando ahora de su tiempo libre, con el que prevé retomar los estudios sobre el siglo XIX, en el que ya es uno de los especialistas más destacados. Hace unos años, publicó Apuntes para el Urbanismo en Jerez durante el siglo XIX (Tierra de Nadie Editores, 2020), en el que explica el complejo desarrollo urbanístico en la época dorada del sherry. "Tenemos que hacernos a la idea de que en esa época la ciudad estaba entera levantada y llena de obras", dice durante la entrevista con lavozdelsur.es 

El investigador recuerda el pasado glorioso de la ciudad del que de una u otra forma, la mayor parte de los jerezanos han formado parte. A raíz del destino de su padre, comercial de Domecq, Jesús Caballero estuvo viviendo cuando era un niño en Guinea Ecuatorial, del que tiene pocos recuerdos antes de la independencia del país africano de España, un 12 de octubre de 1968. "Santa Isabel (Malabo) era un puerto comercial muy importante, también para los vinos de Jerez que iban a Asia", recuerda. A través de la investigación en el ámbito de la historia del arte y del urbanismo, el historiador rescata la importancia de la ciudad en el siglo XIX a raíz, precisamente, del comercio vinatero. 

¿Por qué la ciudad burguesa?

Básicamente porque en el siglo XIX Jerez va a destacar por el ascenso tan fuerte que va a tener la burguesía y sobre todo esa burguesía comercial que va a sustituir a la aristocracia como verdadero núcleo de poder. Se trata de una burguesía que se va a fundir con la aristocracia, consiguiendo incluso títulos nobiliarios, siendo una nobleza económica y no de sangre. La burguesía va a ser la clase social que va a dar impulso a Jerez en el siglo XIX y eso se va a manifestar en todos los ámbitos de la ciudad.

¿Hay una simbiosis entre la aristocracia local y los comerciantes vinateros que vienen desde el extranjero?

Hay una simbiosis, entre aristócratas locales, ingleses y otros extranjeros, pero también con la burguesía que viene del norte de España, de Galicia, País Vasco, Asturias y Cantabria, como los montañeses. En cierta manera, lo que se produce es una especie de endogamia.

Jesús Caballero, con su nuevo libro en las manos.
Jesús Caballero, con su nuevo libro en las manos.    MANU GARCÍA
En su trabajo, habla de varios tipos de vivienda en el Jerez de la época. La casa doméstica, la casa almacén…

Bueno, la casa almacén está documentada desde el siglo XVIII, pero existía incluso desde antes. En el siglo XIX se va a establecer un tipo de casa almacén muy claro donde la parte de abajo se dedica a tiendas con apertura a la calle para venta directa a la población y la parte de arriba, que corresponde a la vivienda del propietario. Es característico de una burguesía propietaria y comercial. Luego, hay otras muchas construcciones, con palacios con más dependencias, así como otro tipo de casa doméstica. Se trata de un tipo de construcción academicista, también burguesa, cuyo primer piso es la parte más noble, marcado con pilastras y ménsulas. Son casas con muchos vanos abiertos, y con ciertas líneas de simetría. Es muy característica de Jerez.

"La única forma de combatir las epidemias fue abrir ventanas para que entrara más el sol y el aire; así era la casa burguesa del siglo XIX"

También explica que hay un cambio muy significativo del siglo XVIII al XIX en ese tipo de vivienda, con más ventanas, espacios abiertos y más luz en el interior.

El siglo XIX es un siglo de transformación de fachadas, fundamentalmente. Debido sobre todo a las epidemias que hubo, como la de cólera de 1854, la casa del XVIII que tenía menos vanos y miraba hacia el interior, cambió. Se pasó de una vivienda con poca ventilación y reservada a unas casas con vanos mucho más grandes, para abrir las ventanas y que corriera el aire. Hay normas para ello, en esa época se vivió con muchísimo miedo las epidemias. Como ejemplo, en el mismo año 1854, fallece uno de los arquitectos más importantes, Valentín Domínguez. Era el arquitecto titular de Jerez en aquel momento, venía de Burgos y fallece de cólera-morbo junto a una hija de corta edad. El cólera era una de las mayores preocupaciones, y la única forma de combatirla era abriendo ventanas para que entrara más el sol y el aire. Esa circunstancia propició el modelo de casa burguesa jerezana del XIX.  

En la publicación enumera numerosos arquitectos que trabajaron en Jerez durante época isabelina. También hace lo propio con maestros de obra…

He enumerado hasta una veintena de ambos. Hay que tener en cuenta de los maestros de obra que su formación era gremial, de los antiguos gremios de albañilería, pero que esa circunstancia no desmerece nada su trabajo con respecto a los arquitectos, que se forman en las academias de Bellas Artes y la posterior Escuela de Arquitectura. Todavía no se ha encontrado una diferencia fundamental, por lo menos en época isabelina, entre un maestro de obra y un arquitecto, haciendo obras muy importantes en ambos casos. Es más, hay albañiles que hacen obras mucho más importantes y se les cogía porque eran más baratos. En mi libro detallo que hubo muchos conflictos entre los arquitectos, maestros de obra y albañiles porque los tres se pisaban en los encargos de obra, creando polémica entre ellos.

Ha citado a Valentín Domínguez, al que considera uno de los grandes arquitectos de Jerez, con obras como la casa de la calle San Cristóbal, hoy sede de la UNED y del Ateneo. Pero hay también otros muy relevantes…

Entre los arquitectos, podemos destacar a Balbino Marrón y Ranero, que fue arquitecto titular en Jerez, venía del País Vasco e hizo el Palacio de la Condesa de Casares, que está en la plaza de la Asunción. Es uno de los más importantes y lo hace sobre el espacio de la antigua cárcel. Como es vasco, coloca el símbolo en las ménsulas del palacio: el lauburu, la cruz vasca. Ese palacio se hizo para un abogado, Pérez y Gómez, que se enriqueció con las desamortizaciones. Otro de los arquitectos importantes es José San Martín que hizo el plano de la ciudad más conocido hoy día. También hace unos planos sobre los pozos de agua y aljibes que hubo desde el XVI al XVIII, haciendo numerosas casas y reformas de fachada por todo Jerez.

Luego está José Esteve, valenciano que se estableció aquí a raíz de su hermano que era notario, y que desarrolla su actividad, llegando a ser su hijo arquitecto titular. Fue introductor de la arquitectura del hierro en Jerez sobre todo con el Mercado de Abastos, haciendo obras de importancia como el ecléctico edificio de Unicaja, el Palacio de María Luisa y el Palacio de Justicia, que es hoy el colegio Miguel de Cervantes. Además, también hizo muchas casas burguesas y bodegas, porque todos los arquitectos y maestros de obra participan también en esa arquitectura bodeguera.

Tampoco podemos olvidar a Elías Gallego, que hizo edificios muy significativos y que acabó como arquitecto provincial de Toledo, y que se le denunció por unas obras de corrupción en la pavimentación de la calle Porvera. Luego se demostró que no hubo ninguna irregularidad, y que quizás esa acusación estuvo motivada por las envidias y rivalidades que hubo entre los arquitectos de la época.

'La ciudad burguesa. Arquitectura isabelina en Jerez (1833-1868)', ofrece un estudio sobre el patrimonio histórico-artístico de la ciudad en esta época.
'La ciudad burguesa. Arquitectura isabelina en Jerez (1833-1868)', ofrece un estudio sobre el patrimonio histórico-artístico de la ciudad en esta época.    MANU GARCÍA
Entre los maestros de obra enumera hasta nueve...

En Jerez hay una serie de maestros de obra muy importantes. De ellos destacaría a dos: el jerezano, Francisco de Paula Soto, que va a hacer magníficas casas y edificios; y Agustín García Ruiz, que es una persona muy ecléctica con obras maravillosas, como las casas de Juan Muriel en la calle Porvenir.

El XIX fue un siglo de explosión demográfica y efervescencia económica, social, política y cultural para Jerez...

En realidad, no hubo una explosión demográfica tan grande, va a venir después, porque todavía hay epidemias, y la población tarda un siglo en duplicarse. Pero sí que hay que hacerse a la idea de que en esa época Jerez estaba entera levantada de obras, pavimentándose entera, colocándose el alumbrado de gas, renovando casas, muchos trabajadores que vienen a cuenta de ese movimiento y gente relacionada con el campo y las bodegas.

Jerez es una ciudad próspera, hay que imaginarla con mucho bullicio y actividad que es fruto de la importancia que tiene el vino de Jerez en el siglo XIX como uno de los negocios más interesantes. Hay familias indianas que después de la independencia de los territorios de la América Española vienen a Jerez, como pueden ser los Bertemati o los Pemartín, familias adineradas que no sabían donde establecerse y lo hicieron aquí. Algo parecido sucede con montañeses de Ruiloba, como los Ruiz de Villegas, o los vascos, como Goñi. Luego hay familias que se dedican al vino, pero también a la especulación o promoción urbanística, construyéndose edificios que luego se venden, se revenden o se alquilan.

Comenta en el prólogo su colega Esperanza de los Ríos, que este trabajo que publica y la tesis doctoral, viene a continuar el legado de las investigaciones sobre el patrimonio histórico-artístico de Jerez que para el XV y el XVI hizo Manolo Romero Bejarano, para el XVII la propia Esperanza de los Ríos y para el XVIII Fernando Aroca, entre otros.

Me centré en el XIX por hacer algo más novedoso y contribuir a las aportaciones que se están haciendo, en continuación con las de Fernando Aroca o de José Manuel Aladro Prieto. Lo cierto es que he tenido que limitar mi investigación a época isabelina porque hay mucha documentación en el Archivo Municipal, y con mis dos libros he intentado aportar unos estudios serios sobre el urbanismo, la arquitectura y la historia del arte en esta época.

El historiador publicó hace tres años, en plena pandemia, 'Apuntes sobre el urbanismo en Jerez'.
El historiador publicó hace tres años, en plena pandemia, 'Apuntes sobre el urbanismo en Jerez'.    MANU GARCÍA
En el libro enumera numerosas casas y edificios de la época con diferente estado de conservación en la actualidad. ¿Cómo ve la situación del patrimonio en la ciudad?

En peligro, está completamente en peligro, hay que intervenir. Hay muchísimas casas que se están cayendo, que están abandonadas y que no es algo propio de intramuros, sino que, en los arrabales históricos como San Miguel, Santiago y San Pedro, hay montones de casas del siglo XIX completamente arruinadas. Es uno de los problemas que tiene la ciudad, que quiere desarrollar el turismo pero que no puede sacarlo de las cuatro calles principales porque se encuentran con una ciudad destrozada.

"En Jerez no se ha hecho nada por repoblar. De que la gente viva en el centro depende que podamos conservar nuestro patrimonio"

Siempre se piensa en el turista, pero también en el propio jerezano, que en muchos casos no conoce, ni disfruta, ni vive en el centro histórico de su ciudad…

A partir de los años 60 con el desarrollismo franquista y sobre todo con los años de la especulación urbanística de finales de siglo, se hacen cuatro ciudades más. En Jerez se desarrolla un urbanismo exterior tremendo, con muchas unifamiliares, que ha provocado al abandono total de la población del centro. A la gente se le ofreció vivir de una forma más cómoda, con aparcamientos, y sin tantos gastos como los que tiene una casa antigua; al despoblarse, es cuando se ha provocado el mayor deterioro y no se ha actuado.

Tampoco se ha elaborado un plan para que la gente viva en el centro histórico.

En Jerez no se ha hecho nada por repoblar, y cualquier iniciativa tiene que pasar por ayudas económicas, como rebajar el IBI a los inmuebles del centro histórico, ayudas para la rehabilitación, etcétera. Luego, el Ayuntamiento tiene muchos edificios suyos en el centro histórico que podría rehabilitar y no lo hace. Hay una gran deuda, pero hay formas para fomentar que la gente viva en el centro y haya actividad. De ello depende que podamos conservar también nuestro patrimonio.

Sobre el autor:

Sebastián Chilla.

Sebastián Chilla

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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