Philippe Besson recurre a la novela de no ficción para alumbrar rincones de la vida íntima y profesional del icónico intérprete.
Quizá sea James Dean uno de los actores de los que más se recuerda su efeméride. Cada 30 de septiembre todos los informativos tienen siempre un espacio para evocar su figura, la mitomanía incombustible que la rodea y las circunstancias de su trágico accidente a bordo de su Little Bastard. El merchandising de sus fotos más icónicas se mantiene constante con los años, se han realizado numerosos documentales, publicado biografías, escrito canciones, organizado homenajes e incluso rutas turísticas sobre los lugares emblemáticos que marcaron su efímero paso por este mundo.
El escritor Philippe Besson era muy consciente de todo eso y decidió hacer algo diferente, recurrir a esa novela de no ficción que acuñara Truman Capote con A sangre fría. De este modo, en Vive deprisa (Alianza, 2015), Besson coloca un micrófono a un ramillete de personas escogidas que conocieron en diferentes etapas de su vida al gran ídolo americano, y que comprenden a familiares, maestros de escuela, profesoras de interpretación, amantes, compañeros de reparto, directores e incluso mecánicos. Con esta original disposición narrativa, el autor alumbra variados rincones de la vida íntima y profesional de James Dean sin necesidad de recurrir a la biografía pura y dura, aportando una creación personal basada en testimonios reales o que bien pudieron haberlo sido. Consigue acercarnos de este modo a un Jimmy más pequeño, alejado del mito en que se convertiría con los años, mostrándonoslo desde una perspectiva más humana y auténtica, alejado de los focos y flashes de la fama, con sus cambios bruscos de ánimo, sus manías particulares, su carácter introspectivo, su extrema fragilidad y su infranqueable voluntad de querer ganarle la partida al tiempo.
Este caleidoscopio de miradas sinceras y descarnadas se van alternando para enriquecerse mutuamente en la formación de un puzzle siempre incompleto pero que, teniendo en cuenta toda las páginas e iconografía visual ya derramadas, quizá sea la mejor y única forma de decir algo nuevo sobre el malogrado actor.
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