Quarteto 1111 en una sesión fotográfica durante la grabación de su primer disco.
Quarteto 1111 en una sesión fotográfica durante la grabación de su primer disco.
Con la perspectiva del tiempo, adquirimos un mayor conocimiento del contexto musical que nos precede. Somos capaces de categorizar los movimientos del sincretismo ciudadano, armonizando sus ejemplares bajo el foco de devoción y la intelectualidad. “Rock Urbano”, “Rock Andaluz”, “La Movida” … Las diferentes corrientes parecen dibujar un mapa sonoro tan interesante como artificial. Pues, aunque resulte necesario organizar los diferentes paradigmas musicales que han eclipsado las generaciones de jóvenes y mayores, tampoco es menos cierto descubrir cómo casi ningún miembro sintetiza absolutamente las propiedades del género. Porque de ser Asfalto, la mítica banda madrileña, un grupo urbano… ¿Acaso no lo fue también Triana? El debate de la categoría en la música, como el debate de la homogenización y conceptualización de movimientos culturales, puede ser muy rico y extenso. Probablemente dedicaremos un artículo específicamente a esta área. Sin embargo, sin entrar en la raíz del proceso, se puede observar fácilmente cómo en la deriva intelectual aboga por la internacionalización una vez agotada la fuente oriunda, la de casa. Se escriben inmensos artículos sobre el rock alemán, el kraut, el post-punk británico o americano, y vamos implantando en nuestro discurso los anglicanismos más cool y actuales posibles. Conocemos la actualidad del panorama musical y, aún más importante, sabemos definirla incluso antes de tener la experiencia melódica. Y eso ocurre porque los caracteres definitorios de muchos de los movimientos actuales no repercuten en la música por sí misma. Que el “Trap” el movimiento más importante de este 2017 se defina por la estética, el lenguaje o los beefs (las aterradoras y violentas dedicatorias entre traperos) no deja de llamarnos la atención. Sabemos que a partir del siglo XX los componentes extramusicales han ido ganando fuerza (el merchandising no se inventó en una tarde) pero por lo general han ido acompañados de una justificación musical. Una especie de paralelismo que los propios artistas se esforzaban en mantener.

Somos expansionistas, progresistas o sedientos oyentes musicales de cualquier novedad, aunque sea la primicia más nostálgica posible. Ahora piense en cuántos grupos de Portugal conoce… ¿Cuántos que tocan o han tocado rock? Como en todo proceso cultural, las élites marcan el rumbo, la moda o el estilo. Cuando el imperialismo deja de exportar el new age por fascículos, la globalización y la falsa paz mundial, termina por expedir su último regalo que, como no podría ser de otra manera, es la mala educación y el narcisismo...

Permítanos recomendarle Quarteto 1111 (1967-Actualidad), la mejor banda del progresivo portugués cuya trayectoria ha pasado casi desapercibida a nuestro lado de la frontera. José Cid fue su líder, compositor de la mayoría de sus canciones, teclista y cantante. La banda estaba fuertemente influenciada por la música de los Beatles, pero con una estructura del progresivo que recuerda a los primeros Moody Blues. Con un sonido entre el folck-rock y la música ligera, los trabajos de Quarteto 1111 resultan sumamente apetecibles para los meses de verano, en particular, uno de sus mejores trabajo A Lenda de El-Rei D.Sebastião (1967) un disco lleno de temas épicos y narrativa histórica portuguesa desde la más profundas de las revoluciones culturales, incontrolable para cualquier viejo salazarista.

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Carlos Domínguez Rico

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